El sector de la automoción puede aliviar el golpe de la escasez de chips pasándose a los eléctricos, pero tendrá antes que solucionar sus problemas en la cadena de suministro

Alexa St. John,
Una ingeniera en una fábrica de Nissan.
Una ingeniera en una fábrica de Nissan.

REUTERS/Albert Gea

  • La escasez de semiconductores está afectando a cientos de miles de vehículos en todo el mundo.
  • Las compañías de automoción no pueden permitirse que la misma crisis afecte a los vehículos eléctricos.
  • La crisis actual puede ser una señal para que los fabricantes solucionen sus problemas de la cadena de suministro antes de que despeguen los eléctricos.
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La crisis global de semiconductores ha obligado a los fabricantes de vehículos a retrasar la producción de cientos de miles de unidades y demorar los lanzamientos de nuevos modelos, lo que le va a costar al sector más de 180.000 millones de euros,según estimaciones de la consultora AlixPartners.

Aunque los expertos consideran que la situación está mejorando, podría seguir afectando al sector de la automoción el próximo año e incluso en 2023.

Una de las sorprendentes vías de escape de esta crisis para el sector son las grandes apuestas que están haciendo las marcas en vehículos eléctricos. Conforme los fabricantes invierten miles de millones para transformar sus líneas de producción hacia estos vehículos, acabarán necesitando más chips complejos que los fabricantes están ansiosos por fabricar, a diferencia de los que escasean hoy.

"Irónicamente, es algo más sencillo conseguir esos chips de alta gama porque hay más capacidad", explica el director del área de automoción e industria de AlixPartners, John Loehr, a Business Insider. "Son más atractivos para los fabricantes de semiconductores", añade. El motivo es que generan mucho más beneficio con ellos.

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Los chips que los fabricantes necesitan para los vehículos de combustión son menos avanzados y ofrecen menos beneficio a los fabricantes. Por supuesto, la industria de la automoción seguirá comprándolos durante bastante tiempo. Uno de los pocos fabricantes que ha puesto fecha límite a los diésel y gasolina, General Motors, no dejará de venderlos hasta 2035. La sueca Volvo lo hará antes, en 2030.

Conforme los fabricantes históricos y las nuevas compañías de movilidad eléctrica aceleren su producción, la demanda hasta ahora relativamente baja de estos chips irá en aumento, en un sector como el de los eléctricos que podría alcanzar los 287.000 millones de dólares según PitchBook

Chips

Reuters

Los fabricantes están deseosos de sustituir "los actuales chips, que generan menos beneficio" por estos nuevos, asegura el vicepresidente de la consultora especializada en el sector automotor AutoForecast Solutions, Sam Fiorani. Y el crecimiento de los eléctricos "provocará una necesidad de más capacidad de producción", agrega.

Por esto, para evitar otra nueva crisis de chips en el futuro como la actual, los fabricantes deberían rectificar sus problemas de la cadena de suministro.

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"Cada una de estas plantas de chips cuesta decenas de miles de millones de dólares, y la demanda del coche eléctrico por el momento es una incógnita. Sería conveniente que la industria tomara el control de la producción de estos componentes", aconseja Fiorani.

Algunos fabricantes están comenzando a revisar sus vías de suministro de chips para prepararse para los eléctricos. General Motors anunció recientemente un acuerdo con Wolfspeed, un fabricante que está expandiendo su capacidad de producir chips en previsión del incremento de la demanda.

"Estamos trabajando específicamente en una estrategia para asegurarnos que no vamos a vivir las restricciones actuales al medio y largo plazo", afirmó su consejera delegada, Mary Barra, en declaraciones a los medios de comunicación la semana pasada.

Ford también está siendo agresivo. "Vamos a hacer todo lo que podamos para tener en nuestras manos todos los chips que podamos", señaló en la presentación con inversores de los resultados del tercer trimestre el director financiero de la compañía, John Lawler.

Los fabricantes, por su parte, están aumentando su producción. La surcoreana Samsung Electronics invertirá 150.000 millones de dólares en chips avanzados antes de 2030. Otra de las dominadoras del sector, la taiwanesa TSMC, prevé invertir 100.000 millones de dólares en 3 años. El principal fabricante estadounidense, GlobalFoundries, también está aumentando su capacidad rápidamente.

Aunque los fabricantes quieran impulsar aquellos chips que les generan un mayor beneficio, el advenimiento de los vehículos eléctricos es solo una señal de que los fabricantes de vehículos tienen que afrontar los problemas de su cadena logística antes de que la revolución eléctrica despegue.

"Estamos viendo un cambio de la forma de pensar sobre cómo gestionar la cadena de suministro y de diseño de los fabricantes de automóviles", considera el director de marketing de Supplyframe, Richard Barnett. "Esto incluye repensar cómo con el cambio de plataformas a los eléctricos crean nuevas cadenas que eviten estos desafíos", finaliza el experto.

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