Esto es lo que le hace a tu cuerpo y a tu cerebro mirar fijamente una pantalla durante todo el día

  • Un porcentaje muy elevado de los ciudadanos norteamericanos pasan unas siete horas de media frente a sus pantallas. 
  • Las pantallas digitales están afectando a nuestro cerebro y a nuestro cuerpo.
  • La luz azul emitida por nuestros dispositivos son capaces de alterar nuestro ritmo circadiano y afectar al sueño.  

Esta es la transcripción del video.

Son las 11 de la noche. Deberías estar durmiendo, pero estas viendo un video en tu teléfono. Mañana, tendrás que despertarte e ir al trabajo, donde mirarás fijamente a la pantalla de tu ordenador durante 8 horas. Cuando llegues a casa, verás una película en la televisión. Y si eres como el adulto estadounidense promedio, pasas más de 7 horas al día mirando las pantallas digitales.

Entonces, ¿qué le hace a tu cuerpo y a tu cerebro todo ese tiempo frente a la pantalla? Los humanos no hemos evolucionado para mirar pantallas brillantes durante todo el día. Y nuestros ojos ya están sufriendo las consecuencias. Se estima que el 58% de las personas que trabajan frente al ordenador experimentan lo que se conoce como Síndrome de la visión del ordenador.

Los síntomas incluyen:

  • Vista cansada
  • Visión borrosa
  • Dolor de cuello y espalda

Y a largo plazo, la cantidad de tiempo que pasas frente a la pantalla podría estar dañando tu visión permanentemente. Desde 1971, los casos de miopía en Estados Unidos casi se han duplicado, lo que algunos científicos ya lo relacionan en parte al aumento del tiempo que pasamos frente a las pantallas. Y en Asia, hoy en día, casi el 90 por ciento de los adolescentes y adultos son miopes. Pero no es el brillo de las pantallas lo único que nos afecta.

También es el color. Las pantallas emiten una mezcla de luces rojas, verdes y azules, similares a la luz del sol. Y durante milenios, fueron las longitudes de onda azules de la luz solar las que nos ayudaron a mantener nuestros ritmos circadianos sincronizados con nuestro entorno. Pero como nuestros ritmos circadianos son más sensibles a la luz azul que a cualquier otra, empiezan los problemas cuando usamos nuestras pantallas de noche.

Normalmente, cuando el sol se pone, producimos la hormona de la melatonina. Esta hormona regula nuestros ritmos circadianos, ayudándonos a sentirnos cansados y a dormir. Pero varios estudios han descubierto que la luz azul de las pantallas puede interrumpir este proceso.

Por ejemplo, en un pequeño estudio, los participantes que pasaron 4 horas leyendo libros electrónicos antes de acostarse durante 5 noches, produjeron un 55% menos de melatonina que los que leyeron libros impresos.

Lo que, es más, los lectores de libros electrónicos afirmaron que:

  • Estaban más alerta antes de acostarse. 
  • Les costó más tiempo quedarse dormidos y alcanzar un estado REM reparador.
  • Estaban más cansados a la mañana siguiente.

Pero quizás los cambios más preocupantes que ya se estén empezando a ver tras tanto tiempo frente a las pantallas estén en el cerebro de los niños. Un estudio del NIH ha descubierto que en los adolescentes que pasaban más de 7 horas al día frente a las pantallas tenían experimentaban diferencias en una parte de la corteza cerebral. Esa es la región responsable de procesar la información de nuestros cinco sentidos.

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Normalmente, la corteza se hace más delgada a medida que vamos madurando. Pero estos niños ya tenían las cortezas más delgadas que los niños que pasaban menos tiempo frente a las pantallas. Los científicos no están seguros de lo que esto puede afectar a la forma en la que los niños aprenden y se comportan más tarde en la vida. Los mismos datos que también mostraron que los niños que pasaban más de dos horas al día frente a las pantallas obtenían puntuaciones más bajas en las pruebas de habilidades de pensamiento y lenguaje.

Para ser claros, los datos del NIH no puede confirmar el hecho de pasar tiempo frente a las pantallas cause estos efectos. Pero establecerán mejores y nuevas ideas a medida que continúen estudiando a estos niños durante la próxima década. No cabe duda de que las pantallas han cambiado la forma en la que nos comunicamos. Pero solo el tiempo dirá qué otros cambios se vislumbran en el horizonte de la humanidad.

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