La salsa perfecta que casa con cualquier receta y que deberías de dominar

salsas saludables ensalada
  • Las salsas dan un toque mágico, imprescindible y delicioso a muchos platos. Sin ellas a veces determinados platos no son lo mismo, aunque no hay que abusar.
  • Seguro que las que más tomas son las de mayonesa, barbacoa o boloñesa, pero hay una que, aun siendo conocida, no es tan habitual, y, sin embargo, casa con todo.ç
  • Esta salsa tiene una elaboración muy sencilla, con pocos ingredientes, y que te dará muchas satisfacciones en la cocina, porque igual te sirve para una ensalada que para una receta de carne. 

Las salsas en la cocina son la salsa de la vida, valga la redundancia. Hay muchas donde elegir y seguro que tienes tus favoritas, pero hay una que no puede faltar en tu repertorio, porque casa con todo y de paso ahorrarás dinero comprando mil ingredientes para hacer salsas que al final nunca realizas, o bien acabas comprándola hecha. 

Hoy toca hablar de una conocida salsa, pero no tan habitual en nuestra cocina, como lo puede ser la mayonesa, la barbacoa o boloñesa. Le dará otro toque a casi todos tus platos y además, gusta a todo el mundo. 

Los ingredientes que necesitas para esta salsa

Los puedes encontrar fácilmente en cualquier supermercado. Además, no tienen nada de complicado y puede que hasta los tengas por casa ahora mismo. Lo que te hace falta es un limón (lo puedes sustituir por vinagre), 130 gramos de miel, 60 gramos de mostaza en grano o molida, 150 mililitros de aceite de oliva (mejor si es de sabor suave), un poco de sal y pimienta negra molida.

¿Adivinas qué salsa es? Se trata de la deliciosa salsa de miel y mostaza, que como verás te vale igual para un plato frío que un guiso, para la carne que para el pescado. Solo necesitas tener en casa un cuchillo de cocina, una tabla para cortar para que no estropees la encimera, un exprimidor manual o eléctrico, un recipiente hondo compatible con la batidora y una batidora.  

Cómo prepararla

La receta es sencilla y rápida de elaborar. Para empezar tienes que exprimir el zumo de un limón y ponerlo en el vaso para la batidora u otro recipiente compatible. Recuerda que también puedes sustituir el zumo de limón por vinagre si te gusta más, pero escoge entre una opción u otra, no pongas las dos cosas.

A continuación, pon en el recipiente la miel y la mostaza. Ahora bate hasta conseguir una textura homogénea y ve añadiendo poco a poco el aceite sin dejar de batir, esto hará que la salsa vaya cobrando más cuerpo. Cuando hayas terminado con el aceite y veas que la mezcla está bien emulsionada, añade sal y pimienta a tu gusto y vuelve a batir para incorporar estos ingredientes.

La opción suave de esta salsa

Puedes jugar con la intensidad de sabor y así adaptarlo a diferentes platos, siendo la misma salsa. Hay una versión más cremosa y de sabor más suave. En este caso, lo que tienes que hacer es añadir a la lista de ingredientes un yogur natural, mejor todavía si se trata de un yogur griego.

La elaboración es exactamente la misma que hemos visto anteriormente, pero, una vez que tengas la salsa lista, pon un poco de yogur y bate para que los ingredientes se mezclen. Puedes añadir más o menos yogur en función de cómo de cremosa te guste la salsa.

Lo que mejor pega con esta salsa

Si elaboras esta salsa y otras como la salsa brava, puedes crear un original plato degustación de salchipapas. Así, cada uno puede mojar las patatas y las salchichas en la salsa que más le guste. Esta es una muy buena opción si tienes invitados en casa y no te quieres complicar la vida cocinando.

Otra alternativa es con unos nuggets de pollo y unos palitos de queso, como acompañamiento de un buen filete de ternera, o incluso de unas deliciosas costillas asadas. Y si te apetece tomar algo más ligero, esta salsa también puedes usarla para añadirla a una ensalada.

¿La puedes conservar?

Es probable que te sobre algo de salsa. Si no quieres tirarla, puedes conservarla como si se tratara de una mayonesa casera. Ponla en un tarro de cristal cerrado herméticamente y guárdala en la nevera. Eso sí, recuerda consumirla en un plazo que no exceda de las 48 horas. Después de ese tiempo la salsa se puede cortar.

También puedes meterla en bolsas de congelación y meterla en el congelador. Eso sí, cuando vayas a tomarla acuérdate de sacarla unas horas antes y dejarla en la nevera para que se descongele, así no perderá textura ni sabor. La otra opción es conservar la salsa es ponerla en un tarro de cristal, taparlo bien y ponerlo al baño maría durante unos 40 minutos para que se produzca el vacío.

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Business Insider.