La alternativa a llorar en el baño de la oficina: una psicóloga te enseña a gestionar los picos de frustración en el trabajo

Cómo evitar llorar en el trabajo
  • Una experta en psicología laboral nos expone 4 claves para gestionar la frustración que sufres en la oficina y mejorar tu bienestar.
  • El enfado es un sentimiento muy poderoso y muy útil, si se gestiona bien, que nos puede ayudar a tomar las decisiones adecuadas para crecer en nuestro trabajo.

Perder ese ascenso que pensamos que nos merecemos o entrar en un proyecto que no nos agrada pueden generar una gran frustración en el trabajo, y es inevitable que a veces nos den ganas de derramar unas lágrimas para liberar estrés. 

Nos encontramos en una época en la que muchas empresas aprovechan el verano para hacer evaluar a sus trabajadores y emprender una reestructuración, concediendo ascensos y cambios de responsabilidad.

El resultado de estas decisiones empresariales no siempre nos resulta satisfactorio. A menudo, no vamos a tomar el rumbo que deseamos en la empresa a corto plazo o no vamos a recibir ese cambio de responsabilidad que estábamos esperando.

Si nos vemos obligados a digerir una noticia que nos provoca una gran frustración, es más probable de lo que pensamos que nos entren ganas de llorar en la oficina, delante de los demás compañeros y de los jefes.

A pesar de que llorar es una de las formas más primitivas y rápidas de liberar estrés, la vergüenza que nos provoca esa muestra de vulnerabilidad puede resultarnos aún más perjudicial para nuestro ánimo que la propia frustración que había desencadenado las lágrimas.

Sin embargo, llorar en el trabajo no es el fin del mundo. 

Un estudio realizado entre 2.000 trabajadores en Estados Unidos en 2018 y publicado en Harvard Business Review, demuestra que el 44% de los empleados, ha llorado en el trabajo al menos una vez.

Según cuenta a Business Insider Marina Dasso, responsable del Hub de psicología de Affor Health, "la decepción es algo muy común en el contexto laboral".

Dasso explica que se trata de un espacio "que no depende totalmente de nuestras decisiones y acciones, sino que siempre estamos en relación a las acciones, esfuerzos y decisiones de otras personas".

Es común que nos sintamos sobrepasados en alguna ocasión, por ello la experta nos propone 4 claves para gestionar la frustración y evitar derramar las lágrimas en la oficina.

Reconocer el sentimiento de duelo y darle un espacio para la reflexión

Para superar un sentimiento muy negativo, debemos "permitirnos sentir el duelo de no obtener lo que deseábamos, o lo que veíamos posible. Esto quiere decir que nos demos un espacio para poder expresarlo, a través del llanto, del enojo o de la negación, etc", afirma Dasso.

Una vez nos hemos dejado llevar por el sentimiento de tristeza o de enojo, debemos tomar un espacio para la reflexión y preguntarnos cómo podemos revertir en el futuro la situación en la que nos encontramos. 

Si no podemos evitar llorar, es preciso encontrar un espacio para ello

Si bien casi la mitad de los trabajadores llora en el espacio de trabajo, es cierto que mostrarse vulnerable en la oficina tiene una connotación negativa, que nos puede hacer parecer débiles o hipersensibles. 

Según el estudio de Harvard Business Review, solo el 36% de los directivos y el 25% de los empleados de primer nivel opinan que llorar en el trabajo no tiene un grave impacto.

Si nos vemos desbordados y sabemos que vamos a llorar sin remedio, Dasso nos recomienda buscar un espacio en el que podamos desahogarnos con tranquilidad, lo que nos ayudará a gestionar mejor nuestras emociones. 

Tras liberar el estrés, la experta nos sugiere indagar sobre las emociones que nos han embargado. ¿Hemos llorado porque estamos tristes, porque sentimos desesperanza o porque estamos enfadados? 

Tomar una perspectiva analítica nos ayudará a decidir cómo enfrentarnos a la decepción y qué caminos debemos tomar para llegar a conseguir lo que queremos.  

Antes de salir de nuestro espacio personal y retornar a la oficina, Dasso nos recomienda "realizar una actividad que nos ayude a conectar con un estado más placentero, como escuchar música, tomar un paseo o escribir".

¿Y si lloramos de rabia porque estamos realmente enfadados?

"El enojo es una emoción que nos provee de fuerza y cuando la expresamos sin regulación puede percibirse como un ataque no efectivo", relata Dasso, por ello no es conveniente que nos dejemos llevar por él, aunque sí que lo tomemos como punto de partida para un cambio.

Según afirma la especialista, "el enfado también es un sentimiento muy poderoso que nos otorga fuerza". Saber transformar esa fuerza en acciones constructivas es posible, una vez hemos digerido el enfado y nos hemos calmado.

En ese momento, deberíamos hacernos preguntas como “¿qué esperaba y no ha sucedido? ¿Es realista mi expectativa?".

"Si mis expectativas son poco realistas el siguiente paso es hacerlas más realistas, pero sin son realistas, puedo preguntarme '¿qué debo hacer ahora para conseguir que mi expectativa se cumpla?' 

Según afirma Dasso, es entonces cuando "el enfado se torna en una fuerza constructiva que nos permite poner un límite si es necesario, o clarificar lo que estoy esperando de alguien y de esa manera revisar qué podemos hacer a continuación", afirma Dasso.

Aprender a tener una actitud más relajada en el trabajo 

Existen dinámicas en el entorno laboral que nos pueden causar una sensación continua de insatisfacción, más allá del sentimiento de decepción que nos provoquen acciones concretas.

En este sentido, Dasso nos recomienda analizar la situación y, si es preciso, "establecer límites claros a las demandas recibidas" por parte de la dirección.

También ayuda el contar con "estrategias para organizar las responsabilidades definiendo las distintas prioridades", de modo que nuestra carga de trabajo sea más productiva y que nos sintamos menos estresados.

Otra estrategia muy eficaz se basa en encontrar momentos de esparcimiento durante la jornada laboral: hablar con los compañeros o salir a tomar un café, ya que eso refuerza el sentimiento de apoyo que tenemos en la oficina y reduce nuestro estrés.

Sin embargo, probablemente la acción más fructífera para abordar el estrés en el trabajo es reducir la importancia que este tiene en nuestra vida. 

Según Dasso, es importante recordar que "el trabajo sólo ocupa una parte del día a día. Poder limitar la dedicación y la importancia que se le da al desempeño en esta área, permite que se puedan valorar otras actividades cotidianas que ofrezcan un mayor bienestar".

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