Elon Musk está haciendo la pelota a China, y eso apunta a un futuro oscuro para Tesla

Ilustración que muestra a Elon Musk en un Tesla con el color de la bandera de China.
Ilustración que muestra a Elon Musk en un Tesla con el color de la bandera de China.

Neil Godwin/T3 Magazine/Future via Getty Images; Patrick Pleul/picture alliance via Getty Images; Rebecca Zisser/Insider

  • Detrás de la imagen que Elon Musk cultiva como un emprendedor aventurero y conflictivo con las autoridades en Estados Unidos, se oculta otro comportamiento muy diferente para el mercado chino.
  • En China, el fundador de Tesla es conciliador y está muy interesado en llevarse bien con el régimen del país, hasta el punto de abrir una tienda en la región de Xinjiang, donde se vulneran los derechos humanos de la etnia musulmana uigur.
  • Tesla es la única empresa extranjera en China que tiene una fábrica que es 100% de su propiedad —habitualmente es obligatorio contar con un socio local al 50%—, pero bajo esa ventaja se ocultan muchos requisitos y la posibilidad de que el gobierno local pueda reclamarla en cualquier momento.
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Análisis Faldón

Hay 3 Elon Musk. Probablemente conozcas a 2 de ellos. El tercero es una nueva y escalofriante versión.

El primer Musk es la imagen que él quiere proyectar: un inventor de capa y espada, un explorador, la "Persona del Año" que pretende dar soluciones a los problemas que afronta la humanidad.

El segundo es el Musk petulante que habitualmente entra en peleas públicas con políticos e ignora las advertencias de los reguladores. El creador de motes que acusa a un extraño de ser "un pedófilo" y llama cabeza hueca a un analista de Wall Street que cubre la cotización de Tesla. El mismo que no quiere afrontar los problemas críticos de seguridad de sus coches, y se resistía a cerrar su fábrica de California durante el primer confinamiento por la pandemia de coronavirus en marzo de 2020.

El tercer Elon Musk es quizás el menos conocido, pero el más nefasto. Esta versión solo se muestra en China. Allí cumple y muestra deferencia hacia los legisladores y los reguladores. Su compañía responde ante los consumidores y los medios de comunicación. Este Musk no tiene problema en cerrar la fábrica de Tesla en Shanghái desde el inicio de la pandemia. Y tampoco en abrir un muestrario de Tesla en una región del país donde el gobierno está cometiendo un genocidio.

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Es importante luchar contra este tercer Musk porque las relaciones entre Estados Unidos y China están en su punto más bajo en décadas. China se ha convertido aún más si cabe en una autocracia bajo el poder de su presidente, Xi Jinping. Y como todas las autocracias, Xi necesita relaciones amistosas con extranjeros de alto nivel para demostrar al mundo que todo está bien. 

Este tercer Musk se ha convertido en una herramienta del régimen chino para lavar sus crímenes contra la humanidad, y debido al tamaño de la personalidad, es particularmente preocupante.

Elige con cuidado a tus amigos

Teniendo en cuenta que Tesla fue fundada en Estados Unidos, recibió miles de millones de dólares en subsidios públicos y tiene 3 fábricas en el país norteamericano, las relaciones de Musk con los políticos de EEUU y sus reguladores han sido siempre un desastre. Musk una vez colgó el teléfono al director de la National Transportation Safety Board, la entidad que regula la seguridad vial en EEUU, y otra insinuó que la Comisión de Valores (SEC, en Estados Unidos) debería hacerle sexo oral

Los representantes democráticos del país donde Tesla fue fundada reciben críticas, mientras que en China, Musk dobla la rodilla a sus líderes autocráticos.

Musk recientemente irritó a los legisladores estadounidenses cuando Tesla anunció que abriría una tienda con exposición en Xinjiang, la región donde el gobierno chino está llevando a cabo un genocidio contra la minoría uigur, de religión musulmana. Durante años, Pekín ha enviado a los uigures a campos de reeducación y les ha forzado a trabajar en fábricas dirigidas por chinos de la etnia han que se han trasladado a la región. El mes pasado, el presidente estadounidense Joe Biden firmó una ley que impedía cualquier importación desde Xinjiang, y las peticiones a los gobiernos europeos para que hagan lo mismo están creciendo.

Para mitigar la indignación internacional, los ejecutivos del gobierno chino están presionando a las empresas de todo el mundo para que actúen como si en Xinjiang todo fuera normal. Mientras algunas compañías estadounidenses, como Apple o Nike, han trabajado para eliminar los trabajos forzados de la minoría uigur de sus cadenas de suministro, Tesla ha tomado la dirección contraria, anunciando al final del año pasado que "lanzaría el inicio del viaje eléctrico de Xinjiang". Este es precisamente el apoyo que Pekín estaba buscando.

Y mientras Musk no está rompiendo ninguna ley en Estados Unidos, está escupiendo a la cara de Washington vendiendo coches a personas que se están beneficiando del sufrimiento de los uigures.

"Ciertamente, los dueños de las factorías de etnia han, haya o no trabajos forzados, serán los clientes", opina James Milward, profesor de la Universidad de Georgetown especializado en Historia de China y Asia Central, en declaraciones a Business Insider, en las que explicó que hay "personas haciendo negocio, desarrollando nuevas ciudades en la zona sur de la región para la etnia han" que podrían ser clientes de Tesla.

Cuando las noticias sobre la tienda de Tesla en Xinjiang se produjeron, los políticos de todo el espectro ideológico estadounidense se mostraron consternados. El senador republicano Marco Rubio tuiteó que "las empresas sin nación están ayudando al Partido Comunista Chino a ocultar el genocidio y el trabajo esclavo en la región". Un laborista inglés lo definió en el parlamento británico como algo "profundamente inaceptable y vergonzoso" y dijo que Tesla era "cómplice en la persecución de los uigures".

Kenneth Roth, director de la organización no gubernamental Human Rights Watch, apuntó que sería casi imposible para Tesla saber si ha utilizado productos que se hayan fabricado con trabajo esclavo.

Pero este nuevo respeto por la autoridad de Elon Musk y voluntad de ayudar a la reputación de China no es tan difícil de entender si se conocen las claves de sus acuerdos con las autoridades chunas.

Lo que Elon debe a China

La deferencia de Musk con China se puede explicar con lo que Tesla debe a este país. Para construir su fábrica de Shangái en 2019 —la primera fábrica de automóviles del país que es completamente propiedad de una empresa extranjera— tuvo que admitir algunas condiciones que requerían que tanto la compañía como su primer ejecutivo mostraran lealtad al Partido Comunista Chino. 

Tesla es dueña de su fábrica, pero China sigue siendo dueña del suelo sobre el que se levanta. Según 3 acuerdos que son públicos para los inversores estadounidenses, los bancos chinos otorgaron un préstamo de 1.400 millones de dólares (1.237 millones de euros) a Tesla para construir la planta, y la compañía tiene que generar una serie de ingresos fiscales al país para mantener el suelo. 

Tesla no debería tener problemas para cumplir esos términos financieros, pero aun así el gobierno chino tiene a la empresa en sus manos.

Elon Musk con el exalcalde de Shangái, Ying Yong, en 2019
Elon Musk con el exalcalde de Shangái, Ying Yong, en 2019

STR / AFP via Getty Images

En estos contratos también hay condiciones subjetivas. Según el acuerdo que tiene Tesla para utilizar el suelo de su fábrica en Shanghái los próximos 50 años, si las autoridades chinas necesitan recuperar la tierra antes "por interés público" la pueden reclamar en cualquier momento, pagando a Tesla "indemnizaciones basadas en el valor residual de los edificios e instalaciones construidas en él". Qué se considera "interés público" es algo que no está definido.

Las autoridades también pueden reclamar la tierra si la empresa no cumple sus objetivos de ingresos fiscales o si el entorno que rodea la fábrica está dañado. En el caso de que las autoridades creen que Tesla ha violado los términos del acuerdo, pueden recuperar la tierra y todo lo que haya en ella sin pagar a Tesla un céntimo. Y cualquier recurso tendría que pasar por los tribunales chinos, que no son conocidos por su imparcialidad.

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Según la analista de bonos Vicky Bryan, fundadora del boletín de correo electrónico Bond Angle, Musk tiene más de un incentivo para mantener  una relación pacífica por ambas partes. Los choques del multimillonario con los legisladores estadounidenses podrían llevar a un futuro en el que Tesla se vea obligada a llevarse sus fábricas de EEUU y poner todo su dinero y fabricación en China.

"De la misma forma que decidió recoger sus juguetes de California y llevarlos a Texas", indica Bryan a Business Insider.

Estas claves, además de que China sea una porción creciente de las ventas de Tesla, provocan que el "Elon de China" tenga siempre su mejor comportamiento. Por ejemplo en la primavera de 2021: Tesla fue atacada por medios controlados por el estado chino por problemas de seguridad de sus vehículos; los comentaristas del país llamaban a la compañía "arrogante", y sus ventas se desplomaron. A diferencia de su estilo combativo en Estados Unidos, Musk rápidamente cambió a un tono más colaborador y pidió perdón a sus clientes para relajar la presión.

China: mi juego, mis reglas

Hasta el momento, Tesla ha tenido éxito en el creciente mercado de los coches eléctricos de China, pero la competición local se está haciendo cada vez más fiera.

"Conforme el mercado local de coches eléctricos se haga más fuerte, Tesla se hará más débil. La única ventaja que tiene es que emplea a decenas de miles de chinos", apunta Tu Le, fundador y director de Sino Auto Insights, una consultora que ofrece análisis del mercado de automoción chino.

Durante el año pasado, los modelos de Tesla han ido perdiendo terreno respecto al Hongguang Mini, el eléctrico que es tendencia en China. Las ventas del Model 3 se tambalean, asegura Le, porque los consumidores prefieren todocaminos SUV como el Model Y. Tesla no tiene previsto lanzar nuevos modelos en 2022, lo que es un problema en un mercado tan dinámico como el chino.

"Lo que puede pasar es que Musk comience a jugar con el precio del Model Y para compensar el Model 3", apunta Le. "En China impera la ley del retorno decreciente, porque siempre hay nuevos productos. En Estados Unidos ese truco funciona, pero en China no es el caso", añade.

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Cuando Tesla estaba siendo atacada por los medios chinos el año pasado, Le explicó a Business Insider que eso era una advertencia para Elon Musk. El gobierno chino no tiene problemas en utilizar compañías extranjeras para construir industrias, solo hasta que los competidores domésticos crecen lo suficiente para reemplazarlos. El mensaje fue: pórtate bien, o podemos enseñarte el camino de salida.

Desmond Shum, un empresario inmobiliario chino que recientemente publicó un libro en el que relataba su ascenso y caída desde el escalón más alto de la comunidad china de negocios, también compartió otro consejo para Musk, que aplica a que no importa cuánto de servil sea con los legisladores chinos.

"Mi mensaje sería este: la estrategia de China cuando tiene como objetivo una determinada industria es llevarte al país para, pasado un tiempo, reemplazar a todos tus proveedores. 'Nuestro proveedor es más barato' o 'Es de confianza'. A partir de entonces te quitarán tu tecnología", aseguró Shum. "Una vez reemplacen a todos tus proveedores, estás a sus pies. Si eres Elon Musk, deberías tener cuidado de eso", añadió.

El 'Elon Chino' está en un juego peligroso con Pekín. Tentado por el enorme mercado chino, ahora se ha convertido en una herramienta para su gobierno autocrático. Vinculado aun contrato y la promesa de futuras riquezas, ha adoptado un nuevo alter ego para congraciarse con el gobierno. Musk ha elegido jugar con las reglas de Pekín, aunque eso le fuerce a contradecir sus valores occidentales. Pero Pekín puede cambiarlo en cualquier momento. Ni toda la amabilidad del mundo podrá cambiar eso.

Las naves espaciales y los memes de Twitter pueden llevarse la atención, pero si quieres entender el futuro que Elon Musk quiere conseguir, ignora su imagen de tipo duro en Estados Unidos. Es este tercer Elon Musk tan dócil el más peligroso, y apenas acaba de comenzar.

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