Aunque es el tipo de demencia más común, la enfermedad de Alzheimer aún no cuenta con un tratamiento eficaz. Por lo tanto el reconocimiento y la intervención tempranos son cruciales. Una afección que en nuestro país afecta a más de 700.000 personas entre los mayores de 40 años ,según el Plan Integral de Alzheimer y otras Demencias del ministerio de Sanidad.

El riesgo de desarrollar esta u otro tipo de demencia se incrementa con los años. Una combinación de factores genéticos y de estilo de vida pueden reducir o multiplicar las probabilidades. Algo que debería animar a la reflexión si se tiene en cuenta que hasta el 40% de todos los casos de demencia están relacionados con factores sobre los que puedes influir. 

La dieta y el ejercicio son clave. Otros de los hábitos que pueden ponerse en práctica incluyen mantener una buena salud auditiva, de higiene del sueño y favorecer los contactos sociales. Esencial  asimismo mantener la mente ejercitada con el paso de los años.

Actividades para proteger la memoria y retrasar la demencia

Aunque algunas investigaciones han señalado el poder de un buen descanso, en general,  los fármacos son hoy el único camino eficaz para ralentizar su progresión una vez la enfermedad hace aparición.

Pero sí es posible llevar acabo cambios destinados a ralentizar o evitar su desarrollo. “Podemos intentar que la pérdida de memoria u otros síntomas sean lo más tarde posible. No es lo mismo comenzar con 60 años que con 90", explica la Dra. Teresa Moreno, neuróloga y miembro de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

"Para intentar retrasar los síntomas, hay que procurar llevar una vida lo más sana posible y cognitivamente activa. Es decir, cuantas más actividades físicas o mentales hagamos, mejor”.

Por ello la especialista recomienda en entrevista con Infobae procurarse una correcta higiene del sueño. Lo que conlleva dormir de manera initerrumpida entre 7 y 8 horas cada noche.

"Se ha visto que un porcentaje alto de pacientes diagnosticados de alzhéimer, realmente lo que tenían era una apnea del sueño. Y, sin llegar a tanto, dormir mal afecta muchísimo a la memoria."

Leer, hacer crucigramas, sudokus.. son algunas de las actividades que recomienda poner en práctica la neuróloga. Todas ellas refuerzan la capacidad cognitiva porque exponen “al cerebro a cosas nuevas”.

En consonancia con esto, el reputado neurocientífico  Richard Restak afirma notar que muchos pacientes en las primeras etapas de la demencia dejan de leer ficción, "porque es demasiado difícil recordar lo que dijo o hizo el personaje unos pocos capítulos antes". Lo cual es un terrible error, dice, "porque leer novelas complejas puede ser un recurso valioso de entrenamiento mental".

“Cualquier tarea que nos haga estar más atento, hace que se fortalezcan las capacidades cognitivas”, expresa en esta línea la doctora. “Todos tenemos experiencia en ir conduciendo a trabajar de manera automática(...) Esto ocurre porque el cerebro lo tiene automatizado y no tiene que esforzarse. Con las películas o los libros de ficción lo que pasa es que innovan, y hacen que el cerebro trabaje más”.

Hay muchos otros ejercicios de memoria que pueden integrarse fácilmente en la vida cotidiana. Uno fácil de poner en práctica sugerido por Restak es hacer una lista de la compra y memorizarla. Cuando llegues a la tienda no la consultes. “Trata de visualizar antes los elementos en tu mente”, aconseja

Memorizar una receta es una excelente manera de mejorar la memoria de trabajo. Otros incluyen ir en coche sin encender el GPS o intentar recorrer las calles de memoria. Un pequeño estudio de 2020 sugirió que las personas que usaban el GPS con más frecuencia a lo largo del tiempo mostraron un deterioro cognitivo más pronunciado en la memoria espacial 3 años después.