Cada 3 segundos alguien en algún lugar del mundo desarrolla demencia. Más de 55 millones de personas hoy padecen la enfermedad. Una cifra que se duplicará cada 20 años, con más de 150  millones de afectados para 2050.

Aunque es el tipo de demencia más común, la enfermedad de Alzheimer aún no cuenta con un tratamiento eficaz. Por lo tanto el reconocimiento y la intervención tempranos son cruciales. A pesar de la importancia, se produce un retraso medio en el diagnóstico de entre 29 y 37 meses desde el inicio de la enfermedad. Esto "empeora el pronóstico, la supervivencia y la calidad de vida de los pacientes", alertan los expertos.

A menudo se piensa que la demencia es un problema de memoria. Lo que lleva a que las señales de alerta salten ante olvidos y lapsus cada vez más frecuentes y llamativos. En cambio, son cada vez más los estudios que apuntan a que los síntomas neuropsiquiátricos ocurren en el período previo a la demencia, incluso antes de la aparición de los síntomas cognitivos.

De hecho, el diagnóstico de demencia, según la Sociedad Española de Neurología se define como una alteración primaria en la conducta y que no exige una alteración de la memoria. 

Cambios de conducta en la demencia

Alterarse con con facilidad si algo no sale como lo esperado, desconfiar de los demás o esconder cosas en lugares extraños pueden ser señales de alerta temprana de demencia, según Daniella Vellone, científica médica de la Universidad de Calgary (Canadá). 

Cuando alguien sufre cambios cognitivos y conductuales que interfieren con su independencia funcional, se considera que sufre demencia, explica en un artículo en The Conversation.

"Sin embargo, cuando los cambios cognitivos y conductuales no interfieren en la independencia de una persona, pero siguen afectando negativamente a sus relaciones y a su rendimiento laboral, hablamos de deterioro cognitivo leve (DCL) y deterioro comportamental leve (DCoL), respectivamente", añade.

Como enfatiza, en un tercio de las personas que desarrollan demencia de alzhéimer, los síntomas conductuales aparecen antes que el deterioro cognitivo. 

Señales de comportamiento que tener en cuenta a partir de los 50

Vellone señala en el artículo 5 conductas que deberían poner sobre aviso si se observan en amigos y familiares mayores de 50 años.

Apatía

La apatía es una disminución del interés, la motivación y el impulso.

En palabras de la experta, una persona apática puede perder el interés por los amigos, la familia o las actividades. "Puede abandonar cosas que normalmente le interesaban, perder la motivación para cumplir con sus obligaciones o volverse menos espontánea y activa"

Desregulación afectiva

Esto incluye experimentar tristeza o inestabilidad del estado de ánimo, pero también volverse más ansioso o preocupado por determinados acontecimientos o por recibir visitas.

Falta de control de los impulsos

Una persona con descontrol de impulsos puede volverse agitada, agresiva, irritable, temperamental, discutir mucho o frustrarse con facilidad. También, aclara Vellone , puede volverse más obstinada  y poco dispuesta a ver otros puntos de vista e insistir en salirse con la suya. 

"Puede desarrollar conductas sexualmente desinhibidas o intrusivas, mostrar conductas repetitivas o compulsiones, empezar a robar en tiendas, o experimentar dificultades para regular el consumo de sustancias como el tabaco o el alcohol".

Inadecuación social

Este concepto refiere, principalmente, a la dificultad para adherirse a las normas sociales en las interacciones con los demás. Hay una pérdida del criterio social que tenían sobre qué decir o cómo comportarse. 

Entre los ejemplos, es posible que la persona se preocupe menos por cómo sus palabras o acciones afectan a los demás, discuta  abiertamente asuntos privados, hable con extraños como si le fueran familiares, diga cosas fuera de lugar o carezca de empatía en las interacciones con los demás.

Percepciones o pensamientos anormales

Se comienza a sospechar de las intenciones de los demás o pensar que otros planean hacerle daño o robarle sus pertenencias. También puede describir que escucha voces o habla con personas imaginarias, y actuar como si viera cosas que no existen.