Cómo se ha fabricado el décimo de lotería de Navidad que llevas en el bolsillo

Décimo de lotería

Reuters

Es posible que en el momento de leer este artículo, ya tengas un décimo de la lotería de Navidad 2023 aguardando en tu cartera, en un cajón o en una fotocopia si lo compartes con amigo. Y si además eres una persona curiosa, seguro que has buscado cuáles son las terminaciones más afortunadas, los pueblos con menos suerte o incluso el número que compraría ChatGPT.

Hace unas semanas un pequeño reportaje en Telemadrid mostraba unas imágenes de lo más interesantes: cómo es el proceso de fabricación de cada décimo de lotería navideña, tarea para la cual hay una exhaustiva colaboración entre la Sociedad Estatal Loterías y Apuestas del Estado (SELAE) y la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.

Hasta que el papel llega a tus manos pasa por un montón de fases y procesos: lo que cambia cada año son el color de fondo y la imagen, que siempre representa una estampa de carácter navideño. 

La imagen de este año para la Lotería de Navidad 2023 se trata de un cuadro del artista flamenco Maestro de Sopetrán: La Natividad procede del retablo mayor del monasterio de Sijena (Huesca), un conjunto formado por numerosas tablas dispersado en el siglo XVIII. Muestra a la Sagrada Familia, con el niño Jesús tumbado en el suelo y ocupando el primer plano de la composición. 

Los números que no debes elegir si quieres ganar la Lotería de Navidad

Todo comienza en el taller de impresión de la Real Fábrica de Moneda y Timbre.

El primer paso es común: imprimir las partes comunes a todas las papeletas, como sería la fecha del sorteo o los elementos de seguridad.

"Partimos de bobinas en blanco que van entrando en la máquina de impresión y en cada uno de los cuerpos que tenemos. Aquí es donde se va depositando cada uno de los colores que se aplican posteriormente al papel", explica en el reportaje para Telemadrid Antonio, que lleva más de 40 años trabajando en la Fábrica de Moneda y Timbre.

A través de unos monitores, los responsables controlan a la perfección todo el proceso de la impresión: las pantallas muestran el grado de color de cada décimo, de manera que pueda ajustarse, subirse o bajarse.

Después toca personalizar, ya que cada billete lleva su propio número de la suerte.  

Por último, el final del camino es el corte y empaquetado de los billetes: lo hacen a toda mecha las máquinas especializadas para ello. A partir de entonces y hasta que el bombo anuncie los números ganadores, la suerte está echada.

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