Ese dron podría salvarte de un paro cardiaco: un estudio sueco revela que pueden llevar desfibriladores más rápido que las ambulancias

Las utilidades de los drones atraviesan múltiples campos e industrias: permiten rodar escenas increíbles y sacar fotografías aéreas espectaculares, monitorizar estructuras críticas, realizar envíos de paquetería o comida a domicilio, reforestar los bosques e incluso prestar ayuda en catástrofes naturales. 

Estos aparatos aéreos no tripulados también pueden salvar vidas y tal y como revela un nuevo estudio, llevar desfibriladores a las víctimas de paro cardiaco con mayor rapidez que las propias ambulancias.

La investigación ha sido presentada en el Congreso ESC 2021 de la Sociedad Europea de Cardiología y publicado en el European Heart Journal, destaca que los drones pueden ser hasta dos minutos más veloces, una diferencia que puede evitar la muerte a quien ha sufrido un infarto. 

"Los drones entregaron un desfibrilador externo automático (DEA) justo afuera de la puerta de las casas residenciales, donde ocurren la mayoría de los paros cardiacos", explica en el comunicado la doctora Sofia Schierbeck, del Hospital Universitario Karolinska en Estocolmo (Suecia). 

"Cuando llegó un dron ante la ambulancia, fue casi dos minutos más rápido. A medida que mejore la tecnología de los drones, debería ser posible aumentar el número de pacientes y los beneficios de tiempo", destaca. 

El paro cardiaco es una afección potencialmente mortal en la que el corazón se detiene repentinamente. Resulta fatal sin reanimación cardiopulmonar y sin una descarga eléctrica de un DEA. El tiempo es crucial: cada minuto que pasa sin tratamiento disminuye la posibilidad de supervivencia. 

En los países industrializados se calcula que el paro cardiaco es responsable de una de cada 5 muertes. La tasa de mortalidad es del 90%, según este informe en PubMed que analiza 27 países europeos.

En España se producen cada año unas 30.000 muertes al año causadas por paros cardiacos. La tasa de supervivencia se sitúa en un 5% aunque podría subir a un 30% si se practicaran maniobras de RCP y se aplicara un desfibrilador instalado en un área próxima, segúndesfibrilador.com. 

El estudio sueco buscaba investigar la viabilidad de alternativas como los drones para incrementar las posibilidades de salvarse de los pacientes, dado que la respuesta de los servicios médicos de emergencia es cada vez más largo y la población no suele disponer de desfibrilador en casa. 

La prueba se llevó a cabo en el área de la ciudad de Gotemburgo, en el oeste de Suecia, dentro del espacio aéreo controlado de un aeropuerto. El procedimiento habitual cuando se sospecha un paro cardiaco fuera del hospital es que un testigo llama al número de emergencia (112 en Suecia), que a su vez alerta a la ambulancia para que acuda al lugar. 

Como complemento para el experimento se instalaron 3 drones en 3 ubicaciones diferentes, cada una con un radio de alcance de vuelo de 5 kilómetros. Cuando se produjo un presunto paro cardiaco en una de estas tres áreas, se envió una alarma también a estos aparatos además de a la ambulancia.

El piloto del dron vigiló el sistema automatizado y descendió 30 metros: el DEA sonó para captar la atención nada más llegar al suelo. 

El dron llegó antes que la ambulancia en un 64% de los casos

En el período comprendido de junio a septiembre de 2020, 14 casos de paro cardiaco fueron incluidos en el estudio. De estos, un dron despegó en 12 casos. Un DEA se entregó con éxito in situ en 11 (92%) de estos casos. 

La distancia media de vuelo fue de 3,1 km y los drones llegaron a una media de 9 metros de la víctima. El dron llegó antes que la ambulancia en el 64% de los casos con un beneficio de tiempo de 01:52 minutos.

Un total de 39 casos no pudieron ser elegidos para incluirse en el estudio debido a varios factores como lluvia, viento fuerte, edificios de gran altura y zonas de exclusión aérea.

"Hemos desarrollado un sistema que utiliza sistemas de drones AED ubicados en hangares con vigilancia remota, totalmente integrados con el servicio médico de emergencia, el centro de despacho y el control de aviación", explica la responsable de la investigación. 

El estudio podría ser el punto de partida para desplegar estos dispositivos en la medicina de emergencia de todo el mundo. 

Por supuesto, queda solventar complicaciones técnicas: para 2022 se espera contar con drones capaces de volar en la oscuridad y con lluvia moderada. También hay que optimizar una mayor duración de la batería para incrementar el rango de vuelo y la cantidad de habitantes que cada dron cubre.

"También podría ampliarse a otros escenarios médicos en un futuro muy cercano, como la administración de epinefrina a pacientes con shock anafiláctico o la administración de glucosa a pacientes diabéticos con niveles bajos de azúcar en sangre", celebra Sofia Schierbeck.