El peor de los escenarios económicos de la crisis del coronavirus retrasa ya al tercer trimestre de 2023 la recuperación de la eurozona, según un estudio de McKinsey

Trabajador de Delivery en plena crisis del coronavirus en España.
  • El impacto de los confinamientos en el consumo y la actividad económica por la crisis del coronavirus no tiene precedentes en la historia.
  • El texto describe que, en el mejor de los casos la economía de la Eurozona recuperará los niveles pre crisis durante el primer trimestre de 2021 y, en el peor de los supuestos, estima que lo hará durante el tercer trimestre de 2023, dentro de 3 años.
  • La consultora apunta que una pérdida en dichos porcentajes en el gasto discrecional se traduce en una reducción de aproximadamente “el 10% en el PIB”, sin considerar otros efectos.
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Cintillo especial Coronavirus

El impacto de los confinamientos en el consumo y la actividad económica por la crisis del coronavirus no tiene precedentes en la historia. Las repercusiones en el PIB de la Unión Europea, Estados Unidos y China se harán notar en los próximos meses e, incluso, años. ¿Hasta qué punto?

Desde la consultora estratégica McKinsey & Company han desarrollado un informe en el que trazan todos los escenarios posibles sobre la repercusión que la pandemia de la Covid-10 puede tener sobre las principales economías del mundo. 

El texto describe que, en el mejor de los casos la economía de la Eurozona recuperará los niveles pre crisis durante el primer trimestre de 2021 y, en el peor de los supuestos, estima que lo hará durante el tercer trimestre de 2023, dentro de 3 años.

En este sentido, estiman que entre el 40% y el 50% del gasto discrecional del consumidor podría “no producirse”. En cada recesión, los ciudadanos reducen las compras que pueden posponerse fácilmente (como coches y electrodomésticos), y aumentan el ahorro preventivo en previsión de una crisis que va a peor, destacan. 

Lo que hace que la pandemia de coronavirus sea diferente es que la ciudadanía también eliminará el gasto en restaurantes, viajes y otros servicios que generalmente caen pero no descienden a cero.

Así, la consultora apunta que una pérdida en dichos porcentajes en el gasto discrecional se traduce en una reducción de aproximadamente “el 10% en el PIB”, sin considerar otros efectos. Eso no solo no tiene precedentes en la historia moderna, sino que ha sido históricamente casi inimaginable. Hasta ahora. Cuanto más tiempo se establezca un bloqueo, peor será el impacto en las vidas de la gente. 

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Escenarios más probables

Sombreados en gris, los cuatro escenarios más probables.
Sombreados en gris, los cuatro escenarios más probables.

El impacto económico de los efectos secundarios de la actuación de los sistemas de salud pública, como el aumento del desempleo, el cierre de empresas, las quiebras, los impagos de crédito, la caída de los precios de los activos, la volatilidad del mercado y las vulnerabilidades del sistema financiero, generan hasta 9 escenarios posibles en la actividad económica de los países.

Sin embargo, McKinsey & Company da grandes probabilidades a 4 de esos supuestos: contención del virus y recuperación lenta; contención del virus y fuerte y rápida recuperación; rebrotes del virus y lenta recuperación en todo el mundo; y rebrotes del virus, pero vuelta a la fuerte tendencia de crecimiento en todo el mundo. 

En cada uno de estos escenarios, la propagación de la Covid-19 se controla eventualmente y se evita un daño económico estructural catastrófico, analizan desde la consultora estratégica.
Estos supuestos describen una media global, aunque los escenarios inevitablemente variarán según el país y la región. Eso sí, todos ellos llevan a “una recuperación en forma de V o de U”, apuntan.

Dentro del marco más optimista, con un poco de suerte, China experimentará una desaceleración aguda pero breve y se “recuperará relativamente rápido a los niveles de actividad previos a la crisis”. El crecimiento anual del gigante asiático para 2020 terminaría más o menos plano, pero para 2021 su economía estaría en vías de recuperar su trayectoria anterior a la crisis, si no se ve afectada negativamente por los acontecimientos en el resto del mundo.

Frente a este esquema, el virus en Europa y Estados Unidos se controlaría de manera efectiva con entre 2 y 3 meses de cierre económico. La política monetaria y fiscal mitigaría parte del daño en sus economías con algunos retrasos en la transmisión, de modo que podría comenzar “un fuerte repunte después de que el coronavirus estuviera contenido a finales del segundo trimestre de 2020”. 

Escenario más optimista dentro de los más probables.
Escenario más optimista dentro de los más probables.

Sin embargo, incluso en este escenario optimista, todos los países experimentarían fuertes descensos del PIB en el segundo trimestre de este año, la mayoría de los cuales no tiene precedentes. 

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Escenarios más extremos

No se puede excluir la posibilidad de un "cisne negro de gran dimensión", con daños estructurales en la economía, causados por la propagación del virus durante todo un año hasta que la vacuna esté ampliamente disponible, junto con la falta de respuesta política para evitar quiebras a gran escala, más desempleo y una crisis financiera. 

Esto daría como resultado una trayectoria económica prolongada en forma de L o W, tal y como señala McKinsey & Company. Con el número de casos nuevos expandiéndose exponencialmente en muchos países de Europa y en Estados Unidos, no se podría excluir estos escenarios más extremos, añade.

Así, es completamente posible que los países no sean muy efectivos a la hora de controlar el virus o para mitigar el daño económico. En este caso, los resultados económicos en 2020 y más allá serían “aún más severos”, asevera la consultora.

Esto provocaría que China se recuperase más y se vería afectada por la caída de las exportaciones hacia el resto del mundo. Su economía podría enfrentarse a una contracción “potencialmente sin precedentes”, afirman.

Escenario más pesimista dentro de los probables.

Estados Unidos y Europa también podrían enfrentarse a resultados más graves en este escenario. Podrían no contener la cuarta parte del virus y verse obligados a implementar algunas medidas de distanciamiento físico y cuarentenas durante todo el verano. Esto podría terminar produciendo “una disminución del PIB a un ritmo anualizado del 35% al 40%” en el segundo trimestre

Frente a este panorama las políticas económicas no evitarían el gran aumento del desempleo y el cierre de negocios, generando una recuperación mucho más lenta incluso después de contener el virus.

Así, podrían pasar más de dos años antes de que el PIB se recuperase a su nivel anterior al estallido del brote.

El impacto económico en estos escenarios no tendría precedentes para la mayoría de las personas que viven hoy en países desarrollados.

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