El hidrógeno puede ser una alternativa limpia al transporte de mercancías, pero España aún no tiene ninguna 'hidrogenera' pública de las 100 que prevé para 2030

El vehículo eléctrico tiene su talón de Aquiles en el transporte de mercancías. El diésel domina las ventas de camiones en Europa, hasta el punto de suponer el 96% de los vendidos en 2020 según la patronal europea de fabricantes ACEA, y apenas hay un millar de eléctricos en toda la flota de transporte pesado del Viejo Continente.

Las características de estos vehículos, especialmente la necesidad de autonomía y el peso de las baterías, dificultan su electrificación, pero otra tecnología podría ayudar a reducir su dependencia de los motores de combustión: el hidrógeno.

La tecnología de pila de combustible de hidrógeno (FCEV) ofrece un combustible limpio en emisiones —solo emite vapor de agua—, con una autonomía elevada —Toyota llegó a superar los 1.000 kilómetros a las afueras de París— y un tiempo de recarga similar a un vehículo convencional. Algunas regiones como la Comunidad de Madrid ya lo están probando para impulsar autobuses interurbanos.

España puso en marcha hace algo más de un año la Hoja de Ruta del Hidrógeno, una estrategia para cumplir la senda de descarbonización europea que incluía entre sus objetivos para 2030 generar una red de entre 100 y 150 estaciones de servicio, conocidas como hidrogeneras.

La realidad es que ese objetivo está muy lejos: a día de hoy apenas hay 6 hidrogeneras en España y ninguna de ellas es de acceso público.

Esa red es clave para cumplir otras metas, como que entre 5.000 y 7.500 vehículos ligeros y pesados de transporte de mercancía utilicen este combustible y entre 150 y 200 autobuses públicos estén impulsados por pila de hidrógeno. 

Actuamente, solo hay 15 unidades impulsadas por hidrógeno matriculadas en toda España, según Anfac, y apenas se venden dos modelos: el Hyundai Nexo y el Toyota Mirai.

España, ante el desafío de la movilidad eléctrica: necesita multiplicar por 25 el número de vehículos eléctricos en menos de una década para cumplir sus objetivos

Es uno de los problemas que preocupa a la patronal de fabricantes de vehículos presentes en España (Anfac), que ha lanzado este lunes un documento con 10 medidas para impulsar el crecimiento de la movilidad con hidrógeno en España.

"Si no concretamos propuestas el esfuerzo del sector de automoción en innovar e invertir en nuevos vehículos no se verá acompañado y no podremos lograr nuestros objetivos de descarbonización del parque en 2050”, asegura el director general de la patronal de fabricantes, José López-Tafall.

Incentivos, infraestructura y un organismo que planifique el despliegue del hidrógeno

Entre las medidas que proponen los fabricantes destaca la petición de un "marco continuado de incentivos a la compra" de estos vehículos, como el Plan Moves III —que sí incluye a los vehículos de pila de combustible— pero también otras actuaciones como compras públicas o adquisiciones para flotas de policía, autobuses o taxis.

También reclaman planes de ayuda para el desarrollo de la infraestructura de repostaje, partiendo de un "plan de escalada" con 2025 como objetivo, con las primeras ayudas dirigidas a las "flotas cautivas" (autobuses urbanos, taxis, policía) y privadas. El objetivo de esto es garantizar un consumo mínimo que justifique la inversión de la instalación de estas hidrogeneras y la amortización de la inversión.

Además, las medidas propuestas también aluden al precio de la luz al pedir "un coste competitivo del hidrógeno verde", aquel que se produce empleando energía renovable para dividir el agua en hidrógeno y oxígeno a través de un procedimiento químico denominado electrólisis. 

"Para ello, es necesaria una sustancial reducción del precio de la electricidad, trasladando íntegramente al precio final la reducción de costes que permite el apoyo público a la inversión en renovables", resaltan desde Anfac.

Los grandes grupos energéticos piden un modelo de negocio como país para convertir a España en un 'hub' del hidrógeno estratégico para Europa

Otras medidas que proponen los fabricantes son adaptar la regulación para aspectos no cubiertos como el servicio postventa o el reciclado o estudiar el uso de la red de gas natural para el hidrogeno y su separación en los puntos de suministro.

También reclaman establecer un mecanismo de garantía de origen en el hidrógeno con fuentes renovables; una legislación específica para las hidrogeneras; o apoyar la investigación y la formación.

La décima medida que proponen los fabricantes es crear un organismo público que se ocupe de impulsar el despliegue de la infraestructura de repostaje de hidrógeno, garantizar precios competitivos para la recarga y afrontar las reformas necesarias para favorecer su uso en la movilidad.