Qué ha premiado el Nobel de Economía este año y por qué tiene que ver contigo más de lo que piensas

Premio Nobel

Peter Kneffel/Pool via REUTERS

Ben S. Bernanke, investigador de la Brookings Institution (Washington DC); Douglas W. Diamond, profesor de la Universidad de Chicago, y Philip H. Dybvig, de la Universidad de Washington en St. Louis, son los 3 estadounidenses ganadores del Premio Nobel de Economía de 2022.

Este lunes 10 de octubre se ha anunciado el último Nobel de Economía, como se conoce al que en realidad tiene el nombre oficial de Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel 2022. ¿Por qué han sido premiados? "Por la investigación sobre los bancos y las crisis financieras", declara la institución.

El trabajo de estos 3 autores "ha sido crucial para la investigación posterior que ha mejorado nuestra comprensión de los bancos, la regulación bancaria, las crisis bancarias y cómo deben gestionarse las crisis financieras"

Además, este "reduce el riesgo de que las crisis financieras se conviertan en depresiones a largo plazo con graves consecuencias para la sociedad, lo que supone el mayor beneficio para todos nosotros", ha explicado en Twitter.

Desde algo tan sencillo como por qué existen los bancos hasta cómo hacerlos menos vulnerables en las crisis económicas, como la que ocurrió en 2008 y que dio lugar a la Gran Recesión: tanto estos como otros aspectos de la investigación bancaria moderna nacen de unos fundamentos que Bernanke, Diamond y Dybvig establecieron a principios de la década de 1980, asegura.

Los investigadores —entre los que destaca Ben Bernanke como el más conocido: fue presidente de la Reserva Federal estadounidense entre 2006 y 2014— han "mejorado significativamente" la comprensión del papel de los bancos en la economía, especialmente durante las crisis financieras, y concluido por qué es vital evitar su colapso, pasa a profundizar la Academia Sueca en un comunicado.

Según la teoría de Diamond y Dybvig —con la premisa de que, para que la economía funcione, el ahorro debe canalizarse hacia la inversión— los bancos actúan como intermediarios entre ahorradores, por un lado, y las empresas y los propietarios de viviendas, por otro. 

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Así, ofrecen una solución a un conflicto de ahorro vs. inversión que parte de los distintos objetivos e intereses de ambos grupos: los primeros quieren poder acceder a su dinero enseguida en caso de necesidad, mientras que los segundos requieren saber que no tendrán que devolver sus préstamos antes de tiempo.

Sin embargo, los autores apuntan que esto también da lugar a que los bancos sean vulnerables a un rumor sobre su inminente colapso: este se convertirá en profecía autocumplida y provocará el derrumbe bancario si muchos ahorradores corren a retirar su dinero. Para evitarlo, el Gobierno tendría que proporcionar un seguro de depósitos y actuar como prestamista de última instancia para los bancos.

Por su parte, Ben Bernanke ha analizado la Gran Depresión de los años 30, definida como la peor crisis económica de la historia moderna, y ha mostrado que el pánico bancario fue un factor clave para que la crisis acabase siendo tan profunda y prolongada.

"Cuando los bancos se derrumbaron, se perdió una valiosa información sobre los prestatarios, que no pudo ser recreada rápidamente. La capacidad de la sociedad para canalizar el ahorro hacia inversiones productivas se vio así gravemente mermada", recoge la academia sobre la investigación del expresidente de la Fed.

"Los conocimientos de los galardonados han mejorado nuestra capacidad para evitar tanto las crisis graves como los costosos rescates", concluye Tore Ellingsen, presidente del Comité del Premio Nobel de Ciencias Económicas.

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