La lucha secreta por el atún rojo en un mar sin hueco para todos

El atún rojo es una de las joyas del Atlántico y su captura provoca una guerra empresarial por las cuotas de pesca. A pesar de la popularidad de la almadraba, otras técnicas como el cerco y el engorde dominan el sector, frente al recelo de quienes defienden la pesca artesanal. 

Pesca del atún

"Después de la temporada, el paro o lo que encuentre", explica Miguel bajo el sol castigador de la costa barbateña. Lo hace a trompicones. Está en plena jornada de pesca de la almadraba, arte a la que lleva entregada la mitad de su vida. 

Lolo, en cambio, de volver a empezar hubiera sido bombero. Pero el destino quiso para él la mar y no hubo forma de remediarlo. Primero fue la Unidad Especial de Buceadores de Combate (UEBC),luego distintos centros. Así, hasta su conversión final en rana, como se conoce a estos pastores del mar, las figuras encargadas de guiar a los atunes por el laberinto de redes hasta su captura final. 

En imagen, Lolo enfundado en su traje de buzo, seguido de Miguel, junto al resto de la tripulación.
En imagen, Lolo enfundado en su traje de buzo, seguido de Miguel, junto al resto de la tripulación.

Marta Godoy

Miguel, a los mandos de la grúa de la embarcación, y Lolo, en el agua, son a efectos prácticos el último (y definitorio) eslabón de este arte de pesca. Ambos trabajan para Fuentes El Atún Rojo, un gigante empresarial que arrancó su andadura hace más de 5 décadas en Murcia y hoy es, por derecho, la gran multinacional del atún rojo.

Pero en estas aguas uno más uno no siempre son dos porque cuando se trata de la pesca del oro rojo del Atlántico se trasluce otra suerte de almadraba: un complejo laberinto empresarial del que todos quieren participar, pero en el que no todos ganan.

La almadraba: un preciado laberinto pesquero

En imagen, minutos antes de arrancar la captura del atún.
En imagen, minutos antes de arrancar la captura del atún.

Marta Godoy

La almadraba es pesca pero también ritual. Desde hace más de 3.000 años, entre los meses de abril y junio, una liturgia milenaria se da cita frente a las costas de Cádiz para dar captura a los atunes a su paso por el Estrecho hasta su desovación en el Mediterráneo.

Su técnica se basa en un laberinto de mallas por la que los atunes van pasando por diferentes salas, hasta llegar a la última, el copo, donde se produce la levantá. En ese momento se alzan las redes para facilitar su captura a manos de los buzos. La forma de sacrificio ha cambiado por exigencia del mercado japonés con el fin de conservar la calidad del producto. "Se produce con un arpón certero en la cabeza; el atún ni se entera", explican sus artífices. 

El pez recién capturado se alza hasta la cubierta, donde se procede a su inmediata evisceración y la introducción en hielo para bajar su temperatura. Cada minuto importa para no perder frescura. Tras ello, perdemos la pista al túnido, pero su futuro inmediato pasa por el ronqueo —su despiece ordenado a cuchillo— y su viaje comercial, en gran medida, hacia el país nipón. 

Pero tal es la expansión mundial de la cultura gastronómica japonesa que estas empresas atuneras ya no solo dependen de este codiciado mercado asiático porque, como explican, ya venden en otros cuarenta. "Cada vez se manda más a Estados Unidos o la India", apostillan trabajadores de Fuentes.

Tras la captura, llega la inmediata evisceración del túnido y su traslado a un depósito con hielo.
Tras la captura, llega la inmediata evisceración del túnido y su traslado a un depósito con hielo.

Marta Godoy

La ancestralidad de su método ha situado a la almadraba como una de las artes más sostenibles. Y lo es porque se captura un porcentaje muy bajo de las piezas que transcurren por la zona, ya que las más pequeñas siguen su ruta sin caer en el laberinto: las pescadas en el día de hoy rondan un peso medio de 200 kilos. 

Pero lo codiciado del atún hace imprescindible el papel de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT), el mismo organismo que ejecutó un plan de recuperación de la especie que se alargó 11 años. Asimismo, durante cada jornada de almadraba se encuentra a bordo un inspector de la Secretaría General de Pesca.

Los 'tiburones' en el negocio del atún

Solo cuatro almadrabas sostienen este arte de pesca en España. Las empresas de Zahara de los Atunes, Conil y Tarifa se agrupan en la Organización de Productores Pesqueros de Almadrabas (OPP51). Su producto es comercializado, en gran medida, por Gadira, cuyas ventas se elevaron a los 13 millones de euros en 2021. 

La que opera en la población de Barbate es Pesquerías de Almadraba, que tiene dos socios: Petaca Chico y nuestro anfitrión, Fuentes El Atún Rojo, la mayor exportadora con cerca del 85% de su producción viajando a países de los 5 continentes.

Su visión de tiburón empresarial ha sido precisamente la que ha permitido a Fuentes, con 1.000 empleados y hasta 7 empresas en su perímetro, lograr unas ventas superiores a los 300 millones de euros anuales.

La empresa dispone de varias almadrabas —hasta 4 en Cádiz, Marruecos, Italia y Portugal—, pero su negocio, históricamente, va más allá y se centra en la pesca de cerco —una gran red sujeta a dos embarcaciones—.

Gran parte de lo capturado con esta técnica va a granjas de atún: un conjunto de piscinas en alta mar, donde se mantienen a los animales. Allí, se procede a su engorde —logrando de paso el punto de grasa ansiado por el mercado japonés—. Dispone de ellas en su Murcia natal, Malta y Túnez. 

"Se ha buscado la forma de que el pez no se muera en el agua y poder almacenarlo", explica, entre el ruido de los motores, Isaac Hermo, director comercial de Fuentes. Ser el mayor productor del mundo obliga a no actuar como el resto y poder así responder ante un cliente que quiere atún ahora, pero también en septiembre. 

En imagen, miembros de la embarcación alimentado a los atunes de las piscinas con caballa.
En imagen, miembros de la embarcación alimentado a los atunes de las piscinas con caballa.

Marta Godoy

"Cuando finaliza la comercialización de la pesca de la almadraba comienza la de vivero, sobre el mes de octubre", explican sus trabajadores. La ecuación empresarial permitió a la empresa producir el pasado año, entre todas sus instalaciones, cerca de 18.0000 toneladas de atún rojo. 

Cifra muy por encima de las más de 2.800 toneladas capturadas esta temporada por su rival directo, Balfegó, quien solo practica el cerco en sus instalaciones de Tarragona. Una actividad, no obstante, que le generó unas ventas consolidadas de 75 millones de euros.

La transmisión de cuotas de pesca, el punto donde todo estalla 

En imagen, miembros de la embarcación esperando las indicaciones para alzar a los atunes ya sacrificados.
En imagen, miembros de la embarcación esperando las indicaciones para alzar a los atunes ya sacrificados.

Marta Godoy

La flota española dispone este año de una cuota de pesca de atún de algo más de 6.780 toneladas, un 10% más que en 2022, pero solo un 24% de ella (cerca de 1.650 toneladas) recae en la almadraba. El resto se reparte entre el resto de artes: la mayor partida (un 25%) se la lleva el cerco.

Las cuotas las asigna el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación entre las diferentes flotas por cuestiones de historicidad, que van desde el volumen de capturas a la presencia en la zona. Pero lo codiciado del producto hace que todo gire alrededor de la transmisión de cuotas de otras artes. Una herramienta que el organismo reconoce y por la que los armeros pueden tanto alquilar como adquirir su asignación de pesca de forma temporal o definitiva.

Así, Fuentes logra doblar su cuota inicial para la almadraba hasta las 800 toneladas. Igual pasa con las aglutinadas en OPP51, que han alcanzado en esta temporada las 1.300, tras adquirir en el mercado unas 112. 

Las miradas se posan, históricamente, en la cuota que opera en el mar Cantábrico. Ya en 2012, la flota vasca acordó vender el 70% de su partida de atún rojo de este ejercicio a Fuentes por más de 3 millones de euros.

Una práctica que, según la visión de Javier Garat, secretario general de la Confederación Española de Pesca (Cepesca), redunda en positivo: "Tanto la almadraba como el cerco van a darle un valor añadido al producto, lo que genera empleo y riqueza, y facilita que haya atún todo el año fuera, incluso, de temporada".

"La cuota ha de ser para el que salga a la mar"

Pero el atún rojo, la especie de mayor valor económico del Atlántico, genera una pugna en sí misma, y arroja tanto  ganadores como perdedores.

El ala más perjudicada, la pesca artesanal, busca dejar de serlo y ha encontrado en José Manuel Dávila, hombre hecho en la mar barbateña y vicepresidente de la Federación Española de Pesca Artesanal (Fenapa), una suerte de mesías. 

Juan Manuel Dávila, vicepresidente de Fenapa en su embarcación, Nuevo José.
Juan Manuel Dávila, vicepresidente de Fenapa en su embarcación, Nuevo José.

Juan Manuel Dávila

La denuncia es clara: la flota artesanal dispone solo de un 2,87 % del cupo de atún rojo, de acuerdo al BOE. Proporción que ha de repartirse entre todas las embarcaciones de hasta unos 12 metros de eslora que van desde Tarifa a la frontera con Francia: casi el 70% de la flota nacional.

"La mayoría de los barcos ni tan siquiera pueden acercarse a un atún", cuenta Dávila, quien carga contra la norma que beneficia a los grandes grupos de cerqueros que han ido "privatizando el mar y acaparando prácticamente el 60% de la cuota global asignada a España". 

Su rechazo a la transmisión de cuotas es total. Con ellas, explica, se desvirtúa el mercado y los vendedores se embolsan una cantidad que no redunda en el tejido empresarial de su radio de acción, que va desde la propia tripulación a las fábricas de hielo pasando, claro, por pescaderías y lonjas. 

"Esta gente cada año lleva el número del gordo de la Navidad y sin jugar. Se ha mercantilizado el derecho a la pesca. Lo público ha de tratarse como lo público. La cuota ha de ser para el que salga al mar, el que arranca el motor", denuncia. 

Ante ello, Garat habla de "realidad distorsionada" y defiende que hay ejemplos de flotas artesanales que han apostado por crecer en la propia costa de Cádiz: "En este libre mercado, todo el mundo decide y a algunos les ha ido mejor y a otros peor". 

Que haya atún en el mar es bueno, pero que haya tanto invita a la reflexión

En imagen, buzos y miembros de la embarcación junto a la última captura de la jornada.
En imagen, buzos y miembros de la embarcación junto a la última captura de la jornada.

Marta Godoy

"Hay que preguntarse por qué tenemos atún todo el año", lanza Dávila y no habla de cuidados métodos de congelación. Las "malas y abusivas" prácticas, apunta, están haciendo que el túnido esté cambiando su ciclo y ya no llegue a estos mares, sino que yazca en ellos.

El armero insiste en que la pesca de cerco y el engorde del atún están rompiendo el carácter nómada de la especie: "Hay una enorme biomasa de atún que ya es sedentario. Cuando se liberan animales de las jaulas que ya no entran por cuota, estos han perdido el norte". Los buzos encargados de este papel defienden que el exceso es mínimo: "Sería echar dinero en mantener un pescado que no vas a consumir". 

No obstante, el atún es, por defecto, un animal esquivo. Tanto que la almadraba encuentra su razón de ser en la migración del mismo, en su acercamiento a las costas para esquivar a las orcas. Desde Fenapa insisten en que esto ha cambiado: "Los tenemos comiendo en los puertos, parecen delfines y esto antes era impensable".

Esto genera, a su vez, otro problema: "Se está protegiendo al atún por encima de otras especies. Es ya un animal invasor que devora a otras que son nuestro recurso". Prueba de ello es la extinción de flotas dedicadas al pez sable o al voraz de Tarifa, conocido como besugo de la pinta. 

"Jamás se había constatado una biomasa tan grande de atún rojo", admite Garat, también presidente de la Coalición Internacional de Asociaciones Pesqueras. Una problemática que se resolvería de la misma forma: "Más cuotas de pesca".

La cabeza visible de Fenapa apoya pero sostiene que el aumento del 10% de este año ha sido una oportunidad perdida para dar equilibrio a los "olvidados" de la industria. "Se defiende la sostenibilidad. ¿Habrá algo que lo sea más que un hombre y un anzuelo?".

Eso sí, más proporción de captura conllevaría otro efecto imposible de obviar: "Contentaría a muchos más pescadores. Otra cosa es el impacto que esto tendría en el mercado, que cada uno tendría que valorar en sus estrategias", reflexiona el secretario de Cepesca. 

Con cuotas o no, el oro rojo viaja por varios mares, también económicos: el de una suerte de laissez faire de una industria boyante que aún hoy no divisa el horizonte y el de una pesca artesanal que defiende que "el atún, como la mar, no nace con nombre y apellido".

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