Una empresa familiar suiza que empezó vendiendo grasa animal y ahora se encarga de la tinta de seguridad del papel moneda podría tener la llave del pasaporte COVID

La pospandemia plantea muchas dudas a gobiernos e instituciones mundiales y una de las preguntas más recurrentes es cómo reabrir las fronteras internacionales y controlar el registro de vacunación de cada persona con un pasaporte covid.

Martín Sarobe es CEO en España de una empresa de seguridad física y digital que empezó vendiendo grasa animal y actualmente suministra la tinta para el 90% de los billetes de euro en circulación: SICPA. Asegura que su empresa ofrece una solución a este escenario planteado por el virus, pero el problema es que "no hay un consenso internacional", alerta.

"Ofrecemos una solución que se puede ceder a los gobiernos que así lo quieran, pero tiene que haber un consenso para que el certificado que se emita por parte del Ejecutivo español, por ejemplo, sea aceptado en China", sentencia.

SICPA describe su sello digital CERTUS para asegurar documentos digitales como una combinación de protección blockchain con tecnología de sellado digital que hace imposible "manosear" el documento original, permitiendo una verificación independiente y universal.

La digitalización de la seguridad: desde la tinta en entradas hasta el código QR

A la espera de que los gobiernos den luz verde a una certificación digital por una amplia mayoría, Sarobe afirma que desde SICPA están trabajando con federaciones deportivas nacionales y extranjeras.

Lo hacen, asegura el directivo español a Business Insider, "porque al final venga o no esa certificación consensuada a nivel internacional, lo que está claro es que si queremos reactivar el sector de los eventos deportivos, por ejemplo, se va a requerir que la gente que acceda obtenga un certificado que diga que está vacunado".

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Proporcionar este servicio en eventos sería cerrar un círculo que SICPA abrió hace mucho tiempo.

En la exposición universal de Shanghái, en 2010, "todas las entradas llevaban tintas de alta seguridad nuestras para evitar su falsificación", cuenta Martín Sarobe. "Es decir, que nosotros, lo que es la tecnología de hardware de lectura, bien sea una tinta de seguridad o un código de seguridad encriptado,  la tenemos".

SICPA cerró 2020 con una facturación superior a los 20 millones de euros en España, donde emplea a 160 personas. A nivel mundial, suma 3.000 trabajadores.

Sarobe describe que el peso del sector tradicional de la tinta supone la mitad del volumen de negocio en España. Pese a alertar de que "es un sector donde es un poco más difícil crecer", afirma que todavía queda "algo de recorrido y estamos hablando de unos porcentajes que pueden estar en torno a un 5% o un 10%".

Su futuro en el país, por ese motivo, pasa por el sector de las soluciones digitales y la trazabilidad, donde aspira a conseguir un crecimiento por encima del 20% —una perspectiva que "sigue la misma tendencia del grupo a nivel mundial"—. 

Una familia suiza que 'aseguró' el billete de 100 pesetas

El salto de la empresa de servicios de seguridad del plano material al mundo digital con el cambio de siglo, relata Sarobe, cuando los gobiernos buscaron soluciones a las pérdidas de ingresos fiscales en productos como el tabaco o el alcohol.

"No había manera de trazar, de controlar cuánto de este producto se estaba fabricando en el país, cuánto se estaba importando o qué cantidad de contrabando hay", recuerda el directivo.

La empresa lanzó un sistema de trazabilidad que combinaba la marcación material de productos en la línea de producción con tintas de alta seguridad y una inteligencia de captura de datos que sigue el recorrido de este hasta que llega al consumidor final.

Este avance permitió a la compañía crecer en el conocimiento de software y seguridad digital, dando un salto desde que, en 1943, produjeran sus primeros suministros de tinta de seguridad aplicados a los billetes de 100 pesetas españoles.

El hito llegó 16 años después de que el empresario suizo Maurice Amon comenzara a suplir de grasa al sector agrícola en 1927. De ahí la compañía viró hacia la producción de tinta.

La tercera generación de los Amon, encarnada en Philippe, presidente de SICPA Worldwide, inauguró hace unos días la nueva sede de la multinacional suiza en Madrid.

Se encargará de dar soporte técnico a todo el grupo a nivel mundial y aspira a convertirse en el hub corporativo de una compañía que aspira a abrir las fronteras del mundo tras la pandemia.