El papel estratégico de España para equilibrar la balanza de la dependencia europea del gas natural ruso cobra fuerza en plena transición energética

Un técnico frente a una planta de gas natural en Argelia.
Un técnico frente a una planta de gas natural en Argelia.
  • España podría jugar un papel estratégico para equilibrar la balanza de la dependencia europea del gas natural ruso, apoyándose en las relaciones con el Norte de África y Sudamérica.
  • España podría ser uno de los grandes beneficiados de la transición energética, tanto por su elevado potencial renovable, especialmente en energía solar, como por su posición geopolítica.
  • Europa se aprovisiona de gas natural con dos gasoductos procedentes de Rusia, lo que la convierte en muy dependiente del mercado ruso.
  • La excepción a esta dependencia se encuentra en España, que conecta con Algeria a través del gasoducto de Medgaz para el suministro de gas natural.
  • Alemania cierra plantas de carbón y centrales nucleares que sustituye con dos gasoductos procedentes de Rusia: North Stream I ya operativo y un segundo que entrará en funcionamiento en breve.
  • Estados Unidos quiere ganar peso en el suministro gasístico a Europa pero no puede competir con esta infraestructura.
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Cintillo especial Coronavirus

En un momento en el que la transición energética hacia las renovables se configura como la punta de lanza de la reconstrucción económica del coronavirus, el gas natural cobra relevancia con su papel de backup de las energías verdes en el mix energético. Y España podría jugar un papel estratégico para equilibrar la balanza de la dependencia europea del gas natural ruso, apoyándose en las relaciones con el Norte de África y Sudamérica.

España podría ser uno de los grandes beneficiados de la transición energética, tanto por su elevado potencial renovable, especialmente en energía solar, como por su posición geopolítica. “Si tuviéramos unas buenas interconexiones eléctricas con Europa seríamos uno de los ganadores porque podríamos vender mucha energía”, señala una de las debilidades del sistema nacional eléctrico el investigador de Energía y Cambio Climático del Instituto Elcano, Gonzalo Escribano, en un webinar organizado por Deusto Business School.

Una piedra en el zapato frente a un Green Deal europeo que se articula como la punta de lanza de la reconstrucción económica europea tras el coronavirus. 

Alemania, y el resto de las economías europeas, se desprenden de sus plantas de generación más contaminantes. La canciller alemana, Angela Merkel, cierra plantas de carbón y “centrales nucleares que sustituye con dos gasoductos procedentes de Rusia”, explica el profesor emérito del departamento de Economía y Finanzas de Esade, Robert Tornabell, en una entrevista con Business Insider España. Uno de ellos, el North Stream, está inaugurado y circula por el mar Báltico. El segundo de ellos “está a punto de entrar en servicio y Alemania se convertirá en el centro de recepción de Europa de gas natural”, explica Tornabell. 

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La excepción a esta dependencia se encuentra en España, que conecta con Argelia a través del gasoducto de Medgaz  para el suministro de este combustible fósil. Pero Rusia se ha hecho con el control del suministro de gas natural a Europa. “El flujo de gas ruso, que proviene de las regiones que componían la antigua URSS, tienen preponderancia y protagonismo”, confirma Emiliano López, presidente de Petronor, en el webinar organizado por Deusto Business School. 

Tres países, Catar, Rusia y Estados Unidos, dominan el suministro del gas natural en el mundo. Y en un entorno en el que el gigante norteamericano trata de arañar peso en el suministro gasístico a Europa, resulta que la balanza se inclina a favor de Rusia. “Trump no podría competir con esta infraestructura pese a los bajos precios del gas de esquisto”; explica el profesor de Esade. "Merkel ha dicho que compra a Rusia y Putin ha salvado la guerra por los suministros de Alemania".

En los últimos años se ha producido un giro y, si en 2018 el 51% de las importaciones de gas natural en España procedían de Argelia, los últimos datos apuntan a un 16% o un 17%. “Lo que preocupa es Argelia en concreto y el caso de España. Argelia va camino de perder la mitad de las exportaciones de gas este año”; apunta Escribano. "En la agenda de la Unión Europea las relaciones con Argelia están sufriendo un declive significativo", coincide en el argumento López, que llama la atención sobre que estos flujos de gas deberían reequilibrarse con los procedentes de Rusia “El Norte de África es nuestra seguridad. Si pasara algo con Argelia el problema de seguridad de Europa sería significativo”; incide el experto.

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Se trata de fomentar la relación con Argelia, aunque el principal escollo para la Unión Europea es que este país acostumbra a trabajar con contratos muy rígidos y precios muy altos, lo que le ha puesto en bandeja la situación al gas de esquisto estadounidense. 

Llama la atención el rol que ha adquirido el gas de esquisto norteamericano (shale gas) dentro del suministro gasísitico europeo en un momento que no es, precisamente, el óptimo para los hidrocarburos, con los precios del petróleo todavía recuperándose del desplome de abril y el del gas natural por los suelos todavía. “El shale gas americano está rompiendo el mercado de flujos ordinarios.Esto nos puede llevar a un problema si no contemplamos las relaciones gasísticas para el desarrollo de la economía productiva ligada al sector energético”, resalta López. También Escribano hace hincapié en que la situación no es sostenible por precio y avanza en que todo parece apuntar a una ola de cierre de empresas de gas de esquisto en Estados Unidos. 

Jugarán un papel fundamental en la transición energética los metales raros, conjuntamente con las reservas de hidrocarburos ubicadas en Latinoamérica. Así, para reequilibrar las relaciones energéticas de una Europa escorada hacia el mundo ruso y asiático “España tiene dos desafíos fundamentales, poner en la agenda la relación de cooperación con el Norte de África y la relación con la comunidad iberoamericana para convertir la economía de las materias primas en una economía productiva”, afirma el presidente de Petronor.

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La industria española es percibida, de hecho, como amable por el resto del mundo, “lo que en geopolítica se llama poder blando”, explica Escribano. El profesor insta a impulsar en papel de España en los flujos de adquisición de gas natural así como su papel en las relaciones con América Latina.  

La Unión Europea avanza hacia una economía descarbonizada en 2050, y si bien no está claro cuál será el mix energético entonces,  sí que se plantea necesario diversificar las tecnologías de producción energética. “El Green Deal no es una apuesta por la unidad energética sino por una pluralidad del mix energético donde el único horizonte es la reducción de la huella de carbono”, recuerda López. 

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