Un joven de 32 años gana casi 2.000 euros al mes con sus alquileres de Airbnb: ha conseguido que sus ingresos sean totalmente pasivos contratando a un "coanfitrión"

Nathan Rennolds,
Leo Ginsburg,
El anfitrión de Airbnb, Paul Müller.
El anfitrión de Airbnb, Paul Müller.

Esta es una versión editada y traducida de un artículo que apareció originalmente el 14 de junio de 2022.

Paul Müller es un inversor inmobiliario de 32 años de Sajonia, Alemania. En 2017, compró dos pisos de un dormitorio en Leipzig por algo menos de 90.000 euros cada uno.

En entrevista para Business Insider, Müller afirma que comenzó a ofrecer los pisos como alquileres a corto plazo en Airbnb después de darse cuenta de que era difícil obtener rentabilidad de alquileres estándar —a largo plazo— en una gran ciudad.

"Los precios de compra son realmente altos, pero el alquiler suele ser demasiado bajo para obtener un rendimiento proporcional", asegura. "Con Airbnb, puedesganar el triple de lo que ganas con otros pisos de alquiler en un mes".

Müller gana unos 2.000 euros al mes alquilando sus pisos en Airbnb. Señala que pidió un préstamo para hacerse con ellos, del que ahora paga unos 400 euros cada mes. Según él, después de deducir todos los costes, termina con unos 800 euros de beneficio.

Una de las desventajas de Airbnb, apunta Müller, es que los pisos requieren de una mayor gestión que la requerida por un alquiler convencional.

Que un arrendatario se quede unos años es bastante sencillo, pero con Airbnb los inquilinos cambian con mucha frecuencia, así que hay mucho más que hacer, cuenta. Hay que ocuparse de la limpieza, comunicarse tanto con los inquilinos que salen como con los que entran, así como gestionar los anuncios de los alojamientos.

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"Mi intención era saber si podía automatizar este proceso para que requiriera de un menor esfuerzo", confiesa Müller. 

La solución que encontró fue externalizar el trabajo, contratando a un "coanfitrión" para que gestionara los pisos y darle a este el 20% de los ingresos del alquiler. El propietario señala que no es una parte pequeña, pero que "definitivamente valió la pena", ya que no tiene que dedicarle nada de tiempo a los pisos.

"Estos ingresos ahora son completamente pasivos, no tengo nada que ver con ellos", sostiene Müller. Sin embargo, recalca que al principio tuvo que trabajar mucho para llegar a donde se encuentra y que hizo una gran inversión inicial para poner en marcha la empresa.

A diferencia de algunos alquileres convencionales, los alojamientos de Airbnb deben estar completamente amueblados y equipados con todas las instalaciones necesarias.  "Eso no significa sólo muebles, sino cosas como útiles para cocinar o la vajilla", afirma.

Müller reseña que era importante pensar detalladamente en todas las cosas que iban a necesitar los inquilinos. Su recomendación es pasar una noche en el alojamiento y cocinar en él para darse cuenta de si falta algo

El propietario cuenta que amuebló cada piso de forma diferente para que atrajeran a distintos tipos de personas. 

El apartamento amueblado profesionalmente por Müller para Airbnb.
El apartamento amueblado profesionalmente por Müller para Airbnb.

Airbnb

Hizo amueblar uno de ellos de manera profesional, mientras que el otro se equipó con "muebles más sencillos", asegura. "Con ambos pisos quise apelar públicos objetivos diferentes, aunque ambos cuentan con el mismo tamaño".

El alquiler del piso más sobrio tiene un precio que supera las 4 cifras, afirma, mientras que el otro se queda por debajo de las 4 cifras.

El otro apartamento de Airbnb de Müller.
El otro apartamento de Airbnb de Müller.

Airbnb

Müller sostiene que es importante contratar personal de limpieza en el que se pueda confiar. "No puedes ir cada vez que se limpia para ver si el trabajo se ha hecho correctamente". En sus apartamentos los huéspedes están pagando 39 euros de limpieza, detalla.

Conseguir el estatus de "superanfitrión" en Airbnb es uno de los pasos más importantes para tener éxito en la plataforma. "Muchos huéspedes filtran así", explica. 

Según la propia plataforma, para convertirse en un superanfitrión, el anfitrión debe tener una tasa de respuesta de al menos el 90%, una tasa de cancelación del 1% o inferior, haber tenido 10 estancias completas o 3 estancias de larga duración que sumen al menos 100 noches, y una calificación mínima de 4,8 sobre 5 estrellas.

"Las buenas reseñas y las calificaciones de 5 estrellas son realmente importantes", añade Müller, y explica que, si se reciben malos comentarios, hay que solucionar el problema que haya tenido el huésped lo antes posible.

Si alguien presenta una queja que está fuera del alcance del anfitrión, como que la zona es demasiado ruidosa, el anuncio debe dejar constancia de esto para futuros huéspedes, aconseja.

"Creo que siempre hay que ser proactivo y reflejar algo así en el anuncio. No hay que ocultarlo", recomienda.

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