El lenguaje corporal es una herramienta muy poderosa que influye de manera significativa en la forma en que te comunicas con los demás. 

Cuando hablas en público, las palabras pueden transmitir un mensaje, pero es el lenguaje corporal el que a menudo determina cómo se interpreta ese mensaje. 

Por ello, la importancia del mismo radica en su capacidad para reforzar, complementar o incluso contradecir tus palabras. 

Al entender y utilizar conscientemente el lenguaje no verbal, puedes mejorar tu capacidad de comunicación y tener un impacto más efectivo en el público. ¿Cómo conseguirlo? Estas son las claves:

1. Practica y repite

Tienes que lograr que el dominio del lenguaje corporal sea algo natural para ti. Porque si pretendes impostarlo y fingirlo a la vez que manejas un discurso, es muy probable que no funcione.

Así que debes practicarlo tanto que sea orgánico. Mantener una buena postura, gesticular con las manos, moverse por el espacio o evitar gestos que denotan nerviosismo es fundamental y requiere de práctica. 

Busca un espacio que te permita moverte como en un escenario, con el espacio suficiente para caminar y gesticular, simulando la situación a la que te vayas a enfrentar.

La parte inconsciente del cerebro es capaz de manejar mucha más información que la parte consciente y ese es el motivo por el que debes implantar estas técnicas para que formen parte de ti, sin forzarlas.

2. La cara es el espejo del alma: domina las expresiones

No solo los gestos o movimientos importan, las expresiones faciales son una parte imprescindible del lenguaje corporal.

La cara es tu herramienta más potente para comunicar, lo primero en lo que se fijarán tus oyentes y la clave para que se enganchen al mensaje y conecten con él. Debe reafirmar lo que estás diciendo, transmitiendo confianza y sinceridad.

Necesitas ser muy consciente de tus expresiones. Ni vale ser un "muñeco de cera", ni ser demasiado exagerado. Sé coherente, si lo que estás contando es triste, mantén un gesto serio y si haces una broma, sonríe.

Un buen truco es grabarte mientras practicas para poder analizar los aspectos a mejorar y ser consciente de determinadas tendencias.

Además, establece contacto visual con el público puede hacer que llames su atención.

3. Posturas que empoderan

Otra de las claves a dominar son las posturas de poder. Se conocen así a determinadas poses que fomentan la confianza, la asertividad y el respeto.

Es algo que explicó muy bien la psicóloga social Amy Cuddy en su charla TED y que, desde enconces, se ha hecho muy popular. 

Según la experta, ponerse en una postura de poder antes de hablar al público aumenta los niveles de testosterona, disminuye los niveles de cortisol e incluso mejora el rendimiento. 

Aunque no hay una postura clara en cuanto a esto, son muchas las personas a las que les da resultandos, ayudándole a tener más confianza y reducir la ansiedad previa a un momento así.

Algunas implican separar los brazos separados del cuerpo o apoyándolos en la cadera, apoyarse en la mesa con los brazos firmes. Todo se basa en ocupar el espacio sin miedo. Investiga y prueba para ver con cuál te sientes más cómodo para usarlas de cara al público.