Nunca te comas la parte ‘limpia’ de un trozo de pan mohoso

  • No es nada seguro comer pan o fruta contaminados con moho, incluso si te deshaces de las partes mohosas.
  • Cuando el moho se reproduce, se extiende por toda la comida, escondiéndose en lugares que no puedes ver. Y aunque muchas especies de moho sean inofensivas, otras pueden llegar a enfermarte. No vale la pena correr el riesgo.
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Ya lo tienes todo para prepararte tu sándwich preferido. El pavo, el tomate y el queso suizo colocados sobre un lecho de lechuga romana entre dos rebanadas de pan. Un clásico. Pero, oh no, ¿qué es esto? ¿Moho? Míralo por el lado bueno, solo hay moho en una parte del pan. Podrías cortar esa parte y comerte el resto, ¿verdad?

Para empezar, no existe el concepto de una ‘parte limpia’ de moho en el pan. Eso es porque el moho es un hongo, como las setas. Las capas de la superficie son bastante más fáciles de detectar. Pero hay una vasta red de raíces en su interior llamadas hifas que no se perciben a simple vista. Es hora de echarle otro vistazo a ese pan que tienes. ¡Qué asco!

Tal vez puedas coger solo un pedazo de ese pan, pero ya te decimos que no es buena idea. Porque desde el momento en que percibes la superficie peluda del moho, lo que realmente estás viendo es la parte reproductiva del hongo llamada esporangio. Cada esporangio libera decenas de miles de esporas. Aunque no lo veas, todo el pan podría estar lleno de hongos. 

Pero parece un desperdicio tirarlo. Al fin y al cabo, comes moho voluntariamente todo el tiempo, como el que se utiliza para hacer el queso, la salsa de soja e incluso los antibióticos que tomamos para salvar la vida, como la penicilina. Comer solo un poquito del moho que esté en un pan no puede ser tan malo, ¿verdad?

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Al final, se trata de jugársela. Como cuando te comes una seta silvestre, muchas son comestibles, pero algunas pueden llegar a ser mortales. Con el moho pasa lo mismo. Hay miles de especies diferentes de moho; muchas son inofensivas para el ser humano. Pero, como tantos otros tipos que suelen brotar sobre los alimentos, es casi imposible saber si lo que te comes es completamente seguro.

El ‘Cladosporium’, por ejemplo, puede provocar a veces reacciones alérgicas, pero por lo general es inocuo. Mientras que otros tipos de moho, como el ‘Penicillium crustosum’, producen venenos dañinos llamados micotoxinas. En 2005, una pareja de ancianos tuvo que ser ingresada en el hospital tras comer una lata de sopa contaminada con este tipo de moho. Sufrieron graves temblores musculares, pero finalmente se recuperaron.

Pero otros mohos, como el ‘Rhizopus stolonifer’, pueden tener efectos permanentes. Y es posible que este moho te suene, ya que es el que suele crecer en el pan: es de color verde azulado, con manchas negras y muy ‘peludo’. En casos muy raros, puede provocar una infección mortal llamada 'Zygomycosis’, que hace que tu sangre se coagule. Puede, incluso, privar a tus células de oxígeno hasta el punto de provocar su muerte.

Y no es como las bacterias, donde un poco de calor puede suponer una amenaza para su supervivencia, porque las altas temperaturas no descomponen las micotoxinas. Y, como no tienes ni idea de cuál te puedes meter en la boca, pregúntate: ¿vale la pena correr el riesgo?

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