¿A qué edad tener redes sociales? La ley marca los 13 años como el límite seguro, pero la realidad es más compleja

¿Dónde está el límite de edad para tener un perfil propio en redes sociales? Según el Reglamento Europeo, la edad mínima para tener una cuenta de redes sociales son los 16 años. Sin embargo, está permitido que los Estados Miembro establezcan cualquier límite de edad a partir de los 13.

A nivel internacional son los 13 años los que marcan esa línea roja. Es la edad mínima que exigen las principales plataformas como Twitter, Instagram, Facebook y TikTok. La franja se basa también en una legislación estadounidense de 1998 que prohíbe la recopilación de datos personales de menores sin el consentimiento paterno hasta los 13.

¿Pero es una edad segura para exponerse a las redes sociales? Muchos expertos opinan que no. El último en pronunciarse ha sido la figura sanitaria de cirujano general en Estados Unidos, Vivek Murthy. El responsable apunta que es una edad demasiado temprana para entrar en las redes, que suponen un riesgo para la "autoestima y las relaciones".

"Creo que es demasiado pronto. El entorno sesgado y a menudo distorsionado de las redes sociales suele hacer un flaco favor a muchos de esos niños", señala Murthy.

Generalmente, esa edad mínima se ha convertido en una especie de referencia, incluso para las familias. Esto supone asumir que acceder a las redes con 13 años conlleva una garantía implícita de que estas plataformas son apropiadas y seguras. La realidad suele ser otra.

Los riesgos de las redes sociales son más que conocidos: intimidación, acoso online, exposición a información errónea, contenidos inapropiados, grooming, violaciones de la privacidad y un uso excesivo. 

Todo ello señala un claro vínculo entre las redes sociales y la salud mental y baja autoestima. Obviamente, no es igual para todo el mundo, pero pueden afectar gravemente en el malestar de los menores.

Son numerosos los estudios que señalan esta correlación y hablan de ansiedad, depresión, cambio de la imagen corporal propia o incluso FOMO (miedo perderse algo). También señalan que son más propensos a estos efectos aquellos menores que ya tienen una mala salud mental al margen de las redes.

¿Por qué no se aumenta el límite de edad?

La realidad es que es difícil mantener a los menores alejados de sus dispositivos y de las redes sociales. Así que los organismos dejan esto de la mano de las familias. 

Ni siquiera se puede asegurar que aumentar el límite de edad haga que niños más pequeños accedan a ellas. Porque eso ya pasa. Los menores pueden falsificar fácilmente su edad y hasta esconder las aplicaciones a sus progenitores.

Hablar de las redes

Por este motivo, es importante hablar con ellos desde edades bien tempranas acerca del uso que se hace de internet y de las redes sociales, ya que prohibirlas limitándose a un simple "no", no funciona.

La prohibición puede llevar a que cuando tengan un problema en internet no acudan a sus padres y madres por miedo a las represalias. 

Debe haber un espacio de confianza para poder tratar estos temas. Muchos de los problemas que surgen en las redes sociales son una prolongación de lo que ocurre en la vida real y la relación que tienen con sus compañeros o amigos. 

Por ello, se recomienda mostrar interés por su actividad online e incluso tener una especie de "acuerdo tecnológico familiar" en el que se negocien ciertas normas a seguir.

El derecho a internet

No todo lo que pasa en las redes y en internet es malo, ni mucho menos. Entre los beneficios están la auto expresión e identidad propia o la construcción de redes y relaciones de apoyo, además de mucha información de valor.

Por esto mismo, el Comité de los Derechos del Niño de la ONU señala que los niños tienen derecho a "un acceso significativo a las tecnologías digitales" como forma de hacer realidad todos sus derechos civiles, políticos, culturales, económicos y sociales.

¿Cuándo debería tener mi hijo una cuenta en TikTok?

No hay una respuesta correcta porque todo varía en función de la madurez, habilidades, experiencia vital y juicio del menor. Es una cuestión de valorar la vulnerabilidad y madurez y hacer un ejercicio de acompañamiento en el que haya confianza, según Catherine Page Jeffery, profesora de medios y comunicación en la Universidad de Sydney.

Toca preguntarse también si serán capaces de gestionar las interaccione y el contenido que allí puedan encontrar, así como los aspectos negativos. Si suele ir en línea de los consejos de la familia y si recurrirá a ella en caso de tener un problema.