Estas 2 gráficas muestran cómo ha evolucionado el empleo femenino durante las 2 últimas crisis: pocos cambios entre 2008 y 2013 y en paralelo a la ocupación masculina durante la pandemia

Una trabajadora de una tienda de juguetes desinfecta los productos en medio de la pandemia del coronavirus
  • Los datos de afiliación a la Seguridad Social muestran que el empleo femenino se mantuvo más estable que el masculino en la crisis de 2008, pese a que se acortaron las distancias entre ocupados y ocupadas.
  • Mientras, durante la crisis del coronavirus, la ocupación femenina ha sufrido más fluctuaciones que la afiliación entre trabajadores varones, pero manteniendo la brecha de empleo entre sexos.
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Desde el inicio de los registros estadísticos sobre el mercado laboral español en 1986, la tasa de desempleo femenino siempre ha superado al masculino, con la excepción de 2 meses en el otoño de 2009, en pleno repunte histórico del paro en plena recesión mundial, cuando el porcentaje de trabajadores y trabajadoras sin empleo se igualó en septiembre y octubre en el 18,4% y el 18,6%, respectivamente.

Salvo ese breve periodo de empate técnico en plena crisis, en los últimos 35 años los trabajadores han mostrado siempre una menor tasa de paro y una mayor cifra de afiliados a la Seguridad Social que las trabajadoras, un fenómeno que se ha atribuido históricamente a la incorporación de la mujer al mundo laboral, a la interrupción de su carrera profesional por causas de maternidad o cuidado de mayores dependientes o al coronavirus, pero que no es generalizado en todos los países de nuestro entorno.

Así, comparando con los datos del resto de países de la Unión Europea, Francia, Bulgaria, Estonia, Letonia, Hungría, Malta, Austria, Rumanía y Finlandia mostraban una mayor tasa de paro masculino que femenino el pasado mes de abril, mientras que Alemania, Irlanda y Bélgica el desempleo por géneros se encontraban al mismo nivel, al igual que en la media de la eurozona.

En cambio, con las cifras comunitarias de ocupación laboral reflejan en su última referencia segmentada por sexos, correspondiente al último trimestre de 2020, todos los países de la UE cuentan con más hombres que mujeres con empleo, con la única excepción del vecino Portugal, que contaba al cierre del año pasado con 2,29 millones de ocupadas frente a 2,25 millones de ocupados varones.

Estos gráficos muestran cómo la afiliación a la Seguridad Social se ha recuperado del coronavirus más rápido que en crisis anteriores aunque el paro sigue sin alcanzar sus niveles de 2008

Mientras, el mercado laboral de EEUU rompe todavía más con la tendencia hacia la mayor presencia masculina en el empleo y femenina en el desempleo, como reflejan las investigaciones de las economistas Stefania Albanesi y Aysegun Sahin, que muestran que las mujeres nunca han sido mayoría en el mercado laboral estadounidense, pero su tasa de paro ha sido menor que la de los hombres en al menos 5 ocasiones en los últimos 70 años, especialmente en momentos de crisis.

2 crisis, 2 comportamientos diferenciados del empleo femenino

Pero, de vuelta en España, ¿cómo ha evolucionado el empleo femenino durante la Gran Recesión que comenzó en 2008 y durante la que se inició con el estallido de la pandemia? La respuesta, como suele ser habitual en el terreno macroeconómico, se explica más fácilmente con el apoyo de gráficas que permiten comparar de un vistazo las cifras de afiliación a la Seguridad Social de mujeres y hombres durante ambas crisis.

Así, comenzando por la crisis económica que se inició en 2008, la gráfica a continuación muestra el fuerte desplome de las cifras de ocupación masculina a partir de julio de ese año, que supuso la pérdida de más de 2 millones de afiliados a la Seguridad Social a lo largo de los 5 siguientes años, en los que la tasa general de paro alcanzaría su mayor nivel en febrero de 2013, con un 26,3%, que se traduce en más de 5 millones de desempleados de ambos sexos.

Sin embargo, las cifras de afiliación femenina se mostraron mucho más estables, perdiendo menos de 680.000 ocupadas entre el inicio de la crisis y el punto álgido del alza del desempleo, a pesar de que su tasa de paro se disparó más que la masculina en el mismo periodo. Así, el desempleo entre las trabajadoras pasó de un 12,4% en julio de 2008 a un 26,9% en mayo de 2013, lo que muestra que el paro femenino se duplicó mientras su ocupación apenas registró cambios.

Mientras, la gráfica siguiente, que muestra las cifras de afiliación a la Seguridad Social entre febrero de 2020 y mayo de 2021, presenta menos movimientos, algo lógico al tratarse de un periodo más corto, pero menos diferencias entre la caída y posterior recuperación de la cifra de ocupados y ocupadas, a pesar de que se haya mantenido casi sin cambios la brecha entre el empleo en ambos sexos.

Así, la afiliación masculina sufrió un desplome súbito entre febrero y marzo de 2020, perdiendo casi 500.000 ocupados, e iniciando a partir de abril una recuperación lenta que se frenó moderadamente en agosto, diciembre y marzo de 2021. En el caso de las ocupadas, la caída en el primer mes de pandemia fue de algo más de 300.000 afiliadas, pero las cifras tocarían fondo durante el verano pasado para iniciar una remontada más suave que la de los ocupados a partir de otoño.

Comparando estos movimientos con los de la tasa de paro, los cambios son menos acusados que durante la pasada crisis, con el paro entre las trabajadoras pasando de una tasa del 15,5% en febrero de 2020 a un máximo del 18,9% en agosto, el mes en el que España se convirtió en líder europeo en desempleo femenino, para reducirse paulatinamente hasta el 17,4% de abril de 2021, mientras que el paro masculino cayó del 11,9% al 14,8% entre febrero y agosto, hasta alcanzar el 13,7% en abril de este año.

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