El futuro de los bioplásticos se esconde en la España vaciada: una biorrefinería zamorana capta 180 millones para producir bioetanol a partir de remolacha y maíz

De izq. a dcha: Sergio Camarero, Managing Partner de ARC Capital; Vicente Merino, CEO de EA Green Energy; Markus Beste, deputy CEO de EA Green Energy.
De izq. a dcha: Sergio Camarero, Managing Partner de ARC Capital; Vicente Merino, CEO de EA Green Energy; Markus Beste, deputy CEO de EA Green Energy.
  • El proyecto de Biorrefinería Multifuncional de la localidad zamorana de Barcial del Barco capta 178 millones de dólares (163 millones de euros) de inversión extranjera.
  • La compañía EA Green Energy tiene previsto iniciar en el último trimestre del año la construcción de esta biorrefinería que, a partir de remolacha y maíz, producirá bioetanol y pienso.
  • La empresa ya ha cerrado un acuerdo de venta a largo plazo con una de las multinacionales químicas más importantes del mundo.
  • El proyecto trata de dar seguridad al sector primario, motivo por el cual, el grupo ha firmado un acuerdo hasta 2036 por el que se pagará la remolacha a 42 euros la tonelada a los productores.
  • Una segunda fase del proyecto pasa por la construcción de otra planta similar en la localidad leonesa de La Robla, donde se desmantelará la planta de generación eléctrica de carbón. 
  • “Es un modelo de transformación de zonas de la España vaciada con un potencial tremendo”, asegura el ingeniero tras las tres patentes, Vicente Merino.
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Cintillo especial Coronavirus

La España vaciada tiene mucho que decir en el camino hacia una transición energética. El proyecto de Biorrefinería Multifuncional de la localidad zamorana de Barcial del Barco atrae capital como ejemplo de ello. Hasta 178 millones de dólares (163 millones de euros) de inversión extranjera han sido inyectados al proyecto para poner en marcha esta planta de producción de bioetanol y pienso que quiere convertirse en referencia de la transición verde en España.

Será de la mano de la compañía EA Green Energy que se ponga en marcha una biorrefinería que, a partir de remolacha y maíz, producirá este combustible renovable y pienso. El proyecto cuenta con tres patentes desarrolladas por el ingeniero Vicente Merino, impulsor del proyecto y CEO de EA Green Energy. “Lo que nadie había hecho hasta ahora es una planta multifuncional”, explica el ingeniero agrónomo la clave del proyecto en una entrevista con Business Insider España.

Merino pone de manifiesto la ventaja de producir dos productos distintos en una misma instalación con las mismas materias primas, lo que constituye la clave de su revolución tecnológica.  “Son patentes de proceso. Cuando las hice no existía ninguna planta de este tipo. Protegen la multifuncionalidad con remolacha, maíz y otros productos”, señala el CEO de la compañía. “Parece sencillo pero nadie lo había hecho”

La compañía ya ha cerrado un acuerdo de venta a largo plazo con una de las multinacionales químicas más importantes del mundo. “El etanol es un intermediario químico”, explica Merino. “En el futuro se utilizará para producir bioplásticos y otro tipo de compuestos químicos que se utilizan, por ejemplo, para producir pinturas”. Este biocombustible también tiene aplicaciones en los vehículos eléctricos, concretamente, para la fabricación de celdas de hidrógeno.

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La principal ventaja de esta planta multifuncional es que es capaz de producir durante todo el año, extrayendo la temporalidad de la ecuación. Además, el proyecto trata de dar viabilidad al sector primario. Por este motivo, el grupo ha firmado un acuerdo hasta 2036 en el que se pagará la remolacha a 42 euros la tonelada a los productores, “porque el precio que paga actualmente la industria azucarera no compensa al agricultor”, señala Merino. 

La planta producirá 160.000 metros cúbicos de bioetanol y 120.000 toneladas de piensos. La tercera pata del proyecto es su sistema de abastecimiento energético: la cogeneración en calderas de gas a partir de biomasa. Este último elemento lo convierte en un sistema competitivo frente a los sistemas de producción de biocombustibles de otros mercados como el francés, donde también recurren a la remolacha como materia prima, o el brasileño, donde utilizan caña de azúcar. 

Merino avanza que en sus planes figura que la planta entre en construcción en el último trimestre del año, dependiendo del tiempo que tarden en dar con un banco custodio en España. Además, una segunda fase del proyecto pasa por la construcción de otra planta similar en la localidad leonesa de La Robla, donde se desmantelará la planta de generación eléctrica de carbón. “Se pretende unir la planta de Barcial del Barco con la de La Robla para hacer un nuevo desarrollo del sector en la región de Castilla y León”, afirma Merino. “Es un modelo de transformación de zonas de la España vaciada con un potencial tremendo”.

El ingeniero pone de relieve que este proyecto no solo sirve para impulsar nuevos modelos industriales en España sino que está en línea con los objetivos verdes marcados por la Unión Europea y con la hoja de ruta para salir de la crisis del coronavirus.

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Pero no sólo eso, el proyecto estimulará el empleo en esta zona geográfica, puesto que utiliza materias primas producidas en un área de 50 km, biomasa, remolacha y maíz. Una zona que fue muy dependiente de la industria azucarera y en la que, en los últimos 30 años, cerraron 9 plantas de producción del sector. “Buscamos soluciones para dar otras salidas a la desindustrialización derivada del cierre del azúcar”, señala Marino. Un azúcar que se obtenía  a partir de la remolacha. 

“El proyecto ha sido estudiado con un equipo multidisciplinar en línea con las políticas verdes europeas en un momento de reconstrucción postcovid-19”, asegura el ingeniero. Así, Merino avanza que el siguiente paso vendrá de líneas de investigación asociadas a acuerdos que EA Green Energy mantiene con la Universidad de León y la de Salamanca para producir con el CO2 de la fermentación microalgas para desarrollar más productos, como querosenos o aceites para la industria farmacéutica. 

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La planta representa un nuevo modelo de desarrollo industrial verde para la región castellano leonesa que podría crear 2.000 puestos de trabajo indirectos y un centenar de empleos directos. Si bien hay interés por parte de otros países en entrar a formar parte de este desarrollo industrial, todavía se está valorando la posibilidad de una fase II en la Robla. "Se ha interesado en el proyecto, además, un importante grupo polaco", avanza el ingeniero.

Más allá de la inversión institucional estadounidense, el proyecto industria cuenta tras de sí con el apoyo de aseguradoras así como del Gobierno de España, la Junta de Castilla y León y la Diputación de Zamora. 

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