La guerra por las patentes de las vacunas se recrudece mientras las regiones más pobres siguen clamando por su liberación

Vacunas contra el coronavirus

Reuters

  • Mientras Europa se prepara para el pinchazo de refuerzo o tercera dosis de las vacunas contra el coronavirus, unos 50 países han vacunado a menos del 5% de su población. 
  • La batalla por las patentes se recrudece, a la vez que organismos como la OMS, la OMC, el FMI o el Banco Mundial demandan una "mayor equidad" en la distribución de las inyecciones. 
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Mientras en las naciones con renta más alta más de la mitad de la población ha recibido la pauta completa para inmunizarse frente a la covid-19, en los países pobres este porcentaje ni siquiera llega al 2%. 

Tres cuartas partes de las dosis inoculadas han ido a parar a tan solo 10 países, que desoyen las voces de los expertos de aplazar la tercera dosis de refuerzo y destinarla a frenar la pandemia en las regiones con menos ingresos. 

Según datos recabados por el Centro de Documentación Europa de Almería, en Malta el 87,6% de la población ya tiene las dos dosis administradas, un punto por encima de Islandia. En España hemos llegado al 70%, porcentaje que superan Países Bajos, Dinamarca, Portugal, Irlanda y Bélgica. 

"La pandemia acabará cuando el mundo quiera que acabe", aseguró el director de la OMS en declaraciones a la Agencia EFE. "Tenemos todas las herramientas para hacerlo, pero no acabamos con la pandemia por la falta de compromiso político", subrayando que "compartir vacunas no es caridad" y que "no estaremos libres de peligro mientras no se haya extinguido el fuego en todas partes". 

Para solventar la escasez y acelerar la producción Tedros solicitó que las farmacéuticas compartan su conocimiento e intensifiquen la producción de inyecciones, dejando los beneficios y las patentes en segundo lugar. La propia UE se abrió a estudiar la liberación en mayo, pero blindando las de ARN mensajero de Pfizer y Moderna.

El ejemplo de la vacuna de Oxford-Astrazeneca ejemplifica como los investigadores de la universidad tuvieron miedo de que la vacuna no llegase a los países más pobres. Según explicaThe Financial Times en abril de 2020 los cultivos celulares se enviaron al Instituto Serum de la India. Oxford y la farmacéutica anglo-sueca firmaron desde entonces un acuerdo de licencia con Serum, produciendo cientos de millones de dosis para países de ingresos medios y bajos.

Fue el inicio de la feroz batalla por la transferencia tecnológica y la propiedad intelectual de las vacunas contra el coronavirus. "Sabemos que AstraZeneca podría haber tenido una opinión diferente y que podría haber preferido tener el control total", apunta al FT Sandy Douglas, uno de los responsables de desarrollar la inyección.

India y Sudáfrica solicitaron en octubre una propuesta a la Organización Mundial del Comercio para suspender los derechos de propiedad intelectual para toda la tecnología y fármacos relacionados con la covid-19, pero la iniciativa fue rechazada. Lo que estos países pretendían era aumentar y diversificar de este modo la producción de vacunas. 

La industria farmacéutica ha respondido a las demandas de exención de patentes argumentando que ya están haciendo lo posible para escalar la producción, apuntando a que liberar su propiedad intelectual no conduciría a más dosis. También apuntan a que los fabricantes externos carecen de la experiencia y los conocimientos necesarios para producir vacunas complejas sin ayuda.

Tres meses después de que Estados Unidos sorprendiese al mundo al respaldar la exención de patente para las inyecciones contra el coronavirus, los países más desfavorecidos no han conseguido avances. Las negociaciones de la OMC sobre la derogación propuesta se suspendieron sin avances a finales de julio y pese a la petición del Director General de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, para retomarla debido a su urgencia, no se reanudará hasta septiembre.

Solamente el 1,3% de la población de los países de bajos ingresos tiene la pauta completa contra el virus. Asia Russell, directora ejecutiva de Health GAP, un grupo de defensa, demanda que la administración Biden está "impidiendo el acceso global a vacunas que salvan vidas", según recoge el Financial Times. 

Rusell también denuncia que la Casa Blanca carece de estrategia real para administrar los 14.000 millones de dosis que el mundo necesita para poner fin a la crisis del coronavirus. L

Los fabricantes de genéricos apuntan a que la demora está saliendo cara

Vacunas contra el coronavirus
REUTERS/Albert Gea

Compañías como Biocon en la India apuntan a que la escasez de vacunas está motivada por la negativa de las empresas a comprometerse con un mayor número de fabricantes. Países de gran tamaño como el asiático han sido excluidos por la propiedad intelectual y según el director de Biocon, Kiran Mazumdar-Shaw, podrían convertirse en una "parte muy importante de la cadena de suministro global". 

Por el momento, Pfizer y su socio BioNTech producirán inyecciones en un centro de producción en Sudáfrica a partir del próximo año. Desde el Financial Times recogen la declaración de la farmacéutica, cuyas fuentes afirman que "debilitar las reglas de propiedad intelectual no abordará los desafíos de acceso y tampoco permitirá que los pacientes lleguen a las vacunas más rápido". Por su parte, Moderna no respondió.

Otras voces como el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, recordaron recientemente los millones de muertes que se cobró el VIH durante la década que tardaron en llegar los medicamentos a las poblaciones más vulnerables. 

Suerie Moon, codirectora del Centro de Salud Global en el Instituto de Graduados de Ginebra, apunta a la ausencia de un marco regulatorio actual para la industria farmacéutica global.

“Si no encontramos una solución, si no demostramos que las reglas pueden ser lo suficientemente flexibles, que pueden extenderse para tener en cuenta las emergencias, se vuelven más frágiles, pierden su legitimidad y, en general, se vuelven menos aceptables", señala Moon.

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