Mark Zuckerberg y su exjefa de Operaciones, Sheryl Sandberg, se enfrentan a un nuevo interrogatorio de hasta 6 horas por el escándalo Cambridge Analytica

Mark Zuckerberg, CEO de Meta.
Mark Zuckerberg, CEO de Meta.

REUTERS/Erin Scott

El escándalo Cambridge Analytica estalló hace casi 4 años, pero sus efectos todavía no han terminado. Hace apenas unas semanas se supo que un fiscal de Washington acababa de interponer una demanda relacionada con el caso en la que señalaba personalmente al CEO y fundador de Facebook, compañía ahora conocida como Meta: Mark Zuckerberg.

Este Zuckerberg, entre tanto, sigue respondiendo en foros de diversa índole por los hechos que sucedieron antes de las elecciones estadounidenses de 2016. Un extrabajador de la consultora británica Cambridge Analytica, hoy desaparecida, reveló en los medios que habían logrado extraer datos sobre gustos de hasta 87 millones de usuarios para ofrecérselos al Partido Republicano.

Ahora, el CEO y fundador de la multinacional tecnológica, se prepara para defenderse una vez más. Será en un juzgado californiano y en cuestión de semanas, en un procedimiento que arrancó ya en 2018. Se someterá a un interrogatorio de seis horas. Su jefa de Operaciones, Sheryl Sandberg, también comparecerá en un interrogatorio de hasta 5 horas, avanzaBloomberg.

Pero como Sandberg presentó su renuncia hace escasas semanas, será también sustituida en el procedimiento por el nuevo número dos de Zuckerberg, el español Javier Oliván.

Una de las primeras consecuencias que tuvo el escándalo en el que Cambridge Analytica logró un acceso ilícito a los datos de millones de usuarios fue una multa de 5.000 millones de dólares a la multinacional, interpuesta por la Comisión Federal del Comercio, el regulador de los mercados en EEUU. Sin embargo, algunos análisis ya plantearon la ineficacia de la sanción hace años.

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Pero muchos de estos procedimientos no han terminado, y Meta, en caso de perder este caso en los juzgados californianos, podría afrontar otra multimillonaria multa.

El escándalo comenzó en 2018, cuando se supo que la campaña electoral del expresidente estadounidense Donald Trump se benefició de la recopilación ilícita de datos personales y gustos de inicialmente 300.000 usuarios de la plataforma, y después, de sus amigos conectados en la plataforma.

Las demandas que entonces se interpusieron tanto contra la consultora británica como contra la propia red social se hicieron en representación de todos los afectados. Zuckerberg llegó a comparecer en el Senado estadounidense, ante el que pidió disculpas. De entonces se rememora un cruce de preguntas y respuestas entre un senador demócrata y el propio Zuckerberg. Una de ellas fue esta:

—Señor Zuckerberg, ¿se sentiría cómodo si le pregunto en qué hotel se alojó anoche?

—No, senador, probablemente preferiría no hacer público esto aquí.

El procedimiento que ha arrancado ahora por parte del fiscal de Washington entiende que Zuckerberg tuvo mucho más que ver con el escándalo de lo que en un primer momento se dilucidó. La demanda toma en cuenta en el "nivel de control sin precedentes de Zuckerberg sobre las operaciones de Facebook".

De hecho, ese escrito recordaba que el fundador de la empresa controla casi el 60% de las acciones con derecho a voto de la compañía. Dicho de otra manera, entiende que en Facebook nada se hace ni se deja de hacer sin el visto bueno de Zuckerberg.

La demanda argumenta, por tanto, que el escándalo de Cambridge Analytica fue consecuencia directa de la idea de Zuckerberg de abrir el uso de datos de la plataforma a terceros. También alega que este era consciente de los posibles daños que podría ocasionar el hecho de compartir los datos de los consumidores, pero que no actuó en consecuencia. 

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