Gano casi un millón al año como redactor autónomo y solo trabajo 5 horas al día: así aprendí lo necesario para conseguir clientes

Chris Orzechowski
Chris Orzechowski

Chris Orzechowski

  • Chris Orzechowski empezó este camino en 2013 y ha ido combinándolo con otros trabajos hasta poder vivir solo de la redacción publicitaria.
  • Durante años ha reinvertido la mayor parte del dinero en continuar formándose para aprender de los mejores.

Este artículo se basa en una traducción de una conversación con Chris Orzechowski, redactor publicitario autónomo y estratega de marketing por correo electrónico para el comercio electrónico con sede en Nueva Jersey. Business Insider ha verificado sus ingresos anuales con documentación. El texto ha sido editado por razones de extensión y claridad.

Al principio me convertí en redactor freelance para complementar mis ingresos como profesor de un colegio público. Empecé a estudiar redacción publicitaria en 2013, pero no conseguí mi primer cliente pagado hasta 2015.

Mi primera idea fue comenzar un blog con la esperanza de que podría monetizar la web. Lancé algunas webs, y nada funcionó bien, pero aprendí un montón en el proceso.

Mi portal más reciente, en 2013, era un blog que trataba sobre el entrenamiento de lucha libre. Consiguió un número decente de seguidores e incluso ganó un poco de dinero a través del marketing de afiliados. Pero después de 6 meses de trabajar de 5 a 6 horas por la noche y no ganar casi dinero, sabía que algo tenía que cambiar.

Por aquel entonces, aprendí sobre la redacción de textos publicitarios y que la gente te pagaba por escribir anuncios para ellos, ya fuera en un correo electrónico, en una página de ventas o en un vídeo. Sabía que podía escribir y disfrutaba haciéndolo. Así que aposté por ello.

Entré en Amazon y compré una docena de libros sobre redacción, entre ellos Scientific Advertising y The Ultimate Sales Letter. También empecé a leer publicaciones en blogs y a consumir contenidos de los mejores redactores, como André Chaperon, Frank Kern y Russell Brunson, e invertí en cursos online como CopyHour y Copy Chief.

Luego me lancé a buscar clientes y conseguí mi primer trabajo. Me pagaron 300 dólares y escribí un montón de correos electrónicos, 5 páginas web, un inserto de producto (un anuncio que acompaña al artículo que has comprado) y un par de entregas más. El proyecto me llevó unas 3 semanas, pero no me importó. No podía creer que alguien me pagara por escribir algo para ellos. 

En los últimos 12 meses he ingresado 974.000 dólares de ingresos brutos y tengo clientes en más de 30 países. Dedico una media de 4 a 5 horas diarias a mi negocio.

 

En 2015 tuve que tomar una decisión

Hacia el final de mi segundo año de enseñanza estaba destrozado, pero mi negocio había empezado a despegar. Ese año gané unos 7.000 dólares por los proyectos.

Tenía 2 opciones: encontrar otro trabajo o dedicarme a la redacción de textos publicitarios a tiempo completo. Al final encontré otro trabajo como profesor.

¿Habría podido esprintar y conseguir suficientes clientes para reemplazar mis ingresos perdidos? Tal vez, pero mi novia (ahora esposa) y yo estábamos comprando nuestra primera casa. Tenía previsto pedirle matrimonio ese verano y no podía arriesgarme. Así que me dije a mí mismo que me dejaría la piel cada noche y cada fin de semana para construir mi negocio paralelo.

Mi nuevo trabajo era profesor de matemáticas en un instituto de mi ciudad natal. Me pagaban 54.427 dólares. Trabajaba de copywriter en la hora de almuerzo y después de llegar a casa a las 4 hasta las 9 o 10. Los sábados y domingos hacía entre 4 y 8 horas de trabajo extra. En 2016, había ganado unos 52.000 dólares trabajando para clientes, casi tanto como en mi trabajo a jornada completa.

Invertí la mayor parte del dinero que ganaba como redactor en formación y desarrollo empresarial. Uno de mis mayores gastos fue un programa de formación de 5 semanas llamado Real Free Life, de Kevin Rogers, que costó 5.000 dólares. 

También invertí en formación continua con Rogers para seguir creciendo y aprendiendo. Me suscribí a otras asociaciones y comunidades de marketing y redacción publicitaria, como las de Ryan Lee y John Carlton, para aprender de distintos maestros.

Con el tiempo me sentí preparado para dar el salto

En 2017 me reuní con el director del colegio en el que trabajaba para una evaluación de mitad de año. Lo primero que me dijo fue "Chris, siento que tu cabeza y tu corazón no están en esto. A menos que cambies y empieces a mostrarme algo, no voy a renovar tu contrato".

Estaba ganando dinero con mi trabajo paralelo. Tenía clientes —incluso uno con contrato por unos 8 meses en ese momento— y tenía confianza, una cartera y una red. Mi razonamiento era: imagínate que tuviera mis mejores 40 horas de la semana para centrarme en el negocio en lugar de mis peores 40 horas.

Una semana después, entré en el despacho del director y le entregué mi carta de dimisión. Era libre.

Cuando empecé a escribir a tiempo completo, lo intenté todo para conseguir clientes

Mucha gente me recomendó enviar correos electrónicos. Lo hice al principio y no obtuve casi ninguna respuesta. Los pocos que respondieron no eran serios.

Hasta que no me dirigí a propietarios de empresas que expresaban la necesidad de ayuda en redacción publicitaria, no empecé a ganar tracción. Encontré la mayoría de mis primeros clientes en varios grupos de Facebook. 

A veces, la gente publicaba un proyecto en el que necesitaba ayuda o una oferta de trabajo. Otras veces la gente me pedía opiniones sobre sus anuncios y correos electrónicos, así que básicamente les daba consultas públicas gratuitas. 

Empecé a grabar vídeos en los que revisaba su texto y les daba sugerencias. Luego respondía a sus mensajes con un enlace al vídeo.

Mucha gente de esos grupos veía esos vídeos y veía mis comentarios. Me hice amigo de tantas personas como pude, y cuando necesitaban un escritor, me llamaban a mí.

También hice otras cosas como ofrecer una sesión de formación gratuita de 60 minutos sobre marketing por correo electrónico en uno de los grupos de Facebook. 

Lo que hice para cobrar más

En primer lugar, me hice "famoso en el nicho". Me he hecho muy conocido en el ámbito de la redacción publicitaria porque llevo más de 5 años publicando contenido sobre el tema todas las semanas.

En segundo lugar, he aceptado la ley de la oferta y la demanda. Soy un solo hombre y recibo nuevos clientes cada semana, a veces cada día. No tengo tiempo para trabajar con todo el mundo, así que puedo elegir lo mejor de lo mejor y trabajar solo con la gente con la que realmente quiero trabajar, a la tarifa que quiero cobrar. 

Si a un cliente no le gustan mis honorarios, no pasa nada; tengo clientes a la vuelta de la esquina.

Por último, he publicado contenido sobre los resultados que he obtenido. Cada vez que hago un lanzamiento o una campaña que funciona bien, lo desgloso para que otras personas puedan replicar ese éxito en su propio negocio, y abrumo a la gente con pruebas. La gente está convencida de mis resultados cuando se pone en contacto conmigo.

No paso ni un segundo convenciendo a nadie de que debe contratarme. Para eso está mi contenido.

Si quieres ganar mucho dinero como redactor publicitario, tienes que negarte a escuchar la razón

Tienes que creer en ti mismo, incluso cuando sepas que tus colegas, amigos e incluso tus familiares piensan que estás loco.

Con la pandemia, quise dejar mi negocio todas las semanas durante 2 años seguidos. Estaba en una gran fase de crecimiento y estaba reinvirtiendo una tonelada de capital en el negocio, y me parecía que el mundo entero conspiraba contra mí.

Pero cuando me acostaba por la noche, me recordaba a mí mismo por qué estaba haciendo esto. Una de las razones era que mi hijo nació un par de semanas después de que se aplicaran los cierres. No tenía ni idea de lo que iba a pasar, pero sabía que no era el momento de bajar el ritmo. No iba a defraudar a mi familia.

También sabía que mucha gente necesitaba mi ayuda. Había personas que estaban como yo, tratando de escalar sus negocios para poder dejar sus trabajos. Había clientes que intentaban vender para pagar sus nóminas. ¿Cómo podía fallarles? No podía, simplemente no era una opción. 

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