Trabajo como camarera en bikini: propinas y clientes suelen ser buenos, pero llevo una pistola eléctrica por si acaso

Fortesa Latifi
| Traducido por: 
Shay Harmon.
Shay Harmon.

Shay Harmon.

  • Shay Harmon, de 23 años, trabaja de camarera y le encanta su trabajo, pero asegura que siempre tiene a mano un spray de pimienta y pistolas eléctricas por si acaso. 
  • Ha utilizado el dinero que gana con las cuantiosas propinas para comprarse un coche nuevo y hacer viajes a Las Vegas y Hawái.

Este artículo se basa en una conversación con Shay Harmon, una camarera de 23 años del estado de Washington. El texto ha sido editado por motivos de claridad y extensión. 

Mi trabajo consiste en servir café en bikini.

Empecé en este empleo nada más salir del instituto. No estaba segura de lo que quería hacer, pero acababa de entrar en el mundo de las fiestas, en las que todo gira en torno a la ropa y la expresión personal. Mi hermana me habló de ser camarera en bikini, y uno de los argumentos que me convenció fue que podía llevar mis trajes de festival al trabajo. 

Tenía mis dudas porque no quería que me juzgaran o me menospreciaran por tener un trabajo que tiene que ver con el atractivo sexual, pero al final decidí que merecería la pena. Ya han pasado 4 años de ese momento. Ahora lo veo como un gran trampolín hacia la vida que quiero vivir.

El dinero que he ganado con las propinas me ha permitido comprarme un coche nuevo y hacer viajes que nunca habría podido hacer. 

Nunca me habría podido permitir hacer esas cosas de no ser por este trabajo. Me fui a Las Vegas el fin de semana de mi cumpleaños y hace poco visité Hawái. Me he sacado el curso de esteticista, gracias a la flexibilidad del horario, para darle otro enfoque a mi futuro.

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Cuando empecé a trabajar aquí me preparé para lidiar con todos los cretinos, pero sinceramente esperaba que hubiera más. Sorprendentemente, da la sensación de que la gente viene a la barra para disfrutar de una conexión humana. Me hablan de todo, desde sus problemas sentimentales, pasando por sus viajes, hasta lo que les pasa en el trabajo. Me enseñan las fotos de los cumpleaños de sus hijos o sus coches nuevos. 

El 90% de la clientela son hombres, pero me encanta que vengan mujeres

A veces vienen sin darse cuenta de que les servimos el café en bikini, y cuando llegan puedes ver en sus caras que te están juzgando. Su humor cambia por completo. Si te están juzgando, siempre preguntan: "¿No tienes frío?". Es gracioso, porque siempre es la misma frase.

A veces da un poco de miedo, sobre todo cuando oscurece temprano, pero la mayoría de los puestos tienen botones de pánico que se pueden pulsar para llamar inmediatamente a la policía. También tenemos pistolas eléctricas paralizantes y un spray de pimienta en el stand por si acaso. Pero, la mayoría del tiempo, me siento segura. 

Me encanta la libertad de mi trabajo

Una de las ventajas del trabajo es que puedo ser muy creativa a la hora de decidir qué me pongo. También puedo ir más informal si quiero.

El código de vestimenta es sencillo: sujetador o lencería, pero tienes que asegurarte de que no sea transparente. Cuando trabajo, suelo ser la única en el puesto, así que no tengo que preocuparme por los compañeros ni por dramas. Solo estamos los clientes y yo conversando y tomando un buen café.

Algunos puestos de café te obligan a subir publicaciones en Instagram como parte de tu trabajo, pero el mío no. Sin embargo, me gusta compartir momentos de mi día o mis conjuntos en Instagram y TikTok. Nos ayuda a construir nuestra base de clientes y a desarrollar esas relaciones con los que ya son habituales. 

Es divertido hablar de nuestro sector en TikTok, pero también quiero que la gente sepa lo que es ser camarera en bikini: lo bueno, lo malo y lo feo. 

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Tenemos un sueldo base, pero además, ganamos mucho dinero con las propinas. La gente puede ser muy generosa. Sabemos que no vienen solo por el café, sino por las vistas, y tienen que compensar a las chicas por ello. La mayoría de las veces lo hacen.

Creo que la gente piensa que las camareras en bikinis son chicas sin ambiciones ni sueños en la vida.

Pero eso no es cierto en absoluto. Suponen que lo único que nos importa es utilizar a los hombres y quedarnos con su dinero (aunque sean ellos los que vienen a vernos). 

Cuando la gente me conoce, se da cuenta de que soy esteticista y que tengo metas y sueños. Soy más que una cara bonita. Se quedan alucinados, lo que me parece increíblemente misógino. 

Que tenga un trabajo que incluya el atractivo físico no significa que sea menos que alguien que no lo tiene. Para mí, esto es un trampolín hacia la vida que quiero. Pero si no lo fuera, tampoco pasaría nada.

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