No es casualidad que una persona siempre enferme después de las vacaciones con algún catarro, virus estomacal o respiratorio. Las medidas contra el COVID-19 se han eliminado prácticamente y esto tiene un impacto en la exposición a enfermedades que atacan el sistema inmune.

Los expertos han dado con la solución: los viajeros entran en contacto con organismos de entornos a los que no está acostumbrado el sistema inmunitario, afirma la enfermera Christine Kingsley para Outside.

La actividad gripal y los contagios víricos han subido exponencialmente desde 2022, momento en el que se abren las restricciones. Los virus estomacales también están haciendo estragos en los viajeros. 

Según el Centers for Disease Control and Prevention, ha habido 225 brotes de norovirus en Estados Unidos entre el 1 de agosto de 2022 y el 8 de enero de 2023, un aumento del 30 por ciento respecto al mismo período del año anterior.

Viajar aumenta la probabilidad de enfermar, pero sanitarios como Kingsley han estudiado que es un truco infravalorado para reforzar la inmunidad. "Los virus desconocidos entrenan al organismo para resistir mejor a gérmenes que causen enfermedades", afirma para Outside.

Prevenir los contagios durante los viajes

Boeing ha realizado un estudio en esta materia y ha llegado a la conclusión de que los asientos de la ventana son los más seguros en los aviones. Estos lugares reducen la interacción con las zonas de aire más sobrecargadas: los asientos centrales y los pasillos.

Outside ha dado las pautas para no enfermar en el próximo viaje: lavarse las manos asiduamente, vacunarse contra la gripe y los virus más agresivos del país de destino y llevar mascarilla en las zonas más masificadas.

Un último truco para viajar que pasa desapercibido es limpiar las superficies con una toallita de alcohol. Los virus A y B son los más frecuentes durante un viaje y sobreviven entre 24 y 48 horas en las superficies.