La cruel paradoja que explica por qué tus amigos son más populares, ricos y atractivos que tú

¿Te has detenido alguna vez a compararte con tus amigos? Si te paras un momento y analizas la situación actual de tus amistades, es muy posible que llegues a una decepcionante conclusión: Tus amigos son más populares, ricos y atractivos que tú.

Este fenómeno es más común de lo que crees y hasta tiene un nombre: la paradoja de la amistad. Tal y como explica LifeHacker, fue observada y descubierta inicialmente por el sociólogo Scott L. Feld en 1991, y lleva años siendo sustentada con pruebas extraídas de las matemáticas, la vida real y recientemente de las redes sociales (donde es fácil observar las conexiones de cada persona).

La paradoja de la amistad dice así: cómo es más normal que te atraiga gente más popular que aquellos que no lo son, la media de amistades que tienen tus amigos es mayor que tu número actual de amigos. Como resultado, cada persona suele ser menos popular que sus amistades.

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Esta paradoja está tan aceptada en diferentes campos que hasta los virólogos la utilizan para combatir enfermedades contagiosas. Si preguntas a gente aleatoria sobre qué amigo debería vacunarse antes, se elegirá siempre a alguien popular. 

Como este tipo de perfil tiene muchas conexiones, y tiene más números de contagiar a más gente, es fácil detectar a estos "mega agentes infecciosos" e inocularles la vacuna lo antes posible. Según explicó Wired en plena pandemia, detectar gente popular es un método de prevención más efectivo que buscar comunidades vulnerables o vacunar a gente de forma aleatoria.

Los investigadores han creado recientemente una evolución de la paradoja llamada la de la amistad generalizada: la gente popular suele ser más rica, atractiva y feliz que las personas menos populares. 

Como es muy posible que conozcas a gente más popular, la media de riqueza, atractivo o felicidad de tus amigos seguramente es más elevada que tu riqueza, atractivo o felicidad.

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¿Te has deprimido? Normal. Pero esta paradoja no indica que eres el más perdedor de tus amigos. Hay una serie de condiciones contextuales que ofrecen una imagen más realista, y menos desesperante, de la situación.

Por ejemplo, aunque la paradoja de la amistad es real en una imagen amplia, a nivel individual la cosa cambia. Y es que una sola amistad megapopular puede alterar alarmantemente la media de popularidad de todos tus contactos.

Imagina que sigues a 100 personas en Twitter, y que solo una de estas personas tiene 100.000 seguidores mientras que el resto solo tienen entre 10 y 50. La anomalía del contacto inmensamente popular provocará que, matemáticamente, tus amigos parezcan más populares que tú cuando calcules la media de seguidores, aunque los demás estén a tus mismos niveles sociales.

Ahora vuelve a analizar tu círculo más cercano. ¿Tienes una, 2 o 3 personas que son tremendamente populares mientras que los demás están a tu nivel, o puede que por debajo? Entonces tu realidad no puede simplificarse en "todos tus amigos son más populares que tú", sino más bien "hay algunos de tus amigos que tienen más magnetismo social que la mayoría de los seres humanos".

Otro problema a tener en cuenta de la paradoja es el sesgo informativo. Cuanto te comparas con los demás usando baremos como popularidad, atractivo o riqueza, solo utilizas a tus amistades como referencia. Pero no tienes en cuenta la inmensa cantidad de gente que es más fea, menos guay y más pobretona que tú.

No las tienes en cuenta debido a la paradoja: no quieres ser amigo de personas que, dicho cruelmente, son inferiores a ti en cierto sentido.

Como resultado, tu listón personal sobre lo que significa ser guapo, rico, popular... siempre va a estar más elevado de lo que crees, ya que solo usas como muestrario a contactos superiores a ti en esos aspectos. ¡La de ejemplos de todo tipo que te dejas en el tintero!

Finalmente, el efecto más negativo que puede tener la paradoja de la amistad en tu bienestar está conectado a la llamada teoría del mantenimiento de la autoevaluación. Esta explica que la imagen que tienes de ti mismo se forma, cambia y evoluciona según tus comparaciones con otros.

Tu autoestima puede subir si la gente cercana a ti triunfa, porque sientes que estos éxitos también son tuyos y reflejan que estás con las personas adecuadas para crecer.

Pero lo contrario también puede ocurrir: el éxito de una persona cercana puede disminuir tu autoestima si interpretas su logro con pensamientos como "Jamás llegaré a ser como él o ella".

Tu forma de interpretar los éxitos ajenos depende de muchos factores. Para empezar, las comparaciones te importan más si la persona en cuestión es cercana. Si alguien que conoces de refilón gana un millón de euros, te dará perfectamente igual cómo le vaya la vida. No usarás su progreso para reevaluar la imagen que tienes de ti mismo.

El segundo factor es la forma con la que te defines y lo que priorizas. Si una amistad triunfa en algo que a ti te importa mucho (el trabajo por ejemplo), tenderás a sentirte peor tras compararte. Porque, inconscientemente, compites con los demás y sientes que vas muy retrasado si otros llegan antes a tus metas.

Lo contrario es igual: si una persona querida triunfa en algo que no es importante para ti (por ejemplo, finanzas personales), celebrarás genuinamente su éxito e incluso es posible que suba tu autoestima como resultado.

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A modo de ejemplo, si tocas el piano, te encanta hacerlo, y descubres que tu mejor amigo ha conseguido un puesto para tocar en una orquesta de prestigio, te dará rabia y tu imagen personal empeorará.

Como moraleja final, recuerda que, debido a la paradoja de la amistad y a la teoría del mantenimiento de la autoevaluación, siempre saldrás mal parado cuando te compares con los demás por la tendencia general a equipararte a gente mejor que tú. 

Cuando eso ocurra y entres en un círculo vicioso de pensamientos negativos, busca fallos en tus comparativas: ¿tiendes a usar de ejemplo siempre a esa persona cercana que todo le sale bien?, ¿no tienes en cuenta a personas fuera de tu círculo social?

Responder a estas preguntas y rectificar tras descubrir los fallos te ayudará a realizar una comparación más general, pero más certera: hay tantos ejemplos de personas en este mundo que, al final, lo más práctico es que te compares contigo mismo y evalúes tu progreso pensando en dónde estabas ayer y dónde quieres llegar mañana.