El metaverso ya concentra lo peor de internet: los episodios de acoso sexual, violaciones en grupo, delitos de odio y las teorías de la conspiración se multiplican

Aunque la escena apenas dura medio minuto, las imágenes, como poco, son desconcertantes. 

El avatar de un hombre se echa encima de quien está grabando la escena en primera persona y le pide que se dé la vuelta. Este, a través de un muñeco que en realidad solo tiene presencia de cintura para arriba, simula estar teniendo relaciones sexuales con la protagonista.

Lo hace en un lugar público mientras grita "It´s a free show!" (¡Este show es gratis!). Desde el ángulo opuesto, otro avatar que está contemplando la escena se acerca y simula dar un trago a la víctima de una botella de vodka virtual: "Vas a necesitar un poco de esto", dice. 

Espantada, la persona que ha grabado todo abandona la habitación mientras por detrás todavía se oye gritar una vez más: "¡Este show es gratis!". 

Las imágenes fueron tomadas por una investigadora anónima de SumOfUs, una organización sin ánimo de lucro que hace cosa de un mes se propuso ver con sus propios ojos qué se está cociendo en la promesa del metaverso.

Sus conclusiones, que se pueden leer en un no muy extenso pero demoledor informe, no dejan en muy buen lugar la realidad virtual que se quiere vender. 

Para muestra, un botón: la investigadora que vive esta escena a través de sus gafas de realidad virtual y que afirma no haber dado nunca consentimiento para algo así apenas llevaba una hora en el mundo virtual cuando se dio este grotesco episodio.

¿Se puede considerar violación la simulación de un acto sexual en una realidad virtual por parte de un avatar que no tiene piernas y que, más que a una persona, se parece a uno de esos muñecos que protagonizan los juegos de deportes de la Wii? 

El debate, desde luego, da para mucho. 

Bastante menos controvertido parece el hecho de que aún está lejano el metaverso que Zuckeberberg prometió el pasado otoño, que era poco menos que la definitiva evolución de las redes sociales, un mundo que conectaría a los humanos a un nivel jamás visto.

Por ahora, sin embargo, el metaverso parece haber heredado algunas de las nocivas actitudes de lo peor de internet. El incidente de la investigadora distó mucho de ser un hecho aislado. 

Otro investigador anónimo del metaverso Horizon Worlds afirmó igualmente que su avatar "había sido manoseado por un extraño"; otra experta de la ONG, Nina Jane Patel, dijo haber sido violada en grupo a los 60 grupos de conectarse; Chanelle Siggens, por su parte, afirmó haber sido abordada por un jugador que simuló eyacular sobre ella.

Y la lista sigue.

Un cuarto testimonio, el de la jugadora Maria Grazia, reveló que sintió cómo un jugador manoseaba su pecho mientras ella llevaba chaleco háptico, un dispositivo que sirve precisamente para detectar de alguna manera el contacto entre jugadores y hacer que la experiencia sea más real.

Por último, el informe detalla cómo la investigadora Sydney Smith recibió "comentarios lascivos" por parte de un jugador que le aseguró que había grabado su voz para masturbarse más tarde con ella.

Metaverso, lugar para las teorías de la conspiración y los delitos de odio

Pero no solo de interacciones sexuales no consensuadas vive el metaverso. El informe de SumOfUs subraya también que los primeros intentos de metaverso se están convirtiendo también en el refugio ideal para las teorías de la conspiración y los delitos de odio.

Para ello, recurren en su estudio a una reciente investigación llevada a cabo con la ayuda de reporteros del medio BuzzFeed. Con afán de demostrar cómo de fácil o de difícil es promover según qué mensajes en el metaverso, estos crearon una sala privada en el metaverso Horizon World.

Llamada Qniverse, llenaron la sala de proclamas de extrema derecha que hablaban de que las últimas elecciones en EEUU, que se saldaron con la derrota de Donald Trump, habían sido un fraude, al tiempo que hablaban de que los medios habían "desinformado" en la cuestión de la pandemia.

Denunciada la sala por los investigadores por violar la política de uso de la realidad virtual, los moderadores no hallaron motivo alguno para cerrarla. Finalmente, solo tras denunciar la existencia de la sala a la propia Meta, esta fue cerrada. 

Callum Hood, experto del Centro para Contrarrestar el Odio Digital (CCDH, por sus siglas en inglés) y fuente citada en el informe, tiene claro que "las salas privadas de Horizon Worlds no moderadas, así como las salas privadas de Facebook, pueden albergar contenido dañino al no contar con supervisión alguna".

Como en el caso del abuso sexual, lista de damnificados por mensajes de odio o que bordean lo ilegal es extensa a pesar de la corta vida del metaverso.

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SumOfUs cita casos de todo tipo, desde el de un joven de 17 años que denuncia un comportamiento cada vez más tóxico y lenguaje homófobo hasta el de una periodista que, en el marco de una investigación, percibe, a los segundos de entrar en una sala, lenguaje sexista, racista y homófobo. 

"Una cosa es segura: el crecimiento explosivo que Meta ha experimentado a lo largo de los últimos años, que ha adolecido de falta de herramientas para su control, significa que la plataforma nunca ha invertido realmente en la moderación de contenidos", detalla el informe.

"No fue hasta que la desinformación rusa amenazó con destruir el tejido de nuestras sociedades durante las elecciones de EEUU de 2016 que se disparó una alarma que no ha dejado de sonar". 

Sin embargo, dice SumOfUs, en lugar de aprender de sus errores, Meta está impulsando el Metaverso sin un plan claro de cómo va a frenar el contenido y el comportamiento nocivo, la desinformación y la incitación al odio.

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Como respuesta, la ONG propone que no se permita a Meta ni a ninguna empresa hacerse con el monopolio de toda esta tecnología, que se refuercen y se mejoren las leyes de protección de datos para proteger a los usuarios y que exista una mejor regulación sobre las empresas de alta tecnología.

A la espera de estas medidas, el metaverso sigue proporcionando noticias cada vez más inquietantes.