Logran tratar con éxito la depresión grave de una paciente a través de un implante cerebral: 'Me ha devuelto a una vida que vale la pena vivir'

Los hallazgos ofrecen una nueva perspectiva sobre la naturaleza de la depresión.
Los hallazgos ofrecen una nueva perspectiva sobre la naturaleza de la depresión.
  • Un ensayo publicado en Nature Medicine abre un nuevo camino para tratar la depresión severa en pacientes con este trastorno que no han respondido a otros tratamientos.
  • Un dispositivo electrónico implantado en el cráneo de una paciente permite detectar la actividad cerebral asociada a la depresión e interrumpirlos mediante pequeños pulsos de estimulación eléctrica .
  • La paciente en la que se ha realizado este primer ensayo asegura que la terapia le ha devuelto a “una vida que vale la pena vivir”.
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Investigadores estadounidenses han logrado tratar con éxito la depresión grave de una paciente a través de un implante electrónico experimental capaz de restablecer los circuitos cerebrales vinculados a su estado patológico.

El estudio, publicado en la revista Nature Medicine ha sido catalogado de "éxito histórico" y abre un nuevo camino para tratar aquellas personas seriamente deprimidas durante años a pesar de las medicación u otros tratamientos. 

No solo eso. El ensayo permite comprender más sobre la naturaleza de la depresión. Lo que a su vez puede ayudar a abordarla desde otros enfoques y borrar los estigmas que rodean a esta enfermedad.

La investigación, realizada por un equipo de científicos de la Universidad de California en San Francisco (UCSF), se centró en solo un paciente: Sarah, una mujer de 36 años con una depresión grave desde la infancia que no respondía a múltiples combinaciones de antidepresivos y terapia electroconvulsiva.

El ensayo utilizó una técnica conocida como estimulación cerebral profunda, que conlleva implantar unos electrodos dentro del cerebro del paciente con el objetivo de regular su actividad cerebral.

El dispositivo funciona detectando la actividad fisiológica del cerebro activándose selectivamente cuando detecta patrones vinculados al estado patológico. Los cuales son interrumpidos mediante pequeños pulsos de estimulación eléctrica .

Este tratamiento ha sido utilizado durante años para tratar pacientes de Parkinson y epilepsia, sin embargo hasta el momento los resultados frente a la depresión no habían sido consistentes.

Estudios anteriores se habían centrado en regiones concretas del cerebro. La novedad de este ensayo es que se focalizó en varias áreas interconectadas. Lo que evidencia que no existe una sola "zona de depresión", sino que varias pueden entrar en juego e incluso ser distintas para cada persona.

"Este éxito en sí mismo es un avance increíble en nuestro conocimiento de la función cerebral que subyace a las enfermedades mentales", afirma Katherine Scangos, profesora asistente de psiquiatría clínica en la Universidad de California, San Francisco (UCSF) y autora principal en declaraciones recogidas por The Guardian.

"Estamos empezando a reconocer parte de la complejidad involucrada en cómo se regula el estado de ánimo en el cerebro como una red", revela Edward Chang presidente del departamento de neurocirugía. en UCSF y otro de los autores principales.

"Cuando recibí la estimulación por primera vez, sentí la sensación de alegría más intensa"

Para Sarah, el procedimiento ha resultado muy eficaz. Sus valores en las escalas de calificación disminuyeron la misma mañana en la que se encendió el dispositivo. 

Más importante aún, experimentó un drástico cambio en su ánimo.

"Cuando recibí la estimulación por primera vez, sentí la sensación de alegría más intensa y mi depresión fue una pesadilla lejana por un momento", asegura Sarah en rueda de prensa. “Me reí a carcajadas. Era la primera vez que me reía o sonreía espontáneamente en 5 años".

Para este ensayo el equipo de investigadores realizó primeramente un mapa de la actividad cerebral de la paciente, con el objetivo de detectar sus patrones individuales de depresión.

Tras ello, implantaron un dispositivo permanente, con una pequeña unidad de batería incrustada en su cráneo. El cual se activa al detectar dichos patrones y proporciona una estimulación capaz de cambiarlos hacia una actividad cerebral "normal".

El dispositivo cerebral con un precio de unos 35.000 dólares (unos 30.000 euros), fue una versión adaptada de uno utilizado para tratar la epilepsia. El ensayó contó para ello con la autorización explícita de la FDA.

El "circuito de depresión" se enciende cientos de veces al día y en cada uno de esos momentos el dispositivo emite un breve pulso estimulante. En total, Sahah recibe alrededor de 30 minutos de estimulación cada día, explica Scangos a The Verge.

Si bien no es capaz de sentir la "descarga", reconoce que tiene una idea general de cuándo sucede. "Hay una sensación de alerta y energía o positividad", comenta la paciente al medio.

A pesar de los resultados históricos obtenidos por el ensayo, el estudio está lejos de convertirse en una terapia disponible para pacientes en una situación similar a la de Sarah.

Esta prueba fue solo una primera demostración del nuevo enfoque. No obstante el equipo de UCSF ya ha inscrito a 2 pacientes más y espera reclutar a otros 9 para evaluar si la técnica se puede aplicar más ampliamente, permite conocer The Guardian.

"Tenemos mucho trabajo por delante como campo para validar este resultado y ver si realmente es algo que perdurará como opción de tratamiento", dijo Chang.

Sin embargo, los resultados ya suponen un avance, pues ponen de manifiesta una comprensión más profunda de la depresión. Lo que puede ser utilizado para otros enfoques en su tratamiento, más allá del uso del dispositivo cerebral.

Además, como remarca Sarah, los hallazgos pueden ser utilizados para acabar con el estigma que padecen las personas que durante años se enfrentan a este trastorno.

Como reconoce, había terminado por interiorizar parte de la idea de que debería poder sentirse mejor si se levantaba y se esforzaba lo suficiente. Ahora este estudio pone en evidencia que la depresión es algo mucho más complejo que un problema del estado de ánimo.

“Lo que nos estamos dando cuenta cada vez más es que la depresión es causada por circuitos [cerebrales] defectuosos”, resalta Scangos.

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