Un estudio revela que la carne sintética podría no ser una alternativa más sostenible que la ganadería

Vacas
  • La ganadería se posiciona como uno de los sistemas de producción alimenticia que más contribuye al calentamiento global.
  • La carne sintética generada a través de cultivos de tejido animal se posiciona como una alternativa más sostenible.
  • Un estudio elaborado por la universidad de Oxford recoge la posibilidad de que el impacto generado por la carne sintética sea incluso mayor a la larga que el de la ganadería.
  • Esto se debe al tipo de emisiones que genera cada una de estas carnes.

La ganadería se posiciona como uno de los sistemas de producción alimenticia que más contribuye al calentamiento global. Esto se debe a que en términos generales el ganado produce emisiones de metano (CH4) y óxido nitroso (N2O). A esto cabe sumarle el CO2 que se produce como consecuencia de la transformación de la tierra en pastos o de las emisiones provenientes de vehículos ganaderos tales como tractores o camiones.

En medio de esta guerra a la carne para mejorar las condiciones ambientales los avances tecnológicos se han encaminado a desarrollar carne sintética.

Conocida también como carne cultivada esta tecnología reciente permite crear este alimento a través del cultivo de tejidos de células musculares animales en entornos controlados, tales como fábricas o laboratorios, y evitando con ello todo lo que supone la cría y almacenamiento del ganado. En este sentido, uno de los grandes motivos para el éxito de esta carne sintética es su contribución en la reducción del impacto ambiental que conlleva la ganadería, en particular en lo relativo a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

Ahora un estudio reciente elaborado por investigadores de la Universidad de Oxford indica que el impacto medio ambiental generado a la larga por la carne sintética podría ser peor para el medio ambiente que el derivado de la ganadería.

Para ello el estudio ha llevado a cabo una comparación de los impactos climáticos potenciales derivados de la producción de carne sintética respecto a los producidos a través de la ganadería. Estos impactos han sido medidos desde la actualidad hasta 1.000 años en el futuro.

Según recoge la investigación, para la medición de los impactos del calentamiento en la atmósfera se ha utilizado un modelo climático simple que simula los diferentes comportamientos del dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O). Para la obtención de datos se han utilizando cuatro huellas de GEI para la carne sintética actualmente derivada de estudios recientes y tres sistemas distintos de producción de carne de vacuno proveniente de estudios anteriores.

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El estudio ha revelado que bajo un alto consumo global continuado la carne sintética produce inicialmente menos calentamiento que el ganado, pero esta brecha comienza a reducirse a largo plazo, llegando incluso en algunos casos a ser inferior en la producción de ganado. El motivo para ello es que gran parte de las emisiones producidas por los animales se deben al metano CH4 que no se acumula de igual forma en la atmósfera que el CO2. Es este tipo de emisiones las que más se producen en la elaboración de carne cultivada en laboratorios.

Posteriormente los investigadores ajustaron el modelo para analizarlo bajo una premisa de disminución en el consumo de carne a niveles más sostenibles. En este escenario los resultados mostraron que los efectos se estabilizaban bajo las nuevas tasas de emisión en los sistemas tradicionales de ganadería, mientras que el CO2 derivado de la creación de carne sintética persistía y se acumulaba. Es decir, en un escenario de consumo sostenible las emisiones contaminantes de la carne sintética superaban nuevamente a las derivadas del ganado.

El estudio concluye que si bien la producción ganadera genera un impacto negativo en el calentamiento de la tierra muy significativo, por el momento todo apunta a que la carne sintética por sí misma no puede suponer un impacto más sostenible en el medio ambiente. Según los investigadores, los impactos climáticos de la de esta nueva tecnología dependerán en el futuro del nivel de descarbonización energética  y de las huellas ambientales específicas de la producción.

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