Soy exvicepresidente de RRHH de Microsoft: en mis 40 años de carrera he conocido a líderes excepcionales y casi todos tenían 4 cualidades

Chris Williams
| Traducido por: 
Chris Williams, antiguo vicepresidente de RRHH de Microsoft.

Chris Williams

  • Chris Williams fue vicepresidente de RRHH de Microsoft y tiene más de 40 años de experiencia en el sector, por eso ha conocido a líderes excepcionales.  
  • El experto asegura que todos ellos tenían 4 características comunes, entre ellas la empatía y reconocer a cada miembro de su equipo. 

En mis más de 40 años de actividad empresarial, incluido el cargo de vicepresidente de RRHH en Microsoft, he tenido la suerte de trabajar y observar a líderes excepcionales. Los mejores tenían muchas buenas cualidades, pero todos ellos compartían 4 rasgos comunes. 

Después de desgranar las características que tienen los malos directivos, es el turno de identificar las características de los grandes líderes. 

Uso la palabra "líder" a conciencia en contraposición a "directivo", ya que como se sabe no son en absoluto sinónimos. De hecho, para mí, la diferencia es clara cuando se comparan estas 2 listas.

Estas son las 4 características de los grandes líderes:

1. Enfoque de equipo

Los grandes líderes son conscientes de que el éxito es un deporte de equipo. Puede que cada uno tenga su título, pero el mejor trabajo se hace cuando todos van a una, incluidos los jefes mismos.

Muchos abogan por el "liderazgo de servicio". Insisten en que no es el equipo el que trabaja para el líder, sino al revés. El jefe siempre tiene que dar ejemplo, sin embargo, para contrarrestar al demasiado frecuente líder egoísta, han pasado de un extremo al otro.

Tratar de convertir al líder en un servidor del equipo minimiza el valor que puede aportar como director de orquesta, centrado y eficaz. 

Los mejores líderes hacen que todo gire en torno al objetivo, no en torno a títulos y rangos, no en torno a ti o a mí, sino en torno a la meta compartida. Definen una visión clara con parámetros y plazos precisos. Se aseguran de que todos conozcan su papel en esta visión, incluidos ellos mismos.

Hablan de "nosotros" y lo dicen en serio. Están dispuestos a profundizar en los detalles si es necesario, pero lo más frecuente es que sean plenamente conscientes de su utilidad y propias responsabilidades. Su función les permite tener una perspectiva y una influencia que facilitan el trabajo del equipo, incluso lo hacen posible. Así que utilizan esas herramientas.

Con la mano firme en el timón, trazan constantemente el rumbo, cartografían los vientos y despejan las minas. Esa es su contribución al éxito.

También trabajan duro para que el todo sea mayor que la suma de las partes. Con el foco implacable en la visión, el líder y el equipo juntos lo consiguen.

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2. Empatía

Los grandes líderes tienen en cuenta a todos los miembros de su equipo. Escuchan y reconocen a cada persona como individuo, no como un engranaje reemplazable de la máquina. Reconocen lo que les hace diferentes, lo que les hace especiales y lo que les convierte en un activo para el esfuerzo.

Algunos rechazan la palabra "empatía" porque la interpretan como blanda, incluso débil. Pero simplemente significa comprender los sentimientos de los demás y eso no tiene nada de débil. No te dicta qué hacer con esos sentimientos, solo que los comprendas y los reconozcas.

De hecho, cuando las circunstancias se vuelven difíciles es cuando los grandes directivos se ponen a la altura, utilizando la habilidad de la comprensión para hacer que el camino sea menos traicionero, menos aterrador.

Al reconocer lo que puede ser difícil para el equipo, toman medidas para ayudarles a tener éxito. A veces, eso significa eliminar los obstáculos, pero a menudo consiste simplemente en ponerlos de relieve. Los equipos se benefician de saber que sus líderes les ven y les escuchan.

El líder empático ve a las personas y las ayuda cuando tienen dificultades. Tampoco en este caso es necesario el heroísmo, el simple reconocimiento y la humanidad suelen ser suficiente apoyo.

También saben que los miembros de sus equipos son personas. Reconocen que, por mucho que les guste pensar en ellos como una unidad, son un conjunto de seres humanos, con vidas y problemas individuales.

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3. Paciencia

Aunque a menudo rebosan pasión y urgencia por la misión que tienen entre manos, los mejores líderes practican la paciencia tanto a gran como a pequeña escala.

En el día a día, son serenos. Escuchan a la gente sin abalanzarse, escuchando las preocupaciones de cada uno. Piensan detenidamente antes de hablar, no suelen interrumpir y mucho menos enfadarse con un rebote. 

Esto se debe a que son conscientes de su posición. Saben que su puesto y su título les confieren seriedad y poder en todo lo que dicen. No necesitan añadir volumen y fanfarronería. Eso solo les empequeñece.

Los líderes fuertes son pacientes con sus subordinados. Reconocen el fracaso como parte del aprendizaje y saben que la culpa y la crítica no son buenas herramientas de enseñanza. Aunque a menudo se pone a prueba, la paciencia de un gran líder es abundante.

A mayor escala, aunque no puedan esperar a que el producto esté terminado, el problema resuelto o el anuncio hecho, se abstienen de abrumar al equipo con su urgencia. Reconocen que las personas están aplicando sus mejores esfuerzos y no necesitan que se las azote con un látigo.

Esto también es fruto de su autoconciencia. Se dan cuenta de que pocas situaciones mejoran con las salidas de un directivo furioso. Si han hecho su trabajo y han dejado claros los objetivos y los plazos, el equipo sabe lo que hay que hacer. La contribución más valiosa del líder es la de mano firme, no la de jefe impaciente y presa del pánico.

Siempre encuentran la manera de equilibrar el sentido de la urgencia con una paciencia asombrosa, una paciencia que transmite seguridad y confianza a todo el equipo.

4. Franqueza

Los grandes líderes reconocen que la confianza se basa en la franqueza. Su equipo solo puede tener éxito cuando todos comparten una imagen completa y franca del marco en el que se mueven.

Además, ven que el secretismo puede ser un factor negativo que arrastre al equipo hacia abajo. En la oscuridad, persisten los rumores y las facciones; se hacen suposiciones, se sacan conclusiones. Al carecer de información clara, la gente tiende a suponer lo peor.

Los buenos directivos saben que la luz del sol no solo lo ilumina todo, sino que es una potente fuente de calor y energía. Los equipos que entienden a qué se enfrentan tienen más probabilidades de superar los obstáculos. Y a menudo sorprenden al líder con sus soluciones creativas a los problemas que surgen.

Los más reflexivos ofrecen una perspectiva equilibrada. No todo son cachorritos y arco iris cuando las cosas van bien. Y no todo es pesimismo cuando va mal. El punto de vista de un realista suele ser que las cosas rara vez son tan asombrosas o terribles como parecen. Los verdaderos líderes saben mantener el equilibrio.

Cuando se le hace una pregunta difícil, siempre está preparado con una respuesta clara y honesta. No con lo que el que pregunta quiere oír, sino lo que necesita oír.

También en este caso, los grandes líderes reconocen el poder de sus posiciones. Saben que la gente dependerá de cada una de sus palabras. Por eso las eligen sabiamente.

Pau Gasol y Pablo Isla

Los líderes excepcionales no son tan raros como puede parecer

Lo que ocurre es que su comportamiento tranquilo y paciente, opuesto al de sus homólogos malos gestores, hace que pasen más desapercibidos.

Los mejores líderes equilibran su apariencia. Sus pensamientos y acciones cuidadosos son los de alguien que siempre toma el camino correcto. Alguien por encima de la contienda y el ruido, tranquilo y deliberado a la hora de hacer lo correcto.


Pero lo equilibran con una personalización y una accesibilidad que aportan calidez y humanidad a su estilo. Su capacidad para escuchar y empatizar te invita a unirte a ellos por encima del caos y a tener una visión más amplia y a compartir su pasión por el objetivo.

En esto consiste realmente el liderazgo: pintar una visión clara, destacar el camino hacia ella y ofrecer toda la ayuda que el equipo necesite para alcanzarla. Y los mejores hacen que esto parezca casi fácil.

Chris Williams es exvicepresidente de RRHH de Microsoft, asesor de liderazgo, podcaster, tiktoker y autor.

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