WeWork, el unicornio de los coworking que llegó a valer 47.000 millones, se declara en bancarrota

Huileng Tan,
Grace Kay,
| Traducido por: 
WeWork

Justin Sullivan

  • WeWork se ha declarado en bancarrota este lunes.
  • La valoración de la empresa se ha desplomado desde que intentó salir a bolsa por primera vez en 2019.

El gigante inmobiliario WeWork se ha declarado este lunes en bancarrota.

La cotización de las acciones de WeWork se interrumpió antes de la apertura de la sesión bursátil de este lunes en Estados Unidos. En ese momento, sus acciones cotizaban a unos 84 céntimos por acción.

La declaración de quiebra se esperaba después de que The Wall Street Journal publicara el 31 de octubre que la empresa planeaba declararse en quiebra. En ese momento, WeWork dijo que había llegado a un acuerdo con los acreedores para ampliar un período de gracia de 30 días sobre parte de su deuda hasta el 6 de noviembre.

WeWork ha comunicado este lunes que ha llegado a un acuerdo de reestructuración con acreedores que representan alrededor del 92% de sus bonos garantizados. La declaración de quiebra del lunes no afectará a las operaciones de WeWork fuera de Estados Unidos y Canadá.

A 30 de junio, su cartera inmobiliaria abarcaba 777 ubicaciones en 39 países.

"Ahora es el momento de impulsar el futuro ocupándonos de manera decidida de nuestros arrendamientos heredados y mejorando drásticamente nuestro balance", ha señalado David Tolley, consejero delegado de WeWork, en el anuncio del lunes.

El cofundador y ex-CEO de WeWork, Adam Neumann —quien renunció como consejero delegado en 2019, argumentando que el intenso control público se había convertido en una distracción para dirigir la firma— ha declarado que las noticias sobre la inminente quiebra le han parecido "decepcionantes".

"Ha sido un desafío para mí observar desde la barrera desde 2019 cómo WeWork no ha sabido aprovechar un producto que hoy es más relevante que nunca", ha señalado en un comunicado. "Creo que, con la estrategia y el equipo adecuados, una reorganización permitirá a WeWork resurgir con éxito".

Durante su apogeo, la empresa estuvo valorada en 47.000 millones de dólares. Pero la startup se ha visto sumida en el caos desde que sus planes de salir a bolsa en 2019 se vinieron abajo debido a las preocupaciones sobre la rentabilidad de la empresa y algunas de las inoportunas fantochadas de Neumann.

Michael Kovac

El inversor japonés SoftBank ha invertido miles de millones de dólares en la startup inmobiliaria y sigue siendo su accionista mayoritario. Sin embargo, WeWork nunca ha obtenido beneficios. En el primer semestre del año, la empresa perdió 696 millones de dólares, según sus resultados más recientes.

Desde 2019, la valoración de la compañía ha seguido cayendo. En abril, su cotización cayó por debajo de 1 dólar por acción y se enfrentó a la posibilidad de ser excluida de la Bolsa de Nueva York. En agosto, WeWork dijo que tenía "dudas sustanciales" de que podría mantenerse en el negocio mucho más tiempo.

La quiebra de WeWork se produce en medio de una reorientación del sector de oficinas que dura ya varios años. Las inmobiliarias comerciales han sufrido para recuperarse del cambio sísmico hacia el trabajo a distancia que debilitó la demanda de oficinas en todo el mundo, incluso después de que muchas empresas cambiaran a un modelo híbrido o exigieran que los empleados volvieran a la oficina a tiempo completo.

La quiebra podría no suponer el final para WeWork, que actualmente cuenta con más de 300 sedes en todo el mundo. El proceso previsto en la legislación estadounidense permite a las empresas deshacerse de parte de la deuda y reestructurarse. (Regus, competidor de WeWork, se declaró en quiebra en Estados Unidos en 2003 y ha seguido funcionando con éxito).

Espera, ¿WeWork no tenía ya problemas?

El intento fallido de la compañía de salir a bolsa en 2019 la convirtió en el hazmerreír del mundo empresarial - y condujo a un gran salvavidas financiero de SoftBank.

SoftBank necesitaba a WeWork para sobrevivir. En ese momento, la firma japonesa estaba recaudando dinero para un segundo megafondo de capital riesgo (el primero había recaudado 100.000 millones de dólares) y la espiral de WeWork no inspiraba confianza a los posibles inversores. Para salvar WeWork, el gigante tecnológico japonés invirtió miles de millones en la empresa e instaló un experimentado equipo ejecutivo encargado de darle la vuelta. En 2019 y principios de 2020, WeWork recortó miles de puestos de trabajo, docenas de alquileres de oficinas y ventajas como la cerveza gratis en sus instalaciones, todo ello mientras se enfrentaba a múltiples investigaciones gubernamentales.

"Cometimos un fracaso al invertir en WeWork y he admitido varias veces que fui un insensato", dijo el fundador de SoftBank, Masayoshi Son, en una conferencia de resultados de mayo de 2020. En ese momento, SoftBank había rebajado su valoración de WeWork a 2.900 millones de dólares.

El fundador de WeWork, Adam Neumann.
El fundador de WeWork, Adam Neumann.

Jackal Pan/Getty Images; Jacqueline Larma/AP Images; Samantha Lee/Business Insider

Los problemas de WeWork continuaron. Menos de un mes después de que su nuevo CEO iniciara su andadura en 2020, llegó la pandemia (uno de los primeros casos públicos de coronavirus en Nueva York se atribuyó a un hombre que trabajaba en un espacio WeWork). Las oficinas se vaciaron en todo el mundo y el sector inmobiliario comercial, antes estable, se sumió en un caos sin precedentes, del que no se ha recuperado del todo. El nuevo equipo directivo de WeWork interpretó la pandemia como una oportunidad: las empresas que se replanteasen sus necesidades de oficinas buscarían acuerdos más flexibles que los alquileres fijos con contratos de varias décadas, y quienes quisieran teletrabajar buscarían espacios de trabajo fuera de sus casas.

Con la reapertura del mundo, algunos centros de WeWorks se recuperaron, pero la empresa seguía teniendo demasiados. El CEO Sandeep Mathrani continuó recortando los contratos de arrendamiento firmados bajo Neumann y encontró nueva financiación. En 2021, WeWork empezó a cotizar en bolsa a través de una sociedad de adquisición con fines especiales (SPAC), una forma habitual en aquella época para que las startups entraran en los mercados públicos al margen del proceso tradicional de OPV. El acuerdo valoró la empresa en 9.000 millones de dólares.

"Sin duda, esta es una historia en la que mucha gente escribió documentales de que era el fin de WeWork", dijo el presidente de la compañía en ese momento, Marcelo Claure, a la cadena CNBC el primer día de cotización. "La persistencia de esta gente es increíble. Esta empresa está aquí, es más fuerte que nunca, y no hay duda de que vamos a celebrar muchos más hitos".

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