El precio de los alimentos se dispara a máximos de la serie histórica: la cesta de la compra que más se encarece lleva aceite, mantequilla, leche, huevos y pollo

Cesta de la compra

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Los alimentos se han convertido en el nuevo combustible que hace arder la inflación y agujerea el bolsillo de los hogares.

En agosto, los alimentos se encarecieron un 13,8% respecto al mismo mes de 2021, según los datos publicados por el INE. Se trata del mayor aumento de precio desde que el organismo comenzó la serie, en enero de 1994.

Nunca había subido tanto el precio de los alimentos, al menos desde que se tienen registros. El INE destaca el aumento del precio "de la leche, quesos y huevos, mayor en agosto que en 2021", y también de la carne, el pan y los cereales.

Si en 2021 fue el precio de la electricidad lo que prendió fuego a la economía, y a principios de 2022 el gas le tomó el relevo, ahora le llega el turno a los alimentos. De los 10 productos que más se encarecen en agosto, 6 son alimentos básicos.

Aceite de girasol, harina, mantequilla, pasta, salsas, leche, huevos... Son sólo algunos ejemplos de los alimentos que se han colado entre las mayores subidas, y que hoy disparan la inflación a niveles no vistos desde los años 80, cuando la crisis del petróleo sacudió la economía mundial.

El aceite de girasol, por ejemplo, sube un 72% en agosto, frente al mismo mes del año pasado. El encarecimiento del aceite supera el de la electricidad, que fue del 60,6% interanual. Le sigue la harina, cuyo precio subió un 39% y la mantequilla (31,8%).

Son precisamente estos aumentos los que explican buena parte de la escalada de la inflación. En agosto, los precios subieron un 10,5%, una décima más de lo que se esperaba. El avance del IPC apuntaba a una subida del 10,4%, pero finalmente ha sido mayor.

En julio, los precios llegaron a subir un 10,8%, 3 décimas más que ahora, alcanzando el dato más alto desde septiembre de 1984.

La diferencia de precios entre julio y agosto tiene que ver con el precio de la gasolina, que empieza a destensarse. La inflación, por tanto, podría empezar a tocar techo, aliviada por el abaratamiento de algunas materias primas.

En el caso de los alimentos, en cambio, no está claro que vayan a abaratarse en el corto plazo. Por un lado, la guerra en Ucrania, considerado el granero de Europa, ha provocado tensiones de precio en los mercados de cereales, debido a la escasez, y hasta en el precio de la carne, ya que los ganaderos necesitan cereales para el pienso de sus animales.

Por otro, la sequía histórica que arrasa Europa (la peor en los últimos 500 años), está destruyendo las cosechas de muchos agricultores. En consecuencia, la escasez de determinadas frutas y verduras ha disparado el precio de los productos frescos, pero también de los congelados: las legumbres y hortalizas congeladas se han encarecido más de un 18% en agosto

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Son precisamente los ingredientes que componen la cesta de la compra más básica, los que ahora más han visto subir sus precios. Esta es la razón que ha llevado al Gobierno, con la vicepresidenta segunda y ministra de Economía Social, Yolanda Díaz, a la cabeza; a pedir a las grandes distribuidoras que impulsen una cesta de la compra a prueba de inflación.

Díaz se reunió esta semana, acompañada por el ministro de Consumo, Alberto Garzón, con las grandes distribuidoras de la alimentación y asociaciones de consumidores, con el objetivo de impulsar un acuerdo que limite el precio de una veintena de alimentos de la cesta de la compra.

Díaz aclaró que esta cesta de la compra para sobrevivir a la inflación "tiene que contener productos frescos: con fruta, hortalizas, huevos, lácteos, carne y pescado". También impulsarían otra cesta para celiacos. La lista de productos básicos con precios congelados se mantendría allá de las navidades.

El problema es que, por lo pronto, las grandes empresas de distribución rechazan la propuesta de Díaz y Garzón. El mismo día de la reunión, las asociaciones de las grandes distribuidoras, ANGED, ACES y ASEDAS, enviaron un comunicado conjunto anunciando que "la distribución alimentaria no puede aceptar el acuerdo de una cesta de la compra a precios fijos y piden ayuda al Gobierno para controlar el IPC alimentario".

Estas empresas consideran "inviable y contraproducente" el acuerdo porque, explican: "parte de un diagnóstico erróneo de la formación de precios en la cadena, porque sería ineficaz y porque la experiencia en otros países ha resultado fallida". 

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