Así es por dentro una prisión secreta de excombatientes del ISIS
- En algún lugar del este de Siria hay una prisión secreta de altísima seguridad en la que están recluidos docenas de excombatientes del ISIS.
- La cárcel está dirigida por las milicias kurdas del YPG: los guardias tienen miedo a mostrar sus rostros o a hablar de lo que sucede en el mundo exterior por si los prisioneros se rebelan o intentan llevar a cabo ataques vengativos contra ellos.
- Hay varios cubos apiñados en la esquina de una de las alas de la prisión, en el caso de que no haya baños disponibles para los reclusos.
- En la enfermería se puede oír a los presos llorar y a menudo resultan gravemente heridos.
- Sin embargo, el comandante a cargo de la prisión dice que están intentando desradicalizar a los excombatientes del ISIS utilizando ejercicios de pintura.
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Se sientan, se ponen en cuclillas, se tumban, se levantan con sus monos de cuerpo completo, todos apiñados.
Y entonces esperan.
¿Qué es lo que están esperando? Nadie está seguro de ello en ese momento.
Al este de Siria —en un lugar que no se puede especificar por motivos de seguridad— se encuentra la prisión más grande para excombatientes del ISIS.
En una pequeña ciudad cerca de la frontera iraquí, los últimos combatientes de ISIS libraron una batalla final contra las milicias kurdas del YPG y sus aliados occidentales durante la pasada primavera.
Los miembros de más alto rango del ISIS fueron los primeros en esconderse, pero los que llegaron a combatir a la zona desde otros lugares y carecían de contactos y dinero para escapar a tiempo acabaron siendo apresados.
Los prisioneros no tienen ni idea de lo que ha pasado en el mundo exterior desde que fueron capturados. Sólo se les permite salir al patio una hora al día: de otra manera estarían completamente aislados del mundo exterior dentro de los muros de lo que en su día fue una fábrica.
Esto es lo que hay dentro:
El comandante de la prisión cuenta que los prisioneros están recluidos porque formaban parte del califato del ISIS
La prisión se encuentra en un área de alta seguridad cerca de la ciudad de Hasakah, pero la ubicación exacta de la cárcel tiene que permanecer en secreto, según las milicias kurdas del YPG.
El comandante kurdo al frente de la cárcel lleva un pasamontañas, igual que muchos de los guardias de la prisión, para ocultar su identidad mientras están en contacto directo con los excombatientes del ISIS: el miedo a sufrir actos de venganzas si algún día los presos salen a la calle es palpable.
"Tenemos prisioneros de más de 40 países, incluyendo Arabia Saudí, Qatar, Libia, Estados Unidos, Francia, Suiza y Alemania", explica el comandante de la prisión. "Todos fueron detenidos durante la batalla de Baghuz".
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Los prisioneros llevan monos naranjas en toda la prisión
A diferencia de los reclusos de otras cárceles kurdas, todos visten de naranja, al igual que los presos del ISIS en las grabaciones de su propaganda ideológica y de las ejecuciones.
En un principio, el ISIS intentaba imitar la vestimenta de los prisioneros de Guantánamo.
El oficial al mando de la prisión dice que los guardias están tratando de desradicalizar a los exmilitantes del ISIS con ejercicios de pintura
Los guardias kurdos están utilizando métodos para desradicalizar a los militantes que pueden parecer poco convencionales.
"Les hacemos cambiar su mentalidad", explica uno de los guardias.
Mientras visitábamos a uno de los reclusos en su celda, encontramos una caja de pintura y un cuadro de colores brillantes, con flores sobre un paisaje pintoresco.
El hecho de que haya sido o no pintado no está claro, ya que el hombre está claramente intimidado y no se atreve a levantar la mirada.
Por el momento, no es posible adoptar medidas de desradicalización integrales, explica el comandante: "Tuvimos que replegar algunos de nuestros guardias debido a la ofensiva turca que se llevó a cabo contra nosotros".
El aire es mejor de lo que esperarías en un espacio tan abarrotado
Las toallas cuelgan de las paredes de las celdas, los vasos de plástico se amontonan y en una esquina de la habitación hay cubos por si en algún momento no hay baños disponibles.
Otros países son reacios a "hacer volver" a los miembros del ISIS
Políticos de diferentes países han declarado que sólo aceptarán a los miembros del ISIS en aquellos casos en los que haya pruebas que puedan ser utilizadas en los tribunales.
Esto tiene que parecer una broma de mal gusto para los guardias kurdos: sobre todo porque los criminales invaden su país.
Por otra parte, los países de origen de los invasores se niegan a responsabilizar a sus propios ciudadanos y, en su lugar, dejan que otros países se encarguen de ellos.
Tener una cama para ti en la enfermería no mejora mucho las cosas
En la enfermería, se escucha a los presos llorar, a veces sufren lesiones de gravedad y, debido al riesgo de infección, todos tienen que usar mascarillas.
Hay ciertos temas de conversación que están prohibidos
Al hablar con los prisioneros, no se puede mencionar ni el asesinato del líder de ISIS Abu Bakr al-Baghdadi por las fuerzas especiales estadounidenses, ni la ofensiva turca desde principios de octubre.
Los miembros del personal penitenciario temen que pueda desencadenar una revuelta entre los presos.
Desde 2011, cientos de miles de vidas han sido arrebatadas por los combatientes del ISIS
"Los tratamos como prisioneros, nada más", dice el comandante de la prisión.
Los guardias no tienen ninguna intención de vengarse de ninguno de los excombatientes, a pesar de haber perdido muchos familiares y amigos como resultado de los ataques del ISIS.
Al menos 570.000 personas han perdido la vida por culpa del ISIS.
Además de las numerosas víctimas del régimen de Assad, también hay millones de refugiados que han abandonado Siria desde 2011.
Las turbulencias en Siria no parecen ir camino de la desaparición
No existe ningún lugar al que los refugiados puedan volver, o al menos no sin un cierto grado de riesgo.
Todavía hay enfrentamientos en curso
Después de la retirada parcial de los Estados Unidos, todavía hay combates entre el ejército turco, la milicia siria y las milicias kurdas del YPG en el noreste de Siria.
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Turquía acordó un alto al fuego con Rusia
A pesar de que Turquía aceptó poner fin al conflicto con el aliado sirio, Rusia, así como la retirada de las milicias del YPG de la zona fronteriza, todavía se siguen produciendo enfrentamientos.
En la ciudad de Idlib, el derrame de sangre es enorme.
Allí, las fuerzas aéreas sirias y rusas atacan y bombardean hospitales y mercados de la última región ocupada por los rebeldes.
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