Ya puedes pagar con un chip implantado bajo la piel, una cuestión que aviva el debate ético y científico sobre este tipo de tecnología

chip bajo la piel para realizar pagos

Walletmor

Llegará un momento en la historia de la humanidad en que esta se convertirá en una subespecie. Así lo creía Kevin Warwick, un científico británico que se convirtió en 2004 en el primer ciborg del mundo.

Aunque aquella no fue la primera vez, sino que hay que remontarse a 1998, fecha en la que este polémico profesor transhumanista decidió implantarse un chip en el antebrazo izquierdo. El mismo podía localizarlo en todo momento, además de identificarlo.

Todo ello, por supuesto, en un mundo que avanza hacia la hiperconexión, pero que ahora plantearía numerosas cuestiones morales que van desde la filosofía hasta la tecnología.

Durante los últimos años, estos mismos chips han avanzado a pasos agigantados e, incluso, ya existen empresas dedicadas a instalarlos en seres humanos, como Walletmor, una compañía de Polonia y Reino Unido.

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"El implante se puede usar para pagar una bebida en la playa de Río, un café en Nueva York, un corte de cabello en París o en un comercio local", asgura a BBC Wojtek Paprota, fundador y director ejecutivo de Walletmor. "Se puede usar en cualquier lugar donde se acepten pagos sin contacto".

Además, Paprota asegura que no se puede localizar a la persona que tiene el chip en cuestión, a diferencia de aquel que decidió implantarse Warwick. Más aún, su servicio tiene un coste de 200 euros y aquí lo puedes conseguir.

A pesar de que en España no es frecuente encontrarse con estos transhumanos, en otros países nórdicos parece que está calando la tendencia, con sus evidentes implicaciones éticas.

En otros países es más común ver implantes de chips

Lo cierto es que Walletmor no ha sido la primera empresa en implantar chips –ni será la última–. Entre 2016 y 2019, alrededor de 3.000 personas se habían implantado en Suecia chips bajo la piel, del tamaño de un grano de arroz.

Con ellos, las tarjetas de crédito, débito, los carnets de identidad o los billetes del transporte público son reemplazados por tecnología subcutánea. Tus bolsillos lo agradecerán, aunque los expertos también avisan sobre los riesgos.

Es el caso de Nada Kakabadse, profesora de política, gobernanza y ética de la Universidad de Reading (Reino Unido), quien ha ofrecido a la BBC una perspectiva alarmista sobre la nueva tendencia.

"Hay un lado oscuro de la tecnología que tiene potencial para el abuso", alerta. "Para aquellos que no aman la libertad individual, abre nuevas y seductoras perspectivas para el control, la manipulación y la opresión. ¿Y quién posee los datos? ¿Quién tiene acceso a los datos? Y, ¿es ético ponerle un chip a la gente como hacemos con las mascotas?".

Recientemente, Epicente, una startup con sede en Suecia casualmente, ha desarrollado un implante que se puede usar para almacenar el pasaporte COVID bajo la piel, pudiendo colocarse entre el pulgar y el índice.

En resumen, parece que la tecnología está avanzando más rápido que las discusiones éticas sobre la misma, con proyectos ya comercializados y que ya puedes conseguir de forma realmente sencilla.

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