Ni Mozart, ni Coltrane: el ruido aleatorio podría ser la mejor técnica para estimular el cerebro a la hora de aprender

Sonido

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En tu época de estudiante, o si opositas o te sigues formando, seguramente hayas tirado demúsica para estudiar. Determinadas canciones, ritmos o estilos musicales tienen el potencial de impulsar el aprendizaje, relajar la mente, inducir a un estado de máxima concentración o estimular la memoria.

Por ejemplo, la música barroca, compositores como Mozart, bandas sonoras de películas y sonido ambiental new age o chill out son alternativas idóneas para mejorar tus papeletas a la hora de hincar los codos. Mientras, el rock, el heavy metal y el punk rock pueden distraerte de tu tarea, ya que son ritmos demasiado fuertes. 

Nuevo dato: el ruido aleatorio puede aumentar la plasticidad del cerebro

Tu elección de música que escuchas para estudiar podría cambiar para siempre con la publicación de una nueva investigación en Neuroscience & Biobehavioral Reviews. Tras revisar anteriores estudios, demuestra que el ruido aleatorio generado artificialmente tiene el potencial de ayudar al cerebro a aprender mejor.

¿Por qué? Porque contribuye a que ganes plasticidad cerebral, la facilidad que tiene el cerebro de adaptarse al entorno. Este tipo de ruido permitiría a tu órgano jefe formar nuevos caminos y conexiones neuronales, permitiéndole adquirir nueva información. 

El método nuevo tiene nombre: es una técnica llamada estimulación de ruido aleatorio transcraneal, o tRNS, no de una lista de reproducción relajante cuidadosamente seleccionada. Consiste en poner electrodos en el cuero cabelludo de una persona y pasar corrientes eléctricas débiles a través de partes específicas del cerebro.

"Puede acelerar el aprendizaje y ayudar a las personas con afecciones neurológicas", explica el neurólogo Onno van der Groen, de la Universidad Edith Cowan en Australia. Podría ser usado en personas con dificultades de aprendizaje. También se probó en personas con deficiencias visuales, o en pacientes tras un accidente cerebrovascular o una lesión cerebral traumática. 

El artículo sintetiza los estudios previos sobre tRNS. Informes anteriores destacan que puede desencadenar dos tipos de efecto: uno agudo y más marcado en el que se mejora el aprendizaje mientras se aplica tRNS, y otro, un efecto de modulación a más largo plazo en el que se puede mejorar el rendimiento cognitivo en el futuro, incluso tiempo después de abandonar la técnica.

La investigación señala que la estimulación de ruido aleatorio transcraneal tiene capacidad para estimular la percepción visual, contribuir a adquirir nuevos datos y conocimientos de forma eficiente y mejorar la capacidad de concentración, algo muy útil en áreas del cerebro dañadas o en proceso de recuperación.

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Sin embargo, la revisión también señala que tRNS no es una herramienta que funcione en todas las situaciones; no puede nivelar el cerebro indefinidamente, y en algunos grupos de edad y contextos no muestra ninguna clase de resultado. En personas con un desempeño superior, por ejemplo en matemáticas, no puede mejorar más esta habilidad superdesarrollada. 

Aunque el mecanismo exacto detrás del fenómeno sigue sin conocerse, se cree que el ruido aleatorio podría ayudar a sincronizar las neuronas, incidiendo sobre los niveles de un neurotransmisor llamado ácido gamma-aminobutírico (GABA).

En el futuro, este concepto podría derivar en la producción de sencillos kits para llevar a cabo la técnica de estimulación de ruido aleatorio transcraneal de forma remota. Quién sabe, quizás en el futuro sea la banda sonora de tu rutina laboral. 

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