¿Probarías comida fétida? Estos son los 11 alimentos más pestilentes y asquerosos del mundo

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El durián es considerado por muchos el alimento más apestoso del mundo.
El durián es considerado por muchos el alimento más apestoso del mundo.

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  • Desde una fruta de aspecto alienígena a quesos franceses de hedor sobrenatural o el tiburón podrido que se come en Islandia acompañado de aguardiente: hay comidas apestosas que seguramente tu olfato no podría soportar.
  • Estos son los alimentos más fétidos, pestilentes y olorosos del mundo: ¡Ponte unas pinzas en la nariz antes de leer!

Aunque la sabiduría popular siempre ha dicho que el ser humano tiene capacidad para detectar unos 10.000 olores diferentes, un estudio de la Universidad de Rutgers en Estados Unidos publicado hace pocos años eleva considerablemente la cifra: podemos discriminar en torno a un billón, según recoge la BBC.

Entre los aromas que capta nuestra glándula pituitaria, algunos resultan agradables para casi todo el mundo: el mar, el petricor —el olor de la lluvia cuando cae en suelo seco—, el café, la vainilla, el melocotón o numerosas plantas y flores. Hay olores que algunos detestan y otros aman, como el de la gasolina, y algunos desagradables por norma, como el sudor. 

Independientemente de la cultura, los científicos creen que los olores más aceptados por el ser humano son aquellos que aumentaron las posibilidades de supervivencia durante la evolución. La percepción universal de los olores se regiría por la estructura molecular de los mismos, decodificada por el cerebro. 

En el otro extremo de la balanza, existen alimentos de olor repugnante que solamente los comensales más valientes se atreven a paladear. Son comidas fétidas, nauseabundas y apestosas que provocan vómitos y náuseas, quitan el sueño y extrañamente, se siguen disfrutando en numerosas ciudades y países del globo como Groenlandia, Japón o Finlandia.

Viaja con Business Insider España a olfatear el queso más pestilente del mundo, pescado podrido, tofu hediondo y una fruta que parece sacada de un universo de ciencia-ficción.

Estos son los 11 alimentos que peor huelen del mundo. 

 

'Hákarl', el tiburón podrido de Islandia con olor a amoniaco

Hákarl

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Un extraño manjar nórdico no apto para estómagos sensibles es el hákarl, un plato elaborado con la carne curada del tiburón peregrino o tiburón de Groenlandia. Para curarlo se lava y despieza al animal, se quitan los órganos internos y la cabeza y se excava un hoyo en el suelo para enterrarlo durante varias semanas, todo debido al potente hedor que desprende.

Para curarlo, se entierra con piedras unos 3 meses en invierno o mes y medio en verano. Sin preparar, este pescado es tóxico debido a su alto contenido en urea y óxido de trimetilamina (OTM). Una vez realizado el curado para eliminar el ácido úrico, el hákarl desprende un fuerte olor a amoniaco similar a los productos de limpieza.

Te preguntarás: ¿cómo se come? Quienes no están acostumbrados se ven obligados a taparse la nariz por el tufo que este pescado curado desprende. Se acompaña con un aguardiente típico denominado brennivín. Además, se divide en dos formatos: glerhákarl, la carne rojiza y firme, proveniente del vientre; y skyrhákarl, carne blanca y blanda, del cuerpo del tiburón. 

¿Merece la pena tanta historia por su sabor? Los que lo han probado afirman que sabe a una combinación entre pescado podrido y queso azul y que deja un regusto a orina en la boca. También puede probarse en el Bjarnarhöfn Shark Museum, donde se ha estandarizado su proceso de curado. 

'Vieux-Boulogne': el queso más oloroso del mundo viene de Francia

Epoisses, Roquefort, Vieux-Boulogne, Gamle Oles farfar y Stinking Bishop, considerados los quesos más apestosos del mundo, exhibidos en el Museo de la Comida Repugnante en Malmo (Suecia) el 4 de noviembre de 2018
Epoisses, Roquefort, Vieux-Boulogne, Gamle Oles farfar y Stinking Bishop, considerados los quesos más apestosos del mundo, exhibidos en el Museo de la Comida Repugnante en Malmo (Suecia) el 4 de noviembre de 2018

Reuters

No lo dicen solo los comensales: también lo avala la evidencia científica. El Vieux-Boulogne está considerado el queso más oloroso del mundo. Así lo determinó una nariz electrónica dotada de sensores para identificar los aromas. Además del experimento, 19 catadores profesionales avalaron esta opinión, tal y como señalaDirecto al Paladar. 

Le siguen el Pont-Eveque, un queso elaborado con leche de vaca y con origen en Normandía, al oeste de Francia. El tercer y cuarto puesto fueron otorgados para el Camembert y el Munster.

Más datos sobre este lácteo tan odorífero del norte de Francia: es un queso de leche de vaca sin pasteurizar y sin prensar elaborado en el departamento de Pas-de-Calais alrededor de la ciudad de Boulogne-sur-Mer en Francia. Fue desarrollado en 1982 por Antoine Bernard y Philippe Olivier.

Desde Mundo Quesosseñalan que, pese a su olor, sabe muy bien: tiene un sabor salado y a setas. Su pasta central es suave y elástica, rodeada por una corteza húmeda y anaranjada que se lava con cerveza durante la maduración. Se suele comercializar en formato cuadrado, de 11 centímetros de ancho y 4 de alto. Se recomienda combinarlo con pan crujiente y maridarlo con cerveza. 

'Natto', el controvertido y pegajoso desayuno japonés

Natto

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Tan saludable como apestoso, el natto es un desayuno típico de Japón que repugna y puede incluso hacer vomitar a la inmensa mayoría de occidentales. Su olor recuerda al amoniaco y su aspecto no es precisamente estético: consiste en habas de soja fermentadas, envueltas en una sustancia mocosa y pegajosa que echa para atrás a cualquier madrugador hambriento.

Una curiosa encuesta llevada a cabo en 2017 y recogida por RTVE infórmó que incluso en su país de origen, el natto solamente gusta a un 62% de la población nipona. Además, un 13% informó rotundamente que les da asco. 

Pese a su hedor y apariencia viscosa, el natto es considerado un superalimento,al igual que la mayoría de la comida fermentada. Es un desayuno rico en proteínas, vitamina K, vitamina E o B6. Es beneficioso para el sistema cardiovascular, la piel, los huesos o la regeneración celular. Previene la osteoporosis, el envejecimiento y el riesgo de infarto. 

'Lutefisk', el peculiar bacalao tratado con sosa cáustica

Popular comida escandinava: lutefisk de bacalao con puré de guisantes, patatas al horno y tocino.
Popular comida escandinava: lutefisk de bacalao con puré de guisantes, patatas al horno y tocino.

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Lutefisk es una comida tradicional nórdica de fuertísimo olor y curiosa preparación, a base de pescado blanco seco y sosa cáustica (lut). En Suecia, a esta comida se le llama lutfisk, omitiendo la e de en medio. En Finlandia se conoce el mismo plato como lipeäkala. La traducción directa es, precisamente, pescado a la sosa. 

El pescado elegido habitualmente para el lutefisk es el bacalao. Primero se sumerge el pescado blanco seco durante 5 o 6 días en agua fría, cambiándola a diario. Después se mete durante un par de días en agua fría con sosa cáustica, ganando volumen en la inmersión y perdiendo un 50% de sus proteínas. 

El resultado es una famosa consistencia gelatinosa y un PH corrosivo de 11-12. Parra corregirlo y hacerlo comestible se somete a un periodo de 6 días de inmersión en agua fría. Si se deja demasiado tiempo en potasa, las grasas se pueden saponificar y transformarse en jabón. De hecho, cuando se echa a perder se conoce como saippuakala (pescado jabón).

La cosa no acaba aquí: debe cocinarse con cuidado en una sartén, sellándolo y dejando que se prepare al vapor entre 20 y 25 minutos. También puede hornearse durante unos 50 minutos en una fuente cubierta de papel de aluminio. Suele servirse con patatas, puré de guisante y panceta o tocino.

Es habitual que la temporada del lutefisk comience en noviembre en los países nórdicos y sea un plato típico navideño. Otro lugar en el que se suele comer es en Estados Unidos, sobre todo en los estados norteños del medio-oeste.

Un dato curioso: pese a su fuerte olor, el sabor es suave y delicado. Normalmente, se condimenta con pimienta y salsa blanca. En 2001, solamente en los hogares noruegos se consumieron 2.055 toneladas de lutefisk, a las que habría que sumar 560 toneladas en restaurantes.

Huevos centenarios, una delicia marciana macerada en arcilla

Huevo centenario

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Los huevos centenarios, también conocidos como huevos milenarios, tienen un aspecto gelatinoso, sorprendente y brillante, y su hedor es una combinación de azufre y amoniaco. Sin embargo, al igual que sucede con muchos quesos olorosos, se consideran una auténtica exquisitez y son uno de los productos más apreciados en la gastronomía china.  

¿Qué son en realidad? Huevos de pato, gallina o codorniz que han sido macerados o curados durante semanas en una solución o compuesto básico que penetra en su interior, gelatiniza la clara, y la yema queda perfectamente cuajada. En su origen hay parte de leyenda: se cuenta que un granjero halló huevos de pato que se conservaron en agua con fango, ceniza y cal.

De hecho, de forma tradicional estos huevos se maceraban en una pasta de arcilla, ceniza, cal viva y sal y se envolvían en una mezcla de barro y salvado de arroz para conservarse durante meses. Ahora existen preparados especiales para hacer la pasta de arcilla para macerarlos. Otras personas los preparan con solución líquida de hidróxido de sodio apto para alimentación, sal, y té.

Si te interesa preparar esta peculiar receta, la tienes disponible en la web gastronómica Bon Viveur. Su resultado es cremoso, aterciopelado y con un punto dulzón. 

'Doenjang', la pasta coreana solo apta para valientes

Doenjang

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El doenjang se trata de una salsa tradicional de la cocina surcoreana. Su traducción al idioma coreano es "pasta espesa" y se trata de un alimento fermentado a base de granos de soja. Su sabor, que muchos definen como apetitoso y umami, no casa con su fétido olor a amoniaco, fruto de prolongado proceso de fermentación. 

Para preparar esta pestilente pero sabrosa pasta roja hacen falta semanas: las semillas de soja se machacan y hierven y se dejan secar al sol. Semanas más tarde se aromatiza con guindillas y carbón, se deja fermentar otra vez y se machaca de nuevo. 

¿Cómo se come este oloroso condimento? Lo normal es que la salsa doenjang se sirva fría como un acompañamiento de platos de verdura, aunque también se emplea en preparaciones como el gochujang o el ssamjang.

Asafétida, la especia de Asia central que sabe a ajo y huele a rayos

Asafétida

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Parece que el nombre de esta especia típica de Asia Central ya dan pistas acerca de su desagradable olor. Su uso se remonta a varias civilizaciones atrás: indios, romanos, afganos y griegos empleaban este condimento para sustituir al ajo.

La contrapartida es el olor: de hecho su nombre deriva del persa y significa "resina fétida". Este apestoso alimento huele igual que unos huevos en salmuera recubiertos de estiércol, según explica el críticogastronómico John O’Connell en El libro de las especias. 

En otros idiomas no la ponen mucho mejor: en Francia se conoce como merde du Diable; en Portugal como esterco do Diablo y en Alemania teudelsdreck, todo ello relativo a su desagradable aroma, del que son responsables sus componentes sulfurosos. 

La buena noticia es que el olor desaparece al ser cocinado: sabe igual que el ajo, tiene muchos beneficios para la salud y no deja mal aliento ni repite. En platos ya cocinados, su aroma es similar a la cebolla o al cebollino.

¿Para qué se usa la asafétida? Aromatiza legumbres y verduras y se destina a la preparación de encurtidos. Como curiosidad, los brahmanes, considerados la casta más alta de la India, siguen empleando la asafétida para evitar comer ajo. Este se considera tamásico, lo que quiere decir que oscurece y adormece la mente. 

Medusa en salazón, un aperitivo gourmet en oriente

Medusa en salazón

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"Todo lo que se mueve es comestible", reza un antiguo proverbio oriental. En países como China, Corea o Japón, a diferencia de los mediterráneos, donde solo las ofrecen en contados restaurantes, las medusas en salazón se consideran un opíparo manjar.

Pese a su fuerte olor, los comensales alaban su sabor, similar a ostras, algas o percebes. Se suelen emplear las cabezas de las medusas, de crujiente textura. Además de en salazón, es común encontrarlas deshidratadas. 

Como curiosidad, en la España de 2003 varios pescadores de Murcia tuvieron un intento de deshidratar la medusa huevo fritopara su exportación, pero el intento no prosperó por falta de rentabilidad. Una de sus grandes defensoras en la cocina ibérica es Carme Ruscalleda, que la degustó por primera vez en un viaje a Japón. 

'Surströmming' o arenque fermentado, el aperitivo que apesta a pescado podrido

Surströmming.
Surströmming.

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Aunque te pirre el pescado en conserva, es muy probable que quieras salir corriendo al abrir una lata de surströmming o arenque fermentado, una delicia tradicional de Suecia que entrará por tus fosas nasales provocándote arcadas. 

Esta conserva se prepara con pequeños arenques procedentes del mar Báltico que se ponen en salmuera durante 30 horas para extraer la totalidad de su sangre. A continuación se fermentan en una salmuera más suave y se almacenan en barriles antes de ser envasados, fermentando hasta el momento en el que se comen. 

El olor del surströmming es profundamente agro: hiede a pescado podrido. Es más, el aroma de este pescado gomoso, dulzón y masticable es tan sumamente acre y potente, que la web oficial del Gobierno sueco recomienda lavarlo antes de servirlo y abrirlo al aire libre, aunque es preferible comerlo en el interior por lo mucho que atrae a las moscas.

Tofu apestoso, la comida callejera frita que triunfa en China

Tofu apestoso

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Su propia denominación también habla por si sola: entre los platos más apestosos del mundo también se encuentra el stinky tofu, tofu apestoso o chòu dòufu, un plato callejero y fermentado muy popular en China. Se suele marinar en un caldo de verduras fermentadas durante varios meses y que puede tener mostaza verde, brotes de bambú, amaranto, hierbas chinas y gambas secas.

Hay mil maneras de comer este tofu maloliente: desde frío a caliente o estofado, aunque el formato más común es frito y acompañado de salsas picantes. Su color oscila entre el dorado de la gastronomía de Zhejiang hasta el más oscuro del estilo Hunan.

¿A qué huele este tofu que acompaña los paseos y piscolabis por miles de calles asiáticas? A podrido, desde luego. El aroma ha sido definido como una combinación entre basura y abono. No obstante, sabe suave, aireado, ligero, y con un toque a queso azul. Eso sí, el paladar occidental o extranjero nunca le suele pillar el sabor a la primera. 

Durián, la fruta asiática de aspecto alienígena

Durian

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Para finalizar este listado de los alimentos más apestosos del mundo, en este listado no podía faltar el durián, un alimento de aspecto marciano, repleto de pinchos y de olor nauseabundo que no deja indiferente a nadie. 

Se considera la fruta más maloliente del mundo, tanto que está prohibida en hoteles, aviones y en el transporte público, pero a su vez es la fruta oficial de Singapur, donde incluso el teatro Esplanade en Marina Bay tiene forma de durián partido por la mitad. A muchos les parece exquisita.  

Que no te asusten sus espinas verdes: lo que se come es su amarillenta pulpa interior. El durián es originario de Malasia, Indonesia y Borneo, se cultiva en todo el sudeste asiático y Tailandia es su principal exportador internacional. Aunque existen cerca de 30 especies, solamente 9 son comestibles. 

El mal olor del durián ha sido comparado con basura o cebollas blandas completamente podridas. Henri Mouhot, naturalista francés, definió el hedor como “la carne de un animal en estado de putrefacción". A otros les recuerda a trementina o aguas residuales. Todo ello debido al gas etanotiol, que se produce al madurar la fruta y se libera por la degradación enzimática de la etionina.

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Su textura es parecida al aguacate. Se suele comer crudo, en forma de patatas fritas o en pasteles, batidos y como relleno de bollos dulces. Su semilla también se toma tostada. 

A nivel nutricional, el durián es todo un superalimento: brinda hierro, vitamina C, potasio, ácido fólico, zinc, niacina, B6, vitamina A, riboflavina, tiamina y calcio, así como fibra dietética. Cuida la piel, el corazón o los huesos, y protege de múltiples enfermedades. 

Uno de sus defensores fue el naturalista del siglo XIX Alfred Russel Wallace, que definió su sabor como "una crema rica con sabor a almendra”, añadiendo que también se le venían a la mente "matices del queso crema, la salsa de cebolla o el vino de jerez". 

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