Telefónica identifica los riesgos éticos, psicológicos y sociales del metaverso: "Quien lo controle podría controlar una parte importante de la realidad"

Ilustración de una persona con unas gafas de realidad virtual en el metaverso.

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Autorregulado o sencillamente regulado, el metaverso será una parte indisoluble de nuestras vidas. El propio presidente ejecutivo de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, lo advertía a primera hora de este jueves. El directivo está seguro de que en unos años pasaremos hasta cuatro horas diarias en estos nuevos mundos virtuales.

Pero eso también entraña riesgos.

Varios de esos riesgos los ha identificado y explicado la propia compañía española de telecomunicaciones en un whitepaperque se ha publicado esta misma semana, coincidiendo con la celebración del Metaverse Day, una jornada en la que directivos de Telefónica han anunciado los primeros pasos que está dando la compañía para transitar hacia este nuevo paradigma.

Los riesgos son dispares y pueden tener que ver con la salud mental, la misma ética, la generación de desigualdad o incluso el control social.

De hecho, en este nuevo y primer libro blanco de Telefónica sobre el metaverso se llega advertir que un elemento clave de esta tecnología es la realidad mixta (RM), una mezcla de los mundos digitales y reales mediante el uso de tecnologías de realidad vitual (RV) y realidad aumentada (RA).

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"Con el tiempo, esta mezcla puede llegar a ser tan inmersiva y omnipresente que las vidas virtuales y reales de las personas se unan y sean indistinguibles. Si esto ocurre, quien controle (una parte importante del) metaverso podría controlar una parte importante de la realidad", abunda.

Aseveraciones de ese calibre hacen saltar todo tipo de alarmas. La carrera por la consecución del metaverso la comenzó a librar Facebook hace casi un año, cuando anunció su cambio de nombre a Meta y compartió sus planes con todo el mundo.

Pero como el propio jefe de Digital de Telefónica, Chema Alonso, advertía horas antes de que comenzara el Metaverse Day en una comparecencia ante los medios, muchas de estas tecnologías todavía están en una fase embrionaria y sobre todo "incipiente".

"Una forma de entender la génesis del metaverso es considerarlo como la culminación de varias evoluciones importantes que han tenido, y siguen teniendo, lugar en las últimas décadas en, respectivamente, la interfaz de usuario, la programación, la conectividad y la economía de internet", constata el libro blanco de Telefónica.

Riesgos sociales y guerras en el metaverso

La propia Telefónica, en sus propuestas para atajar múltiples de los desafíos éticos y sociales que pueden llegar derivados del auge del metaverso, proponen como primera aproximación las recomendaciones de la UNESCO hacia la consecución de una inteligencia artificial ética.

A esa conclusión llega después de diagnosticar que en el metaverso se podrían reproducir muchos de los riesgos que una IA no auditada ni desarrollada teniendo al ser humano presente y en el centro puede generar: desde sesgos y discriminación no deseada, a la falta de transparencia y explicabilidad que adolecen muchos de los algoritmos, convertidos prácticamente en "cajas negras".

Otros desafíos que el metaverso comparte con la inteligencia artificial están relacionados con las lesiones a la privacidad de los usuarios y con su seguridad, así como la huella de carbono que hoy genera el procesado y computación de muchos algoritmos. El metaverso también tendrá ese impacto medioambiental en el mundo real.

El whitepaper de la teleco española también abunda en desafíos que deberán ser abordados por empresas, como muchos de los descritos líneas atrás, pero también otros tantos que deberán serlo por parte de los gobiernos. Esos son aquellos desafíos relacionados con los derechos de autor o las relaciones entre personas y máquinas, así como la proliferación de la desinformación.

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Si en plataformas y redes sociales estos problemas ya se han dado, es inevitable imaginar que en el metaverso estos podrían reproducirse exponencialmente.

Otros desafíos son de ámbito social y también tratables por organizaciones gubernamentales. Por ejemplo, el documento se detiene en cómo la concentración de datos es concentración de la riqueza y por extensión supone generar desigualdad. "A nivel macro, la productividad y la riqueza aumentan, pero los beneficios no se distribuyen equitativamente".

"Además, los ciudadanos mejor situados podrán aprovechar antes el metaverso que los peor situados", denuncia.

Igual que en cualquier otro salto tecnológico, este puede dejar a muchos ciudadanos atrás. El artículo de Telefónica expone ese riesgo y otros derivados, como el aumento de la polarización, un crecimiento de la adicción a las tecnologías e incluso de cuadros de anorexia o vigorexia en adolescentes.

Otros son el uso de inteligencias artificiales pensadas para conflictos armados. "Los robots asesinos o los sistemas de armas autónomas letales son temas delicados en los debates sobre la IA para la defensa y la guerra", expone el documento. "¿Cuál será el papel del metaverso? ¿Podríamos o deberíamos imaginar una guerra librada en el metaverso?".

La decepción post realidad virtual

Si finalmente todo el mundo acaba sumergido en el futuro metaverso, también es plausible que eso desemboque en nuevos problemas psicológicos. No solo relacionados con posibles adicciones a la tecnología, sino también "al uso obsesivo del metaverso para escapar de la realidad".

"Las personas que no son felices en el mundo real pueden encontrar una alternativa atractiva en el mundo virtual donde pueden ser quienes quieren ser. En lugar de verse estimulados a mejorar su vida real, huyen de ella, percibiendo la vida real cada vez peor", advierte el artículo.

El ciberacoso "probablemente aumentará" y tendrá "un mayor impacto negativo gracias a la experiencia digital mejorada e inmersiva que se percibe casi como una realidad", los niños serán "especialmente vulnerables" a estas tecnologías inmersivas porque las confundirán con la realidad, y ya se han visto cuadros de "resaca" de realidad virtual —"náuseas, fatiga, mareos y desorientación"—.

Pero el metaverso, sencillamente, podría hacernos más tristes. Una tristeza "post realidad virtual": explica Telefónica que tras sumergirse en esos mundos imposibles "el mundo real se vuelve decepcionante" y las personas podrían acabar experimentando sentimientos de tristeza.

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