Ucrania ha destruido casi el 10% de los tanques rusos, lo que hace que los expertos se pregunten: ¿es el principio del fin de los tanques?

Sam Fellman,Mattathias Schwartz
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Los tanques han sido un pilar crucial de la doctrina de la guerra terrestre desde la Primera Guerra Mundial.
Los tanques han sido un pilar crucial de la doctrina de la guerra terrestre desde la Primera Guerra Mundial.

iStock; Rebecca Zisser/Insider

Análisis Faldón

El punto de mira de la pantalla se desplaza hacia la derecha, fijándose en el armatoste verde oliva que se encuentra escondido al fondo. La pantalla se nubla por un momento con un whoosh, y luego se reajusta cuando el misil se aleja. Pasan seis segundos.

Boom.

Otro carro de combate ruso T-72 queda fuera de combate, y muchos de sus tripulantes probablemente estén muertos.

No son misiles de última generación, como los Javelin —un sistema antitanque portátil que se coloca sobre el hombro— sino que se trata de un Stugna-P, una ojiva antitanque menos sofisticada fabricada por Ucrania. Un pequeño grupo de soldados puede colocar el misil en un trípode y esperar a que los tanques se pongan a tiro. Utilizando un panel de control remoto que parece una caja de cámara dura, un operador puede marcar el objetivo con un láser hasta que el misil ataque o permitir que su propia guía láser se autodirija hacia el objetivo.

Está resultando bastante eficaz: en tres semanas de combates Rusia ha perdido al menos 270 tanques, según Oryx, una plataforma de código abierto que rastrea el uso y pérdida de armas militares. Eso vendría a suponer casi el 10% de su fuerza activa estimada.

La defensa ucraniana está resultando tan eficaz, de hecho, que muchos analistas atribuyen el fracaso de la ofensiva rusa no sólo a sus comandantes, o a sus tanques, sino a la propia idea del tanque como arma de primera línea con la que ganar terreno.

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, examina el interior de un carro de combate T-90AM, en 2011.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, examina el interior de un carro de combate T-90AM, en 2011.

Alexey Druzhinin/AFP

Las nuevas pruebas de la debilidad táctica de los tanques son "sorprendentes", en palabras de un experto, y han abierto un debate sobre si los carros de combate podrían acompañar pronto a la caballería montada o a los antiguos carros de caballería en el cementerio de la historia militar.

Los drones baratos que vuelan a baja altura atacan a los tanques desde el aire. Los soldados están utilizando el paisaje carbonizado de las afueras de las ciudades para plantear emboscadas a los tanques con una nueva generación de armas de fuego y eliminación que hace que destruir tanques sea inquietantemente sencillo, incluso en manos de un soldado que no es profesional.

"Una infantería decidida a luchar está ahora superempoderada al disponer de elementos como un gran número de cohetes antitanques desechables del tipo 'apuntar y disparar'", explica a Business Insider Edward Luttwak, un estratega militar que asesora a gobiernos de todo el mundo.

Los tanques han dominado la guerra terrestre durante más de 80 años. Su trabajo consiste en perforar las posiciones del enemigo para que la infantería pueda entrar y asegurar el terreno recién ganado. Los tanques han sido durante mucho tiempo vulnerables a las armas que portan los enemigos, como los bazucas y los fusiles sin retroceso, así como a explosivos improvisados, como las "bombas adhesivas" antitanques que se pueden ver en la película Salvar al soldado Ryan

Pero viendo la ineficacia de los ataques de los tanques rusos en Ucrania, resulta evidente cómo la tecnología -en particular los avances en explosivos de alta potencia y misiles guiados- está inclinando aún más la balanza a favor de los sistemas de defensa antitanques, hasta el punto de que los tanques podrían quedar obsoletos.

Un analista de defensa compara en conversación con Business Insider el papel que están jugando los tanques en Ucrania con el de los piqueros suizos, combatientes de la época del Renacimiento armados con picas y alabardas que antaño constituían la primera línea de cualquier ejército. 

Ese papel, desempeñado entonces por los soldados de a pie y ahora por los tanques, probablemente se desplazará a los drones, los vehículos robotizados y los sistemas de ataque de largo alcance.

"Los tanques pasarán, con el tiempo, a desempeñar un papel más bien de retaguardia", resume Paul Scharre, antiguo Ranger del ejército estadounidense y director de estudios del Center for a New American Security.

"Apuntar y disparar"

Las armas que se disparan sobre los hombros están cambiando la guerra.

Un militar ucraniano dispara un arma antitanque NLAW durante un ejercicio de la Operación de Fuerzas Conjuntas, en la región de Donetsk, este de Ucrania, el 15 de febrero de 2022.
Un militar ucraniano dispara un arma antitanque NLAW durante un ejercicio de la Operación de Fuerzas Conjuntas, en la región de Donetsk, este de Ucrania, el 15 de febrero de 2022.

AP Photo/Vadim Ghirda

Con muy poco entrenamiento, las tropas e incluso los voluntarios que se han unido al frente pueden frenar a los tanques. El Javelin es un misil del tipo "disparar y olvidar" —que no requiere ser guiado después de su lanzamiento— que permite moverse o ponerse a cubierto inmediatamente después de disparar. Dispone además de un modo para atacar un tanque en la zona donde su blindaje es más débil: en la parte superior. Ucrania ha estado entrenando a sus soldados de la reserva, algunos de los cuales se han incorporado recientemente, con estas armas desde que estalló la guerra. 

El NLAW (Next generation Light Anti-tank Weapon o Arma Antitanque Ligera de Nueva generación), de diseño británico y sueco, es también relativamente sencillo de utilizar. Pesa lo mismo que una caja de cerveza. En este caso, también con el arma encima del hombro, el soldado rastrea un objetivo en un radio de un kilómetro de distancia durante unos segundos y luego dispara. El sistema de guiado del misil igualmente es del tipo "disparar y olvidar". 

"Las armas que marcan la diferencia son estos NLAW", dice Luttwak. "Apuntas y disparas. Un camión puede lanzar 500 de ellos en la esquina de una calle de Kiev".

Y las NLAW están diseñadas exactamente para el tipo de guerra en la que se encuentra Ucrania.

"El NLAW puede atacar desde casi cualquier posición, desde lo alto de un edificio hasta detrás de un árbol o en una zanja", anuncia el fabricante de armas SAAB en su página web. "Puede dispararse con una inclinación de 45 grados y desde el interior de un edificio, desde un sótano o desde el segundo piso de un edificio fuera del alcance de la mayoría de los tanques".

Como indica el catálogo del fabricante de armas, los tanques son más vulnerables cuando están en las ciudades o se acercan a ellas. Los combatientes pueden tenderles una emboscada en una esquina, o disparar desde una ventana y escabullirse. Son peligros conocidos para los tanques, pero mucho más allá de lo que tuvieron que afrontar en la Segunda Guerra Mundial o en Vietnam en su momento.

Hace un siglo, los británicos concibieron los tanques como acorazados terrestres, armaduras capaces de atravesar la mayor parte del terreno y sorprender al enemigo con una combinación inigualable de velocidad y potencia de fuego. Se desplegaron por primera vez durante la Primera Guerra Mundial para romper el estancamiento de la guerra de trincheras.

"Los tanques se utilizaron por primera vez en acción en el campo de batalla del Somme el 15 de septiembre de 1916 durante la Primera Guerra Mundial.
"Los tanques se utilizaron por primera vez en acción en el campo de batalla del Somme el 15 de septiembre de 1916 durante la Primera Guerra Mundial.

Universal History Archive/Universal Images Group via Getty Images

Al igual que los acorazados, son devoradores de combustible que tienen una gran potencia. Un carro de combate moderno, como el M1A2 estadounidense, pesa más de 73 toneladas y dispara una bala de 120 mm. Pero incluso ese tanque, con su blindaje más pesado que el plomo y sus misiles, corre peligro cerca de una ciudad.

Y el mundo es cada vez más urbano. En 2045, 6.000 millones de personas vivirán en ciudades de todo el mundo, según el Banco Mundial, lo que hará crecer los centros urbanos y las extensiones suburbanas por las que los ejércitos deben luchar.

Ucrania está aprovechando los contornos de su extrarradio para anular las ventajas de Rusia. El avance ruso sobre Kiev se ha estancado en los suburbios de la ciudad, donde combatientes decididos se han enfrentado a las columnas de vehículos blindados. Los combates han sido de manzana en manzana durante semanas.

En Irpin, al noroeste de Kiev, la artillería ucraniana martilleó las columnas de vehículos blindados que se pusieron a tiro, y pequeños equipos de tropas y voluntarios tendieron emboscadas con armas antitanque. En Brovary, al este de Kiev, un teniente ha declarado al New York Timesque sus equipos colocan armas antitanques a lo largo de las principales autopistas y vías de comunicación y esperan a que se acerquen al alcance sus misiles Stugna-P, que tienen un radio de 5 kilómetros.

Y luego están los drones. Su tamaño oscila entre el de un avión de combate y el de la palma de un guante de un soldado, y se está llevando a cabo una carrera tecnológica para anularlos. Pero con tantas marcas y modelos, no hay una forma única de atascarlos, confundirlos o destruirlos.

Un 'collage' de cuatro capturas de pantalla de lo que las fuerzas ucranianas dicen que es el visor de los drones Bayraktar TB2 que apuntan a activos controlados por Rusia.
Un 'collage' de cuatro capturas de pantalla de lo que las fuerzas ucranianas dicen que es el visor de los drones Bayraktar TB2 que apuntan a activos controlados por Rusia.

Commander-in-chief of Ukraine Armed Forces/Facebook/Insider

Los combates en Ucrania han demostrado que los drones ofrecen grandes ventajas. Pueden acercarse a los vehículos blindados y atacarlos con misiles guiados, como ha demostrado una y otra vez el TB2 turco, o detectar sus posiciones para enviar fuego de artillería. El TB2 es como el MQ-9 Reaper de los pobres, un dron del tamaño de un avión Cessna que puede volar durante más de un día, disparar hasta cuatro misiles o bombas y luego regresar a la base para ser recargado.

"Estamos viendo que los militares ucranianos emplean drones, el TB2 y otros más pequeños, con un efecto significativo contra los vehículos blindados rusos", dice Scharre, del CNAS. "Los drones pueden ser muy eficaces en espacios aéreos disputados, en parte porque pueden volar más bajo y en parte porque no se arriesga la vida de un piloto".

Los drones más pequeños también desempeñarán un papel importante en el futuro del conflicto. La Administración Biden ha decidido enviar 100 drones Switchblade a Ucrania, un vehículo aéreo de un solo uso del tamaño de una mochila que puede derribar vehículos blindados volando como un kamikaze hacia ellos y detonándolos.

No hay manera de dirigir una guerra

Los comandantes rusos han tomado malas decisiones que han desperdiciado el potencial de sus fuerzas armadas. Y eso incluye los tanques.

Los soldados, inseguros de su capacidad para desplazarse por el barro, los han conducido por las carreteras principales. Los tanques rusos han dejado además atrás a la infantería que puede protegerlos. 

Con una autonomía de unos 950 kilómetros, el T-72 pesa 40 toneladas. En Ucrania, muchos se han alejado demasiado de los camiones que necesitan para repostar; otros han sido saboteados por sus propias tripulaciones. En su mayoría se han ceñido a las calles, optando en gran medida por no salirse de la carretera, dispersarse u ocultar sus posiciones. En algunos casos, se han agrupado poniéndose al alcance de la artillería y han pagado un alto precio por ello.

Muchos analistas occidentales afirman que ven pocos indicios de que Rusia sea capaz de utilizar armamento combinado, es decir, que la aviación y la artillería trabajen conjuntamente para apoyar los movimientos de los carros de combate.

Así que los defensores de los tanques pueden atribuir, con razón, muchos de los tanques rusos arruinados a unas tácticas terribles, lo que significa que es poco probable que el propio enfoque estadounidense centrado en los tanques para la guerra terrestre cambie pronto.

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Los tanques han sido durante mucho tiempo un elemento central de la doctrina del ejército estadounidense contra rivales poderosos, y desempeñan un papel fundamental en la tradición del ejército.

Fueron los tanques del Tercer Ejército de Patton los que ayudaron a rescatar a la rodeada 101ª Aerotransportada en la Batalla de las Ardenas de la ofensiva alemana. Y durante la Guerra del Golfo, en 1991, los tanques estadounidenses derrotaron a los iraquíes. En un encuentro, un grupo de nueve tanques estadounidenses se enfrentó a una fuerza de tanques iraquíes mucho mayor y los aplastó en la Batalla de 73 Easting en un clásico choque de tanques.

"La potencia de fuego móvil protegida seguirá siendo importante para luchar y ganar batallas", explica el teniente general retirado H.R. McMaster, el comandante de la tropa de tanques Eagle en 73 Easting, que pasó a servir como asesor de seguridad nacional bajo el manato de Donald Trump, en una entrevista por correo electrónico con Business Insider

"Ningún arma es decisiva en el combate cuerpo a cuerpo", continuó McMaster. "Para derrotar a un enemigo que se defiende en un terreno restrictivo o urbano, los comandantes deben integrar la infantería con la potencia de fuego protegida de forma móvil y el fuego de la artillería o la aviación".

"Desde mi distante punto de vista, el ejército ruso parece ser incompetente en las operaciones de armas combinadas".

La parte superior de un tanque ruso destruido yace junto a una carretera en las afueras de Járkov, Ucrania.
La parte superior de un tanque ruso destruido yace junto a una carretera en las afueras de Járkov, Ucrania.

Sergey Bobok/AFP via Getty Images

Sin embargo, las municiones guiadas disparadas desde tierra y aire suponen un enorme desafío. Incluso los defensores de los carros de combate reconocen que, al igual que los buques de guerra, los carros de combate deberían ser más difíciles de eliminar gracias al blindaje y los sistemas defensivos para confundir o interceptar los misiles. 

Un camino, sugerido por el historiador Jeremy Black en su libro de 2020, Tank Warfare, es convertir un carro de combate en una nave nodriza que pueda lanzar y controlar drones aéreos o vehículos terrestres no tripulados.

Incluso armados con drones, es probable que los carros de combate queden relegados a un papel menor a medida que el armamento sea más potente y preciso.

Al ser preguntado sobre cómo sería un enfrentamiento armado entre la OTAN y las fuerzas rusas, Scharre dice que "la forma ideal de responder no sería necesariamente enviar tanques al frente", sino más bien atacar a los vehículos blindados rusos que avanzan con artillería y misiles de largo alcance. 

"Seguro que los vehículos blindados vendrían, pero probablemente formen parte de la segunda oleada después de que convirtamos esas columnas blindadas en escombros".

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