Independizarse es hoy más complicado que hace 15 años: sólo el 15,6% de los jóvenes pueden emanciparse, frente a un 26% en 2007

Un grupo de jóvenes pasea por Madrid con mascarilla en plena pandemia de coronavirus

La frase cualquier tiempo pasado fue mejor tiene muchos matices y tiende inevitablemente a romantizar lo ya vivido. Sin embargo, si hablamos de independizarse, no hay duda: los jóvenes de hoy en día lo tienen especialmente crudo para afrontar con éxito la misión de vivir de forma independiente.

En 2007, la economía española vivía un pseudo apogeo. El paro tocó mínimos históricos, la ocupación alcanzó máximos al calor de la fiebre inmobiliaria. Entonces, la tasa de emancipación de los jóvenes estaba en máximos históricos: en el segundo trimestre de 2008, el 26% de los menores de 29 años podía independizarse (una cifra que tampoco es para tirar cohetes).

Pero tan pronto como estalló la burbuja, la riqueza, y muchas empresas y empleos se fueron al garete. Hay mucho de lo perdido entonces que no ha vuelto a recuperarse, como la libertad de los jóvenes para vivir por su cuenta.

En 2021, sólo un 15,6% de los menores de 29 años tiene la capacidad de residir de forma independiente, según el último Observatorio de Emancipación publicado por el Consejo de la Juventud de España (CJE). O lo que es lo mismo, el 84,4% de los jóvenes menores de 29 años no pueden emanciparse

Del 26% de hace 13 años hemos pasado a un 15,6%, más de 10 puntos porcentuales menos. La tasa de emancipación joven en España está en mínimos históricos prácticamente. El dato sólo se supera a mediados de 2021, cuando sólo un 14,2% podía independizarse, un bajón que tiene que ver con el parón de actividad y empleo derivado de la pandemia.

"La leve mejora de la emancipación juvenil se apoyó en una intensa recuperación del empleo destruido a raíz de los confinamientos provocados por la pandemia", señala el informe. En 2021, la tasa de paro joven registró una caída semestral de 5,2 puntos hasta situarse en el 23,6%, por debajo del 23,8% de finales de 2019, y convirtiéndose en el registro más bajo desde 2008. 

Sin embargo, "la recuperación del empleo joven se ha cimentado en la precariedad laboral". Temporalidad con contratos de muy corta duración, jornadas a tiempo parcial y bajos salarios son el pan de cada día de los jóvenes españoles.

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La tasa de paro joven está en el 29,6%, a años luz del 12,5% de la media nacional.

Y, cuando lo consiguen, es en condiciones precarias: "la recuperación de puestos de trabajo en 2021 se cimentó en la precariedad laboral de la juventud, denotando que el crecimiento económico pospandémico proseguía la senda de fragilidad de la anterior crisis económica", explican desde el CEJ. 

Esto se refleja, por ejemplo, en la temporalidad: casi 2 de cada 3 jóvenes con trabajo tienen un contrato temporal

Es más, en 2022, el número de jóvenes ocupados con contratos de un día se ha disparado a máximos históricos. En el primer semestre del año hubo 19.600 jóvenes de entre 20 y 24 años con contratos de 1 día. El dato más alto jamás registrado en la serie del INE.

Otro indicador de la debilidad del empleo joven se encuentra en la parcialidad, que alcanza el 25,4 % de los contratos. 

Paro, temporalidad y jornadas parciales se traducen necesariamente en bajos salarios. Como consecuencia, los jóvenes son más pobres que hace 20 años y los mayores, más ricos

Hace 20 años, la riqueza de los hogares jóvenes estaba un 37% por encima de los niveles actuales. En 2002, la riqueza neta de los menores de 35 años se situaba en 108.370 euros. En 2020, ha caído hasta los 68.310 euros, según la última Encuesta Financiera de las Familias, publicada por el Banco de España.

Mientras tanto, los mayores de 45 años han visto aumentar su riqueza, incluso a pesar del batacazo que supuso la crisis de 2008, cuando todas las rentas se hundieron.

Esto significa que la brecha generacional de la riqueza en España se ensancha: los mayores de 45 años son más ricos, mientras que los menores de 34 son más pobres que en 2002. 

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