9 cosas que no deberías hacer jamás a los camareros de un restaurante

Una mujer discute con los camareros o encargados en un bar.

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  • Hay ciertos hábitos y comportamientos de los clientes que realmente molestan a las personas que trabajan en restaurantes.
  • Estas son algunas de las cosas que no deberías hacer nunca porque sacan de quicio a los camareros.
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Ser una persona educada no cuesta tanto. 

Sin embargo, hay situaciones en las que nuestra ayuda puede hacer más bien que mal. Muchas de estas se dan en los restaurantes y cuando pensamos que estamos haciendo un favor a un camarero, en realidad estamos dificultando su trabajo.

Otro aspecto muy importante a tener en cuenta es que aunque los camareros estén para servirte, no son tus esclavos. 

Un poco de amabilidad por parte de todos haría la vida del personal mucho más fácil, porque estos profesionales tienen que lidiar a diario con muchos clientes que no se lo ponen nada fácil. 

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No llegues justo antes del cierre

Si un restaurante está abierto hasta las 22:00 horas y apareces a las 21:50, el personal no solo tiene que esperar a que comas y luego limpiar, sino que en la cocina ya han limpiado la plancha, la freidora, y guardado la mayoría de cosas.

Es más, ni siquiera media hora antes del cierre. Lo ideal es llegar, como muy tarde, entre 45 minutos y una hora antes del cierre para que ellos puedan hacer bien su trabajo y tú puedas disfrutar de una agradable velada.

No les culpes si la espera es larga

Esperar mucho a ser sentado puede ser frustrante, especialmente cuando tienes mucha hambre.

Aún así, enfadarte con los camareros no hará que te den mesa más rápido, especialmente si llegas sin reserva.

Acepta dónde te sientan 

Si quieres la mesa de la esquina que parece íntima y encima tiene unas vistas impresionantes, deberías haberla reservado. No puedes enfadarte si cuando llegas el camarero no te ofrece sentarte en esa o te la niegue si se la pides.

O tampoco quieras la mesa redonda en la que caben por lo menos 4 comensales si solo has ido con tu pareja. 

Tampoco cambies de mesa sin avisar, porque probablemente lo único que consigas es que se acaben confundiendo con las comandas. 

Sentar a los clientes es responsabilidad del gerente de la sala y él tiene su propio sistema de distribución.

Nunca chasquees los dedos o silbes para llamar su atención

Una de las peores formas de ofender a un camarero es chasquear los dedos o silbarle para llamar su atención y que te atienda.

Es una forma irrespetuosa de hacerlo y es mucho más educado decir simplemente "disculpa" o levantar discretamente la mano.

Pedir algo a otro camarero

Seguro que te ha ocurrido que necesitas pedir algo y el camarero que lleva todo el rato sirviéndote está ocupado y has recurrido a otro. Error. Si haces eso solo conseguirás que ambos pierdan el tiempo porque puede crear confusión y acabar generando un problema con la cuenta más tarde.

Apilar los platos

Aunque creas que apilando los platos en una torre haces más fácil el trabajo del camarero, la realidad es que estás haciendo justo lo contrario.

Cada trabajador tiene su propia técnica para llevarse los platos, y tu inocente ayuda puede suponerle un doble esfuerzo. 

Además, apilarlos de manera incorrecta hará que la torre sea demasiado pesada y les dificulte el recorrido hasta la cocina.

Ayudar al camarero a servir

En la misma línea, tratar de ayudar al camarero que está colocando los platos que lleva en la bandeja en la mesa puede molestarles. 

Los camareros llevan mucho peso en la bandeja y solo ellos saben cómo está distribuido, por lo que si los coges tú puedes romper ese equilibrio y que acabe cayendo todo al suelo. 

Algo que sí te agradecerán en ese momento es que dejes la mesa despejada: fuera bolso, cartera, móvil, gafas...

No dejes pañuelos usados sobre la mesa

Como cliente, no deberías dejar pañuelos usados u otras cosas similares para que otros los limpien.

Además de ser desagradable para ellos, puedes transmitir gérmenes.

Permitir que los niños corran por el restaurante

Llevar bandejas pesadas de un lado a otro no es tarea fácil. Menos aún si los camareros tienen que ir sorteando a niños que corren por los pasillos.

Si tienes hijos, no dejes que se vuelvan locos por el restaurante y hazles entender que es importante que estén sentados en su sitio para que el personal pueda hacer bien su trabajo. 

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