Un planeta enano del Sistema Solar puede ser la clave para el futuro de la colonización del espacio

Fotograma de The Martian.
Fotograma de The Martian.
  • Según las nuevas hipótesis de Pekka Janhunen, físico y astrobiólogo del Instituto Meteorológico Finlandés, el planeta enano Ceres podría ser mejor base de operaciones que la Luna o Marte.
  • Aunque la investigación sigue en fase teórica, ya se está valorando la posibilidad de formar un asentamiento en Ceres, con un sistema artificial gravitacional y con núcleos de población que no superen los 500 habitantes por metro cuadrado.
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La posibilidad de crear asentamientos en el espacio exterior sitúa a la humanidad frente a un salto a lo desconocido. Comúnmente, se ha pensado que la Luna y Marte serían los primeros destinos a elegir para los intrépidos astronautas.

Sin embargo, Pekka Janhunen, físico y astrobiólogo del Instituto Meteorológico Finlandés, asegura en un nuevo estudio que el planeta enano Ceres puede ser buena base de operaciones, incluso mejor que el satélite lunar o el planeta rojo.

Según detalla Janhunen, "la motivación es crear un asentamiento con gravedad artificial que permita el crecimiento más allá del área de vida de la Tierra, al mismo tiempo que se proporciona un fácil viaje para los habitantes del asentamiento y una densidad de población razonablemente baja de 500 personas por kilómetro cuadrado".

En contraposición, el físico no considera a Marte y la Luna buenos destinos, ya que la gravedad de ambos lugares es muy diferente a la que existe en la Tierra. En este sentido, se desconocen las consecuencias que puede tener el crecimiento hasta la madurez en lugares con baja gravedad.

La alternativa al modelo de colonización espacial

Ceres tiene unas características que lo situaron en el punto de mira de Janhunen por su extraordinaria situación. El planeta enano se aloja en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter.

Además, su diámetro es de 952 kilómetros, lo que convierte a Ceres en el objeto astronómico más grande de este cinturón de asteroides, así como el único planeta enano más cercano al Sol que Neptuno.

La extensión del planeta es realmente importante a la hora de pensar en una colonización, ya que si la población crece demasiado es posible que sea necesaria la creación de diferentes colonias orbitando el Sol, con Ceres fijo en el centro como base principal.

Esta es la alternativa que plantea Janhunen, una colonia espacial artificial que orbite el Sol y que gire lo suficiente como para imitar la gravedad de la Tierra. Aun así, habría que tener especial cuidado para que los objetos en órbita no se separen demasiado y colisionen.

De esta forma, se solucionaría también el problema de los recursos, ya que se podría utilizar al planeta enano como mina de recolección y extraer los materiales en elevadores espaciales desde la superficie del planeta, a través de paneles solares, hasta los diferentes nodos.

"Utilizar este sistema sería energéticamente mucho más barato que procesarlos en el propio hábitat", asegura Janhunen. "Además, el ascensor espacial es factible debido a que Ceres tiene baja gravedad y gira relativamente rápido".

Cómo serían las nuevas colonias humanas

Janhunen también ha analizado los riesgos a los que se enfrentaría la humanidad en este lugar, así como las necesidades que aparecerán con la creación de los asentamientos de colonos

En primer lugar, hay que tener en cuenta la radiación. Para ello, el físico plantea la construcción de una especie de blindaje constituido por un 80% de regolito, roca presente en Ceres, y agua.

A esto hay que sumar el problema de la alimentación en lugares tan remotos. Así, Jahnunen divide a la población en diferentes espacios rurales y urbanos, que tendrían una profundidad de suelo desde los 1,5 a los 4 metros, según se necesiten espacios verdes.

Un planeta enano entre Marte y Júpiter tiene un océano salado bajo su superficie, lo que hace que sea un candidato para la vida extraterrestre

A partir de aquí, sería necesario alimentar esa flora. Lo que propone el físico es utilizar grandes espejos reflectores que dirijan la luz solar hacia los diferentes hábitats con el objetivo de cultivar e iluminar los propios cultivos, así como la obtención de energía solar.

Este sistema estaría articulado al lado del satélite, en forma de disco, y sería ajustable para recolectar la mayor cantidad de luz posible, a pesar del movimiento de traslación del propio planeta.

"Los hábitats estarían iluminados por luz solar natural, que es recogida en el disco por 2 espejos planos inclinados en un ángulo de 45 grados y concentrados a la intensidad deseada por espejos parabólicos", detalla.

Además, las condiciones de vida en Ceres serían mucho mejores que en el planeta Tierra, ya que no existirían desastres naturales ni fenómenos metereológicos indeseados y se podría albergar a 10.000 veces la población actual de la Tierra.

A pesar del optimismo y las hipótesis de Janhunen, aún quedarían por resolver algunas cuestiones antes de lanzarse a colonizar Ceres: habría que generar gravedad orbital artificial; investigar más acerca de los ascensores espaciales, los espejos reflectores y el blindaje contra la radiación; y solucionar la logística del transporte.

Una vez que se haya encontrado solución a estos problemas, Janhunen calcula que se podría construir un satélite en órbita alrededor de Ceres en solo 22 años, sin entrañar más dificultad que la creación de un asentamiento en Marte.

“El tiempo de viaje a Ceres es más largo, pero se evitan los aterrizajes planetarios, así como el clima atmosférico y el polvo. Aunque se requiere algo de esfuerzo para llevar los materiales a la órbita usando el ascensor, es energéticamente más barato", apunta. 

Aunque la colonización del espacio aún es algo más propio de la ficción que de la ciencia, estas investigaciones abren un mundo de posibilidades para la conquista del universo por parte de la humanidad.

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