Sánchez y Feijóo decepcionan en el único cara a cara de campaña en el que los ausentes fueron los protagonistas

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, en el debate cara a cara de Atresmedia.

PSOE

  • El presidente del Gobierno y el líder de la oposición se enzarzan en su primer y último cara a cara electoral de campaña sin cruzar propuestas.
  • El protagonismo lo adquirieron los ausentes de la mesa, EH Bildu y Vox, en un formato que no sirvió para construir un intercambio de ideas más productivo.
Análisis Faldón

Del cara a cara entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo que ha celebrado Atresmedia en la noche de este lunes se pueden extraer varias lecturas, y en todas ellas infiere de una forma determinante las expectativas con las que los espectadores se asomaron al plató.

Una primera visión es la de que Pedro Sánchez no ha logrado meter bien marcha y, tras unas semanas en las que se paseó por los platós de programas como Lo de Évole, El Hormiguero o El Programa de Ana Rosa ajustando cuentas con sus críticos, esta vez ha tenido que echarse al arcén. Feijóo ha logrado mostrarse correoso primero y superior después.

Una segunda concede que sí, que efectivamente el todavía presidente del Gobierno se ha visto sorprendido por Feijóo, pero que aun así ha logrado defender su gestión y sus compromisos tras puntuar con nota el cierre de algunos de los bloques, como cuando consiguió salir airoso y sin réplica del punto en el que animó a su rival a aclarar qué "sobresueldos" recibe del PP.

Una tercera lectura es, probablemente, la que más se repita en los análisis de este martes. El debate no lo ha ganado ninguno de los candidatos —aunque hay que remarcar una obviedad: uno de los 2 candidatos tenía mucho más que ganar en la noche de este lunes y ese era el candidato socialista—, y el formato planteado por Atresmedia ha sido a todas luces ineficaz.

Alberto Pérez Mesa, consultor de beBartlet, apunta en una conversación telefónica con Business Insider España que el debate que ha emitido Atresmedia es "el más bronco" que recuerda en muchos años. Por eso da tablas a los contrincantes. "Empate, porque creo que ninguno ha sido capaz de introducir sus mensajes por lo bronco que ha sido el debate".

A Pérez Mesa también le ha llamado la atención la ausencia de los sistemas de verificación y fact checking que precisamente Atresmedia puso de moda en debates electorales de anteriores citas. Especialmente en el primer bloque del encuentro, el económico, en el que Sánchez y Feijóo comenzaron a cruzarse un sinfín de imprecisiones.

Las redes sociales volvieron a bullir: muchas de las precisiones que se echaban de menos en el plató se hicieron en plataformas sociales y en medios digitales. Sánchez defendiendo que la inflación en España cuando estalló la guerra en Ucrania era del 2%, Feijóo asegurando que el país es el último de la Unión en crecimiento del PIB.

En esta ocasión no salieron tantos gráficos como en anteriores debates —en los que se llegaron a ver adoquines—. Aquello de los adoquines fue una "innovación" que trajo en su día Albert Rivera a los debates electorales, apunta Pérez Mesa, "un elemento de teatralización" que viene además del debate de competición académico "pero que en un cara a cara presidencial no tiene ninguna cabida".

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Una cuarta visión que se puede aportar al primer debate electoral de la campaña para el 23 de julio es que el formato ha sido erróneo no solo por la ausencia de verificaciones y contextualizaciones de cifras y aseveraciones: también por las dificultades en las que los propios copresentadores sufrieron a la hora de tratar de moderar y conducir la conversación.

El de este lunes noche ha sido un debate cara a cara en el que Sánchez y Feijóo se han sentado solos en una mesa. Los moderadores estaban en un aparte. Los micrófonos en múltiples momentos no estuvieron al mismo volumen y las interrupciones fueron constantes. El Feijóo correoso con el que Sánchez se encontró en el minuto uno no soltó las riendas en ningún momento.

Como cualquier debate electoral que se precie, volvieron a escucharse los "no esté tan nervioso" y los "no lo estoy", pero esta vez no sirvieron para destensar ningún debate. Feijóo atacó la no progresividad de algunas de las medidas del Gobierno de Sánchez, como la gratuidad de los billetes de Renfe Cercanías.

"Admiro mucho a Juan Roig, presidente de Mercadona, y a Amancio Ortega, pero no les pagamos los Cercanías", deslizó el líder de la oposición.

Superado el bloque económico comenzó el debate sobre la igualdad y la violencia de género, lo que rápidamente derivó a un cruce de acusaciones entre los pactos de uno y otro bloque. 

Sánchez trató de recomponerse aludiendo a eso que sus opositores convienen en llamar "sanchismo", pero Feijóo no le entró al juego y defendió que él nunca pactaría con el "brazo político" de la banda terrorista ETA, en referencia a los acuerdos que el Gobierno de coalición ha alcanzado esta legislatura con EH Bildu.

El socialista, por su parte, centró sus ataques en Vox, remachando que a diferencia del PSOE con EH Bildu el PP sí estaba permitiendo entrar a la organización de Santiago Abascal en puestos de gobiernos autonómicos. 

La única réplica que dio el popular a la retirada de balcones LGTBI de parlamentos autonómicos fue una referencia a la ley del solo sí es sí que lideró Irene Montero (Unidas Podemos). "Hay violadores en la calle por usted", llegó a lanzar el popular Feijóo.

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Uno de los momentos más críticos del debate salió a colación de Feijóo: el nombre de Miguel Ángel Blanco, concejal de Ermua que fue secuestrado y asesinado por ETA hace hoy 26 años exactos. "Han llegado ustedes hasta incluso a advertir esta maldad del que te vote Txapote. Eso es lo que dicen dirigentes del PP y Vox con una sonrisa. Se hacen incluso camisetas".

Otro punto abordado en el plató de Atresmedia fue el cambio de posición del Gobierno con respecto a la situación del Sáhara y la relación de España con Marruecos. Feijóo acusó a Sánchez de no haber colaborado con la justicia para aclarar qué sucedió con la infección de su móvil con el programa espía Pegasus.

Sin embargo, el archivo de la causa, que se conoció precisamente este lunes, obedecía, según constató en un comunicado la Audiencia Nacional, a la falta de colaboración no del presidente Sánchez, sino de las autoridades israelíes.

Durante el debate, el propio Feijóo también volvió a lanzar el órdago que desde hace días viene ofreciendo a los socialistas: firmar un pacto por el cual se dejará gobernar a la lista más votada el 23 de julio. Se trata, en efecto, de un pacto que suele ofrecer quien sabe que va a ganar las elecciones.

El de este lunes ha sido uno de los debates electorales que más ha decepcionado en redes sociales del último ciclo. El cara a cara de Sánchez y Feijóo podía constatar la recuperación del bipartidismo. Lo que ha constatado, a pesar de ello, es la agenda de polarización con la que el país se asoma a las urnas en cuestión de días.

Feijóo ha logrado dirigir los términos del encuentro, lo cual para él es un éxito, dado que siempre tiene más que perder en una cita como esta quien va primero en las encuestas —como es el caso—. Sánchez, por su parte, pierde una enorme oportunidad para captar indecisos, fundamentalmente por su error de estrategia sumado a las inexactitudes que no se contestaron ante las cámaras.

Pero por esa misma razón, quizá la quinta y última visión que se puede compartir esta semana tras haber presenciado este debate es que Sánchez y Feijóo no solo no han ganado este encuentro, sino que además han decepcionado por igual a los indecisos, que es al electorado al que este tipo de citas se dirigen, precisamente.

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