La cruz del mapa de Blue Banana: de vender sudaderas por Instagram a facturar más de 12 millones de euros y atrapar a toda una generación

Juan Fernández-Estrada y Nacho Rivera, fundadores de Blue Banana.
Juan Fernández-Estrada y Nacho Rivera, fundadores de Blue Banana.

Blue Banana

  • La historia de Blue Banana es la de una marca creada por 2 jóvenes con una inversión de 3.000 euros y que ya factura más de 12 millones de euros.
  • Con la naturaleza como hilo conductor y también comercial, Nacho Rivera y Juan Fernández-Estrada ha cosechado un meteórico éxito comercial en lo que esperan que suponga su aventura más larga. 

La cruz que sirve como logo de las prendas de Blue Banana bien podría serlo de la búsqueda y encuentro de un tesoro –como sí del mapa de un pirata se tratase–. A fin de cuentas, las diferencias entre dar con un cofre en una isla desierta y la buena marcha de la empresa son pocas. No había oro, pero sí un meteórico éxito comercial. 

Cuando en 2016, Nacho Rivera y Juan Fernández-Estrada, amigos de toda la vida y estudiantes de Administración y Dirección de Empresas (ADE), emprendieron un viaje en Interrail por Europa poco podían imaginar que Amsterdam y el escudo de su ciudad sería el comienzo de otra aventura. 

Con una inversión de solo 3.000 euros y con una precaria experiencia comercial, ambos arrancaron el proyecto. ¿Su mejor arma? Su propia vida. Con la aventura y naturaleza como telón de fondo e Instagram como herramienta los resultados no tardaron en llegar. 

Valiéndose únicamente de la plataforma lograron en su primer año unas ventas superiores a los 41.000 euros, que se acabarían multiplicando por 7 en tan solo un año. Todo el crecimiento fue de forma orgánica y a través de la red, donde su comunidad suma más de 400.000 seguidores.

Mediante la publicación de fotos con sus prendas en cada uno de los destinos que iban recorriendo durante el viaje, el nicho fue creciendo: "La gente lo veía, se metía en nuestra página web y se convertían en clientes", relatan. 

 

A partir de ahí, siguieron profesionalizando y ahondando en la estrategia de vender un estilo de vida. Primero con colaboradores a los que enviaban prendas a cambio de fotografías y después contratando a generadores de contenido.

A pesar de la madurez empresarial de la que goza la firma, lo de Blue Banana sigue siendo un relato que invita a la aventura y a la buena vibra. Una historia –aún sin final– que ha llevado a la empresa a cerrar el año con una facturación de 12,7 millones de euros y le anima a pensar ya en alcanzar los 17 millones para 2023. 

La historia por encima del producto

Tienda Blue Banana

Blue Banana

 

Sin embargo, la buena marcha del negocio pretenden sus fundadores que no desdibuje el camino recorrido y por recorrer: "La historia que contemos siempre ha estado y estará por encima del producto". 

Pero dentro de esta loa a la naturaleza, la disonancia no tardó en saltar. Los fundadores fueron conscientes que la filosofía comercial de Blue Banana no podía obviar –al menos no sin una mínima autocrítica– la cuestionada realidad que rodea el textil.

La moda, a fin de cuentas, sigue siendo la responsable del 10% de las emisiones de carbono de la humanidad, según un informe de la ONU. Esto implica más emisiones que los vuelos internacionales y el transporte marítimo juntos

"En nuestros comienzos no éramos sostenibles al 100%", confiesa Juan Fernández-Estrada. "Siempre nos hemos sentido muy vinculados con la naturaleza y poder hacer las cosas algo mejor era para nosotros fundamental", explica Nacho Rivera. 

"En Shein nadie juzgó mi cuerpo": la legión de desencantadas con la moda tradicional que encuentran en la empresa china un salvavidas al que perdonan sus sombras

Y fue, precisamente, esta proclama vital la que sirvió de empuje. El pasado año, Blue Banana se convirtió en la primera firma de moda española que negativizan sus emisiones de carbono. Lo hace compensando el doble de las emisiones que generan sus prendas.

"Somos los primeros pero esperamos no ser los únicos", lanza el guante Fernández-Estrada al resto de la industria que, sin embargo, sigue aún tratando de reformular su modelo de producción masiva  sin ver mermada la rentabilidad de su negocio.

Shein no es la única firma que moviliza a los jóvenes 

Tienda Blue Banana

Blue Banana

Más de 100 personas reman a favor de la empresa y son parte inequívoca de su éxito."Tenemos el equipo que soñamos y es fundamental para lograr cualquier meta empresarial", sostienen. La media está en 27 años. 

Con todo, la compañía ha elevando su facturación un 74% frente a 2021 y su estrategia  de no renunciar al punto físico aún siendo un nativo digital ha dado sus frutos. Las ventas en tienda ya casi igualan a las realizada de forma online.

Y de este éxito cosechado tiene gran responsabilidad el empuje expansionista. La firma ya vende en Estados Unidos, Portugal, Francia o Alemania. La próxima aventura será su desembarco en Latinoamérica.

Así, con la apertura de su primera tienda física en Madrid le siguieron otras repartidas por la geografía española. Así hasta disponer de 9 y 2 corners en El Corte Inglés

Este último movimiento, explican, nace con la intención de que la marca gane también relevancia entre otro tipo de público más allá de la generación Z. Sin embargo, resulta innegable el calado generacional de la marca. Porque Shein no es la única firma que mueve a toda una legión de jóvenes compradores.

No es casualidad las enormes filas que se forman alrededor de la apertura de una nieva tienda como tampoco lo es que su característica cruz esté cada vez más presente en los atuendos de la población mas joven.

¿La receta del éxito? "Esta claro: constancia, ilusión, compromiso y honestidad. Ser conscientes de dónde estamos y hacia dónde queremos ir", explican ambos jóvenes, que en el transcurso de este reportaje se encuentran en Filipinas haciendo gala, claro, del carácter nómada que encarna su vida y también su aventura más larga: Blue Banana.

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