Es la peli favorita de un directivo de Google, aterroriza a Elon Musk y enseña qué es lo que más debería preocuparte de la carrera por la IA

Una escena de Juegos de guerra, WarGames, película de 1983.

WarGames

  • Juegos de guerra, una de las primeras películas de la historia en utilizar el hacking como temática, está de actualidad.
  • Es la película favorita del máximo responsable en ciberseguridad de Google y le quita el sueño a Elon Musk. Pero la propia cinta da la respuesta a esos desvelos.

Hay una película estadounidense de 1983 que sintetiza formidablemente la mayoría de los desafíos éticos y sociales que suponen tecnologías como la inteligencia artificial, ahora que desde que ChatGPT viera la luz a manos de OpenAI a finales de 2022 disfruta de una nueva juventud.

Es uno de los filmes favoritos sobre hackers para Phil Venables, el jefe de Seguridad de Google Cloud y en consecuencia el mayor responsable en ciberseguridad de la multinacional del buscador. Así lo reconoció en una entrevista con Business Insider España realizada hace unos meses en Málaga, donde se encontraba por la inauguración del nuevo GSEC en la capital de la Costa del Sol.

También es una producción que Elon Musk ha utilizado para ejemplificar sus más absolutos temores sobre la IA, para la que en su día pidió una moratoria de seis meses. Temores que el multimillonario ahora ha transformado en una cruzada judicial para la empresa que ayudó a fundar, OpenAI, y para la que la propia firma de Sam Altman también está dando respuesta.

Xavier Amatriain

Se trata de Juegos de guerra, una película de John Badham protagonizada por un jovencísimo Matthew Broderick, conocido por otras cintas como Los productores o por su matrimonio con la actriz Sarah Jessica Parker.

Algunos aspectos de la película no han envejecido del todo bien. En fin, es otra peli más de los 80 con la guerra fría como telón argumental. Pero es singular porque fue la primera obra de consumo masivo que utilizó la temática de los ordenadores y su control en remoto, así como el hacking, para presentar su narrativa.

El argumento es sencillo. El Pentágono se da cuenta de que los humanos no son del todo eficaces a la hora de cursar la orden de disparar un misil. Sus dilemas éticos les pueden hacer languidecer a la hora de girar una llave que hará que una bomba nuclear despegue con dirección a alguna ciudad soviética.

La alternativa que presentan los más avezados investigadores estadounidenses es todavía más ramplona: sustituir a esos humanos por máquinas. Por ordenadores. Lo que hace 40 años era ciencia ficción hoy día es una realidad.

Claro que el giro argumental se da cuando un estudiante de instituto de Seattle apasionado de la informática es capaz de conectarse en remoto a ordenadores ajenos. Su propósito era piratear nuevos videojuegos que acababa de ver anunciados en una revista. Lo que consigue es acceder, sin saberlo, a un ordenador muchísimo más siniestro.

Aunque el dispositivo le ofrece al protagonista jugar al ajedrez o a las damas, el joven opta por poner en marcha otro programa: guerra termonuclear global. Lo que sucede después ya es algo que narra la propia película, pero uno de los personajes que forman parte del elenco de la película tiene una línea de diálogo que te puede dar una idea:

"Amigos, estamos detectando unos 2.400 misiles soviéticos acercándose a nosotros. Pero por el momento no podemos confirmarlo. Repito: no podemos confirmarlo".

Hay problemas más urgentes y la propia película que desvela a Musk da una pista para resolver ese entuerto

Para Venables, el mayor experto en Ciberseguridad de Google, War Games o Juegos de guerra es su "hacking movie" favorita. "Aunque no refleja muy bien la realidad de hoy día, creo que hemos mejorado mucho desde entonces", deslizó hace unos meses en Málaga.

Elon Musk también la ha visto, aunque él considere que su argumento esté de plena actualidad. Al menos eso deslizaba en 2020, cuando OpenAI era todavía una desconocida y sus motores de procesado de lenguaje natural GPT fuesen una herramienta muy de nicho y experimental. Entonces, Musk le tenía miedo sobre todo al proyecto DeepMind de Google.

Lo dijo en una entrevista con The New York Times que también recogió Business Insider. "Solo la naturaleza de la inteligencia artificial que están construyendo es la de aplastar a todos los humanos en todos los juegos", razonó Musk en aquella entrevista. "Quiero decir, es básicamente el argumento de Juegos de guerra".

Efectivamente, uno de los sistemas de IA más conocidos en estos tiempos son las redes neuronales adversarias, que se entrenan básicamente compitiendo en un juego de suma cero: un modelo propone y el otro acepta o descarta. En función de los fallos, el propio sistema va mejorando. Este tipo de tecnología se utiliza en modelos de reconocimiento facial, por ejemplo.

Pero la realidad es que mucho de los entrenamientos a los que se someten estos sistemas algorítmicos podrían razonarse, efectivamente, como una competición. En algunos casos, con sus entrenadores humanos. Desde una partida de ajedrez a una guerra termonuclear global, como es el argumento de la película.

Sin embargo, la propia cinta también da indicaciones de lo fácil que sería resolver un problema de primera magnitud como es el de que las máquinas se rebelen.

Un fragmento de la película WarGames de 1983.

WarGames

De hecho, hay otros problemas de primera magnitud cuya resolución es muchísimo más compleja pero, aparentemente, ni preocupan ni interesan tanto a multimillonarios como Musk. Algunos de esos problemas han acelerado varios minutos el conocido como Reloj del Apocalipsis.

El Reloj del Apocalipsis es un reloj que mantiene desde 1947 la dirección de la Revista de Científicos Atómicos de la Universidad de Chicago, en EEUU. Mide, básicamente, el tiempo que queda hasta que llegue la medianoche, siendo esa medianoche el colapso civilizatorio. Cuando empezó a contar, el reloj, que aparece desde entonces en la portada de la publicación, marcaba las 23:53 horas.

Cuando en el año 53 EEUU anunció el desarrollo de la bomba de hidrógeno, la revista empezó a dibujar el reloj en sus portadas marcando las 23:58, a dos minutos del fin de los tiempos. Tras el fin de la Guerra Fría que protagoniza War Games, en 1991, el reloj se retrasa y marca las 23:43.

Hubo que esperar hasta 2017 hasta que el reloj volviese a marcar las 23:57:30, por la ascensión de líderes como Donald Trump, que este año podría volver a la Casa Blanca.

100 segundos para la medianoche

El año pasado el Reloj del Apocalipsis registró su hora más cercana a la inquietante medianoche. En la actualidad, marca las 23:58:30, a minuto y medio del fin. Los motivos que llevaron a la dirección de la publicación universitaria de Chicago: el estallido de la guerra en Ucrania, la posibilidad de un nuevo frente en China, o los riesgos del colapso tras superar una pandemia tan dura como la del COVID-19.

Ahora en Europa se vuelven a oír tambores de guerra y es probable que pronto se conozcan nuevas noticias en torno a este inquietante reloj. El mundo en su conjunto vive una enorme situación de estrés como la que se puede ver en Juegos de guerra. "Paul, aquí McKittrick. La WOPR no se deja volver a programar". 

"Ya lo sé, ninguno hemos podido hacerlo. Lo hemos intentado todo. Es como si se hubiera borrado el registro de contraseñas".

Al final (y aquí vienen spoilers de una peli de hace cuatro décadas) el propio ordenador concluye que la única forma de ganar a ciertos juegos es… no jugando. Para otros desvelos, como los que protagoniza Elon Musk, la película da otra lección magistral, esta en boca de Stephen Falken (John Wood), a la postre creador de la dichosa máquina.

Esa lección es la que debería preocupar a todo el mundo: que quien gobierna el desarrollo y la innovación tecnológica tengan clara una sola cosa.

"General, está usted haciendo caso a una máquina. Haga caso al mundo y no se comporte como otra máquina".

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