5 razones por las que tienes más frío con la edad (y algunos remedios)

Tener más frío con la edad

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  • La temperatura corporal tiende a enfriarse con la edad, y una mayor sensibilidad al frío es parte normal del envejecimiento.
  • Estos son los motivos por los que eres más friolero con el paso de los años, y cuando es indicativo de algún problema de salud. 

¿En tu juventud salías al fresco sin rebequita y conforme pasan los años más mantas necesitas para ver una película, más fríos tienes los pies al meterte en la cama o más piden tus manos unos guantes para salir a la calle? No te preocupes: es normal. La temperatura corporal normal no permanece invariable, sino que tiende a enfriarse con la edad y a convertirte en una persona más friolera.

Según la enciclopedia Medline Plus, la temperatura corporal normal promedio es generalmente es de 37 °C, aunque cambia según la persona, la edad, las actividades y el momento del día. El rango puede ser muy amplio: algunos estudios lo sitúan entre los 36,1 °C y los 37,2 °C. Por encima ya indica febrícula o fiebre.

 

Uno de los fenómenos que sucede a medida que envejeces es que a tu cuerpo le resulta más difícil controlar la temperatura. Al disminuir la cantidad de grasa debajo de la piel, al organismo le cuesta más mantener el calor corporal.

Normalmente, la temperatura corporal cambia a lo largo del día: la variación suele ser de aproximadamente medio grado, con temperaturas más bajas por la mañana y temperaturas más altas al final de la tarde y la noche, debido al ciclo natural de los biorritmos.

La sensibilidad al frío suele ser habitual en el proceso de envejecimiento, aunque en ocasiones puede ser una señal indicativa de algún problema de salud. Estos son algunos motivos tras el fenómeno.

1. La circulación disminuye

Cuando te haces mayor, los vasos sanguíneos pierden flexibilidad y no bombean la sangre tan bien como antes, por lo que al cuerpo le resulta más difícil conservar el calor. 

Las manos y los pies fríos pueden indicar que un problema de circulación es el culpable. Sin embargo, se trata de un proceso natural del envejecimiento. 

Desde Varicentro explican que los síntomas más comunes de la mala circulación son la piel fría, seca o escamosa, la comezón en las piernas, manchas rojas, varices, hinchazón en pies o tobillos, coloración pálida o azulada, sensación de hormigueo, pinchazos, calambres y adormecimiento, falta de vello en las piernas y grietas en los talones.

2. La piel es más fina

Como todo en el organismo, la piel también cambia con el paso de los años

Según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, la capa más interna de la piel, conocida como capa subcutánea, adelgaza con el envejecimiento. 

Esta capa contiene grasa, que suele funcionar como una manta protectora. Al adelgazar la piel, pierdes aislamiento, y resulta más complicado mantener el calor corporal. 

3. Tu ritmo metabólico disminuye

El metabolismo no permanece imperturbable, con los años, sino que se ralentiza con el avance de la edad. A los 50 años, la tasa metabólica basal —la cantidad mínima de energía que necesita tu cuerpo para sobrevivir realizando las funciones básicas, y equivalente al número de calorías que quema el cuerpo en reposo—  se reduce en un 30%, según Piedmont Healthcare.

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Dado que el metabolismo está detrás de numerosos procesos químicos como la conversión de alimentos en energía, cuando la tasa metabólica disminuye, esto se traduce en una mayor sensibilidad al frío. Los vasos sanguíneos se contraen más lentamente para conservar el calor corporal a medida que el metabolismo se ralentiza.

4. Existe una enfermedad subyacente

Varios problemas de salud pueden estar detrás de tener más frío con la edad: cardiopatías, enfermedades renales o anemia son algunos de ellos, ya que dificultan el correcto flujo sanguíneo. 

Las enfermedades metabólicas y hormonales como el hipotiroidismo también afectan al metabolismo y a la capacidad de regular la temperatura corporal. 

Por su parte, la diabetes puede dañar los nervios y provocar neuropatía, la cual implica sensación de frío, entumecimiento u hormigueo, normalmente en manos y pies. La neuropatía también hace a los adultos mayores más susceptibles a la hipotermia, que puede afectar al cerebro, incluyendo capacidades cognitivas y motoras.

Los síntomas clásicos de la hipotermia, según Johns Hopkins Medicine, son torpeza, escalofríos, agotamiento, somnolencia, confusión, habla lenta, respiración superficial, pulso débil, baja tensión arterial, rigidez, falta de control corporal o reacciones lentas.

5. Efectos secundarios de la medicación

Los betabloqueantes y los antagonistas del calcio, fármacos comunes para tratar la hipertensión, pueden provocar una mayor sensación de frío en las extremidades al reducir el flujo sanguíneo en pies y manos. 

Entre los consejos para evitar el frío asociado al envejecimiento figuran ajustar bien el termostato, apostar por un buen aislamiento de las ventanas, abrigarse adecuadamente en los días fríos, abrigarse bien en cama, cambiarse al mojarse o enfriarse y limitar el consumo de alcohol, así como seguir una dieta saludable y mantener un peso saludable. 

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