Los fiascos de Elon Musk y por qué se los toma como con Twitter

Elon Musk, dueño de X (la red social anteriormente conocida como Twitter).
Elon Musk, dueño de X (la red social anteriormente conocida como Twitter).

Reuters

  • Elon Musk ha cosechado muchos éxitos, lo que le hace ser el hombre más rico del mundo, pero también varios fiascos y fracasos. 
  • Las piedras en el camino no parecen afectarle e incluso se las toma con humor para algunos, prepotencia y temeridad para otros. 

Igual es paradójico hablar de fiascos o fracasos en Elon Musk, cuando según la revista Forbes, a 1 de diciembre de 2023 era y sigue siendo el hombre más rico del mundo, con una fortuna estimada en 245.000 millones de dólares, casi la cuarta parte del todo el PIB español, tras aumentar solo en noviembre en 28.000 millones. Sin embargo, hasta el más exitoso tiene fiascos, o de hecho, para alcanzar la cima es inevitable tenerlos. 

Musk es el artífice de Tesla, PayPal o Space X, que están revolucionando la automoción, los pagos y la carrera espacial, respectivamente, además de poseer la red X, la antigua Twitter. Pero esta última podría sumarse a sus fracasos, aunque se lo ha tomado a broma y con desdén, no sabemos si por soberbia o porque verdaderamente, ¿qué puede preocupar a un hombre con 245.000 millones de dólares de patrimonio? 

X no va por buen camino

Parece que X o Twitter, a pesar de su influencia mundial como red social referente en los últimos años, está en horas bajas, desplomándose su valoración hasta la décima parte de cuando Elon Musk la compró, que estaba por los 44.000 millones dólares. A tenor de los 28.000 millones de dólares que ha ganado en noviembre, quizá su pasotismo ante esta situación no sea postureo o soberbia. 

Lo cierto es que el magnate norteamericano ha destrozado Twitter desde su compra: ha perdido el 90% de su valor, ha despedido al 80% de su plantilla y ha perdido la mitad de los ingresos publicitarios. Quería darle la vuelta como un calcetín y lo ha hecho, pero con resultados nefastos. 

Musk ha arremetido sobre todo contra los anunciantes, calificando la pérdida de confianza como "boicot publicitario", palabras textuales pronunciadas durante una entrevista en la conferencia DealBook en Estados Unidos. Lejos de calmar los ánimos y volver a seducir a la publicidad que se va, ha echado más leña al fuego, insultándoles públicamente: “Si alguien va a intentar extorsionarme con publicidad, extorsionarme con dinero, váyanse a la mierda. ¿Está claro? Espero que lo esté”, aseguró Musk con vehemencia.

Otros fiascos de Elon Musk

Pinta mal el futuro de X, sea porque era inevitable su caída al margen de Elon Musk, o porque el multimillonario visionario no quiere o puede reflotar la antigua Twitter, y tampoco parece importarle tanto. A ello se suma otro fracaso reciente como el de fallido lanzamiento de la Starship. Es algo normal en el sector, pero no tanto que la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA) suspenda los lanzamientos hasta nueva orden para investigar este último percance, sobre todo porque la causa parece ser incompatible con la legalidad, al desprenderse fragmentos de hormigón de la estructura cuyo tamaño excedía los protocolos. 

Zip2, su primer fracaso

Como buen emprendedor americano, Elon Musk empezó pronto a crear empresas y proyectos. Con 24 años, él y su hermano Kimbai fundaron Zip2, una compañía que proporcionaba software de guías locales para periódicos en Internet. Era el año 1995 y, aunque comenzó muy bien creciendo con rapidez, pronto comenzó su caída, hasta que en 1999 Compaq Computer pagó 307 millones de dólares por ella, lo que demuestra que la idea era buena, pero que Elon tiene el gran defecto de no gustarle trabajar con la gente ni delegar. Quizá digas, sin embargo, cuando sepas que con esta venta Musk se llevó 22 millones de dólares, que el concepto de fracaso parece ser muy diferente entre esta élite emprendedora. 

La filosofía de Musk se resume en una frase que le dijo a un inversor de capital de riesgo: "Mi mentalidad es la de un samurái. Prefiero cometer seppuku antes que fracasar".

Prueba y error con Tesla

Tesla es ahora todo un éxito, con sus matices, pero es indudable de que es el líder y referente de la automoción eléctrica. Parecía imbatible, hasta que la poderosa industria china amenaza su hegemonía (no olvides que las baterías de los coches de Tesla se fabrican íntegramente en China). Empresas como BYD tienen planeada una "invasión" automotriz en Europa y Sudamérica. 

Al margen del presente y el futuro de Tesla, que aun así es brillante, los comienzos fueron duros, con años de pérdidas que, sin embargo, Elon tenía asumido, convencido de que era el camino. No se equivocó, pero a base de prueba-error y de fiascos iniciales, como los retrasos en la entrega de su Model X, cuyas primeras unidades estaban previstas para 2013 y se comenzaron a entregar a finales de 2015. Luego llegarían más dificultades con la entrega de piezas. 

Lo mismo con SpaceX

Si en algo destaca Elon Musk en ser un visionario, viendo modelos de negocio y necesidades futuras donde el resto no veía nada o solo sueños imposibles. Pero el multimillonario ha demostrado con muchas de ellas que tenía razón, avanzando años en áreas como el viaje espacial. Pero, como con los vehículos de Tesla, los cohetes de SpaceX también tardaron en despegar, nunca mejor dicho. 

Sus comienzos fueron más que difíciles, hasta el punto de que la gente podía creer que solo agencias estatales como NASA son capaces de lanzar al espacio satélites, cargas y personas con eficacia y eficiencia. Al borde de la bancarrota, al final se sobrepuso y, aunque siguen con problemas, SpaceX ha lanzado solo en lo que va de año 76 lanzamientos y para 2024 quiere llevar a cabo 12 lanzamientos al mes (uno cada dos días y medio), sobre todo para completar su red de satélites Starkink y llevar Internet a todo el planeta. 

Para hacerte una idea del potencial de SpaceX y de que la intensa carrera de aprendizaje y pérdida de dinero ha valido la pena, la compañía de Musk envía al espacio el 80% del total de carga mundial, lo que equivale a poner en órbita casi 10 veces más masa que su competidor más cercano: China. 

La actitud de Elon Musk ante el fracaso

Como ves, sus fiascos y fracasos se han causado en parte por un empecinamiento en lograr sus objetivos, por utópicos que a otros les pudiera parecer. Eso ha hecho que se cumpla la máxima de que cuando persigues sueños complicados o imposibles, si persistes al menos parte de ellos se harán realidad. 

Elon Musk y su reacción ante la caída paulatina de X se puede comprender desde su filosofía de vida, más allá de que pueda parecer prepotente o temeraria, porque no piensa tanto en las pérdidas o fracasos, sino en los resultados a largo plazo, y Tesla o SpaceX le acaban dando la razón. Está claro de que no es un empresario al uso, y su visión está llevando a una revolución en muchas áreas, aunque inevitablemente jalonadas con piedras en el camino, cuando no muros. 

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