El escenario que no se puede descartar: un bloqueo tras el 23J y una repetición electoral para enero de 2024

La campaña electoral llega a su fin con los actos de cierre de los diferentes partidos en el último día en el que pueden pedir el voto y reunirse con sus afiliados y simpatizantes. Mañana comienza la jornada de reflexión de cara a un 23J en el todo es posible. 

Las luces empezaron a apagarse el pasado lunes 17 de julio, el último día en el que se podían publicar las encuestas. Se acabaron los trackings diarios que mostraban las tendencias de los votantes y que recogían la aprobación o la penalización de las diferentes acciones de los líderes políticos. 

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El cara a cara impulsó a Feijóo en los sondeos tras su victoria contra Pedro Sánchez, pero pronto lo vimos desinflarse tras hacerse viral la entrevista con Silvia Intxaurrondo, en el que la periodista de RTVE desmentía en directo las afirmaciones del candidato del PP sobre la revalorización de las pensiones al IPC. Entonces empezó el #Fakejóo, y Sánchez y Díaz parecieron repuntar. 

Puede que en el último debate celebrado el pasado miércoles entre Santiago Abascal, Yolanda Díaz y Pedro Sánchez, con la ausencia de Feijóo –quien rechazó la invitación del encuentro–, las preferencias de los indecisos hayan hecho cambiar la foto finish que dejaron las últimas encuestas. Pero no lo sabremos hasta que se cuenten todos los votos el próximo domingo. 

¿Qué puede pasar tras el 23J?

Las encuestas no siempre aciertan y el 23J puede dejarnos algunas sorpresas. Ya pasó en las elecciones andaluzas de 2018, cuando las encuestas apuntaban a una entrada de Vox por primera vez en un parlamento autonómico con 2 o 3 escaños. Los de Abascal acabaron sacando 12.

Desde lo más seguro a lo más improbable, los resultados de las elecciones del 23J podrían dejar una posible coalición entre PP y Vox; el PSOE y Sumar podrían hacer lo mismo reeditando el Gobierno actual con los apoyos externos de los partidos independentistas; el PP podría rozar o incluso llegar a la mayoría absoluta y no depender del partido de Abascal, o puede ser que ninguno de los bloques consiga sumar y vayamos a la repetición electoral. 

El último día de publicación de encuestas, el PP conseguía los 146 escaños, que sumados a los 31 de Vox, llegarían a los 177 diputados, uno más de lo que requiere la mayoría de 176. Por tanto, el resultado más probable es que ambos partidos pacten para formar un nuevo Gobierno de coalición, aunque muy diferente al del anterior. 

PSOE obtendría 109 escaños y Sumar 30. Los 139 diputados de Sánchez y Díaz estarían lejos de ser suficientes y tendrían que buscar apoyos entre el PNV, ERC, EH Bildu y Junts per Catalunya en el caso de que tuviesen la oportunidad de ser alternativa al bloque de la derecha. La fuerza con la que salgan estos partidos minoritarios hará que sea más fácil o más difícil llegar a acuerdos y, por tanto, lograr la estabilidad del Gobierno.

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Los riesgos de la repetición electoral 

Aunque ese es el resultado más probable, otra de las posibilidades, la de la repetición electoral, también lo es. 

Si PSOE y Sumar dan la sorpresa de quedarse a pocos votos de la mayoría absoluta, el bloqueo es improbable y habría Gobierno con apoyos externos. El problema reside en si el bloque de la derecha no consigue los números o si sus líderes no se ponen de acuerdo. 

Con el apagón demoscópico, habrá que esperar al día de las elecciones para ver cómo el debate del pasado miércoles en RTVE entre Sánchez, Díaz y Abascal ha calado en el electorado, porque la premeditada ausencia de Feijóo para evitar perder adeptos, podría haber reforzado a Santiago Abascal, quien se impuso como "verdadera oposición" al Gobierno de coalición. 

No se trata solo de la disputa entre los que quieren derogar el "sanchismo" lo que haría variar el número de diputados de los 2 partidos de la derecha, sino que la ley electoral juega un papel fundamental a la hora de traducir los votos en escaños. 

En muchas circunscripciones, Vox y Sumar se juegan el puesto de tercera fuerza política y eso podría determinar si consiguen asiento por esa región o no. Por eso, durante el último debate, Yolanda Díaz llamó a concentrar el voto en Sumar como voto útil para frenar a la extrema derecha. Si esto se cumple, las expectativas de Abascal se verían truncadas, así como las del PP de gobernar si no suman para la mayoría. 

Pero la relación entre Feijóo y Abascal puede ser otro de los factores que derive en bloqueo y, por tanto, en repetición electoral. 

No sería la primera vez que los egos intervienen en los pactos. Ya pasó en abril de 2019 cuando Sánchez intentó ser investido Presidente, pero Unidas Podemos rechazó la oferta de 3 ministerios de un Gobierno de coalición y Ciudadanos negó ofrecer su apoyo tras el fracaso del Pacto del Abrazo en 2016. 

Durante la campaña, Feijóo ha intentado apelar al voto útil para poder trasladar al gobierno nacional las mayorías absolutas que el PP obtuvo en Madrid y en La Rioja el pasado 28M. Además, el líder de los populares ha intentado evitar la foto junto a Abascal y ha llegado a ofrecerle un pacto a Sánchez para que gobierne la lista más votada y no tener que depender de otros partidos. 

Sin embargo, este gesto ha sentado mal entre las filas de Vox que ven como Feijóo está recurriendo a todas las estrategias posibles para no tener que pactar con ellos. Por lo tanto, que sumen escaños no significa que lleguen a un entendimiento para formar Gobierno. 

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Al igual que Unidas Podemos en su momento, los de Abascal podrían preferir una repetición electoral e intentar sacar más votos hasta que a Feijóo no lo quede más remedio que firmar un pacto bajo sus condiciones. 

Hay que recordar que esto es exactamente lo que podría pasar en Murcia tras la negativa de Vox de apoyar un Gobierno del PP después de las elecciones autonómicas y locales, aunque todavía hay margen de negociación antes de la convocatoria de nuevos comicios.

Si ninguno de los principales candidatos logra sumar mayorías, se abriría un plazo de 2 meses tras la primera votación de investidura para llegar a nuevos acuerdos. 

Si pasado ese periodo los partidos siguen sin investir a un presidente, la Cámara del Congreso disolvería las Cortes y en 54 días desde su publicación en el BOE se convocarían elecciones, lo que nos llevaría a una nueva cita electoral en enero.