¿Qué es la subasta pública de bonos?

Subasta pública de bonos

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  • La subasta pública de bonos se trata de un instrumento de renta fija pública a corto plazo.
  • La compra de deuda pública permite a los pequeños inversores obtener una rentabilidad de sus ahorros.
  • Los bonos del estado tienen una vida algo más larga que las letras del tesoro —habitualmente entre 2 y 5 años—, se emiten mediante un abono anual de intereses y su valor nominal es de 1.000 euros.

Si estás pensando en invertir, una de las opciones a tu alcance es invertir en subasta de bonos del estado, también llamada subasta de bonos del tesoro o subasta de deuda pública. 

Es uno de los valores de renta fija en los que inversores tanto físicos como jurídicos pueden depositar sus ahorros. Son títulos que generan una rentabilidad conocida y de antemano y que implican un bajo riesgo. La Administración pública utiliza un sistema de subasta para llevar a cabo el proceso de venta de deuda pública (en forma de bonos gubernamentales) a los inversores. 

La renta fija comprende emisiones de deuda como bonos, obligaciones y letras del tesoro y es la opción preferida de los inversores que tienen un perfil más conservador y menos riesgoso

¿Cómo funcionan las subastas de deuda pública?

Las subastas de letras del tesoro se realizan de forma mensual, mientras que las subastas de bonos y obligaciones se realiza con carácter quincenal. Los matices entre estos tres títulos son, básicamente, el plazo de amortización y la forma en la que se genera su rendimiento.

En el caso de los bonos, estos títulos no son tan a corto plazo como las letras del tesoro, sino que su vida se sitúa entre los 2 y los 5 años. Se emiten mediante el procedimiento de cupón periódico anual (abono anual de intereses) y su valor nominal es de 1.000 euros.

La subasta es el mecanismo elegido para seleccionar y ordenar a los potenciales inversores. Tal y como explica en su web el propio Tesoro Español, estas subastas son del tipo “convencional corregida”, combinando elementos de la subasta holandesa —de precio único— con elementos de la subasta convencional —de precios múltiples—.

 

A propuesta de una Comisión formada por dos representantes del Banco de España y dos representantes de la Dirección General del Tesoro y Política Financiera, el Director General del Tesoro y Política Financiera determina el volumen nominal que se va a emitir y el precio mínimo aceptado, a partir del cual se calcula el precio marginal.

Expliquemos un poco mejor en qué consiste una de estas subastas: los inversores interesados solicitan los títulos que emite el estado, pudiendo participar de dos maneras:

  • Oferta competitiva: el inversor especifica la cantidad de instrumento financiero e indica el interés mínimo al que quiere comprar —por ejemplo, al 2,30%—, o lo que es lo mismo, el precio que está dispuesto a pagar.
  • Oferta no competitiva: el inversor se adapta al interés medio de la subasta, por lo que no señala ningún precio de compra. Son ofertas pasivas que aceptarán el precio medio ponderado.

El Estado ordena a los inversores, ordenando primero las ofertas no competitivas —descontadas del total— y distribuyendo el monto restante entre las peticiones competitivas —que se ordenan de mayor a menor precio ofertado, ya que el Estado busca el coste más conveniente— hasta completar el total. 

Es importante entender lo que es el tipo medio ponderado y el tipo medio marginal. El tipo medio marginal es el tipo de interés más alto propuesto por los inversores, mientras que el tipo medio ponderado es la media ponderada de los tipos de interés marcados por los inversores competitivos.

A los inversores no competitivos se les asigna el precio medio ponderado, así como a los inversores competitivos cuya oferta sea inferior a este valor. A los que han pedido un tipo superior se les asigna el que han pedido, incluyendo al que solicitó el tipo marginal —el más elevado, y, por tanto, el más rentable—. 

Para medir el éxito y hacerse una idea del interés generado por la subasta, existe el ratio de cobertura. Este se calcula dividiendo el total de solicitudes por el total de títulos emitidos. Cuanto más elevado es, significa que existe más interés por los títulos que el Estado está emitiendo, bonos en este caso.

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