Tras un verano de mucho calor, llega ya el alivio del entretiempo, pero con los nuevos inconvenientes: los cambios de temperatura y diferencias grandes entre día y noche, vuelta a la oficina, los niños al colegio... El cóctel perfecto para pillar el primer resfriado de la temporada. 

¿Cómo evitarlo? Ten en cuenta que vas a bajar la guardia y al haber pasado mucho calor te vas a confiar para aprovechar el fresquito saliendo en manga corta como si estuvieras a 35 grados, cuando el termómetro marca 20. 

No confundir con gripe

El resfriado común no tiene un único culpable, sino 200 posibles virus que lo provocan, con parecidos síntomas: dolor de garganta, congestión nasal, rinorrea (goteo nasal), estornudos, voz ronca, tos e irritación ocular. 

Lo habitual es que te contagies por estornudos o tos de otra persona, o contacto con superficies contaminadas. Cuida, por tanto, estos factores, porque si lo pillas puede durar de tres a diez días. 

La diferencia con la gripe

Por el contrario, aunque pueden compartir ciertos síntomas, la gripe provoca fiebre, escalofríos, rinorrea, tos, dolor de garganta, dolores musculares, dolor de cabeza y fatiga. 

En cuanto al contagio, es este caso se produce por la llamada excreción viral, una especie de sistema del propio virus para propagarse y afectar a otros sujetos. 

La principal causa de un resfriado

La primera es la más común en esta época del año tras el verano: los cambios bruscos de temperatura y unas defensas bajas. 

Para evitarlo, no te confías. A la mínima mejor ponte una chaqueta o jersey, a pesar de que el cuerpo te pida disfrutar de una agradable temperatura, compensando el calor pasado estos últimos meses.

El otro factor: social y psicológico

Has estado más tiempo al lado de los tuyos y con las vacaciones, sin interactuar con tanta gente, ya sea en el metro, el tren, la oficina... El riesgo de contagio ha bajado.

Pero ahora la cosa cambia: vuelves a la rutina, tus hijos al colegio y las defensas van a sufrir un aluvión de ataques, además de que esa vuelta a la rutina genera el estrés suficiente para que influya en un posible resfriado, o lo refuerce.  

Una costumbre de la pandemia

Es cierto que acabaste harto de la mascarilla, pero que no sea obligatoria no significa que no sea útil ya. El ejemplo claro lo tenemos en los orientales, que al margen de la pandemia ya usaban durante todo el año la mascarilla en sitios cerrados con aglomeraciones como el transporte público.

Son muchos los que se habían jurado continuar con esta costumbre, al menos en estos casos, pero a la hora de la verdad ya apenas se ve gente con la mascarilla en las situaciones en que puedes pillar fácilmente un resfriado. 

Lo que tienes que hacer para evitar el resfriado

Lo primero es evitar acercarte a las personas con síntomas, por la facilidad de transmisión, si es que puedes. 

Lo que sí depende de ti es desinfectar superficies y objetos que se tocan con frecuencia, como grifos, juguetes, teclados, interruptores... y por supuesto no compartir cubiertos o servilletas al comer. La higiene personal también es fundamental, además de evitar lugares poco ventilados. 

Medidas de alimentación y estilo de vida

La prevención también pasa por lo que ingerimos: dieta saludable, con mucha fruta y verdura y evitando procesados; beber mucha agua y evitar el alcohol y el tabaco. 

En cuanto a rutinas de estilo de vida, toma sol, que te aporta vitamina D y duerme lo suficiente y bien, 7-8 horas mínimo. Tus posibilidades de pillar un resfriado disminuirán muchos si haces todo esto.